Ya no le debe quedar lugar en la vitrina para lucir otro premio más. Benicio Del Toro, con su mirada penetrante y sus gestos de hombre rudo, se ha convertido en uno de los actores latinos más buscados de Hollywood para interpretar personajes complejos. Ante sus aspiraciones de ser actor desde muy pequeño, su familia le suplicó que se recibiera de abogado porque nadie le veía futuro en la actuación. El actor le ha demostrado con creces que su elección había sido la correcta.
Benicio Monserrate Rafael del Toro Sánchez nació el 19 de febrero de 1967, en Santurce, en el suroeste de Puerto Rico. Sus padres, Gustavo Adolfo del Toro Bermúdez y Fausta Genoveva Sánchez Rivera anhelaban que su hijo abrazara la abogacía como la habían hecho ellos. Pero su madre no llegó a ver a su “Beno”, como lo llamaba, llegar a cima de la Meca del cine. A sus nueve años una hepatitis fulminante dejó huérfano al actor. Él mismo reconoce haber tenido una infancia problemática. “Era un niño muy inquieto y nervioso. Creo que tiene que ver con el hecho de que mamá siempre estaba enferma. Fue una pérdida demoledora. De ese dolor nunca te recuperas a lo largo de tu vida”, confesó un Del Toro totalmente conmovido con el recuerdo de aquellos años.
Junto a Gustavo, su hermano mayor, hoy un reconocido oncólogo pediátrico, fue criado como católico y se educó en la Academia del Perpetuo Socorro, una escuela católica de Miramar, en Puerto Rico. “No fue una vida fácil”, confiesa sobre sus primeros años, cuando su cuerpo se iba transformando para entrar en la adolescencia. A los 13 años, su padre decidió que se mudarían los tres a los Estados Unidos y que el actor siguiera sus estudios secundarios internado en un estricto colegio católico de Pensilvania. Al tiempo su padre le dio otra oportunidad al amor y volvió a casarse, esta vez con Wilma Quiñones, pero Benicio no se llevaba bien con su madrastra.
Del Toro no la pasó bien en ese colegio, donde sus compañeros, en su mayoría de clase media, lo discriminaban por ser latino. Su pobre manejo del inglés tampoco ayudaba a mejorar la relación con ellos. Una vez terminada la secundaria y liberado de aquel estigma, siguió el deseo de su padre de ser universitario y comenzó a estudiar Economía en la Universidad de California en San Diego. “Pero aquello no era lo mío”, admite. A los 19 años, por cuestiones que tienen que ver con el azar tomó una clase de teatro. “Tan solo un minuto de clase me bastó para comprender que allí estaba mi futuro. Sentí que para mí actuar era algo natural, algo casi lógico”.
Sin anunciarle sus planes a la familia, abandonó sus estudios universitarios y se mudó a Nueva York para estudiar actuación en el Circle and the Square Theater, para luego regresar a California y perfeccionarse con una beca en el Stella Adler Conservatory of Acting. Durante largo tiempo Del Toro le oculto al padre su creciente pasión. “En Puerto Rico no hay cultura cinematográfica. Allí los hijos raritos suelen dedicarse a la música o al boxeo, pero nadie al cine”. Mientras el patriarca de la pequeña familia estaba convencido de que el dinero que invertía en la educación de su hijo le garantizaría un futuro de trajes y corbatas y una vida más que respetable. “Cuando se enteró no le hizo ninguna gracia”, admitió un resignado Del Toro. Durante muchos años, padre e hijo no se dirigieron la palabra. “Afortunadamente, todo eso ha quedado atrás”, se alegró.
En 1987 consiguió su primer papel en televisión en la serie Miama Vice. Fue en sus comienzos que el actor de Sicario se dio cuenta de que prefería filmar películas ya que podría desarrollar más sus personajes. A partir de esa decisión, Benicio del Toro no paró de filmar y de ganar premios.
Su primer Oscar lo ganó con Fear and Loathing in Las Vegas, en 1998. Pero su gran aparición en la pantalla grande, que le permitió conquistar al gran público fue en el 2000, año en el que filmó: The Way of the Gun, The Usual Suspects y Traffic, con la que logró un éxito de taquilla y llevó al actor al escalón más alto de Hollywood por primera vez en su carrera con un Oscar al Mejor Actor Secundario. En 2003, protagonizó The Hunted, junto a Tommy Lee Jones, y el drama 21 gramos, junto a Sean Penn y Naomi Watts, film por el que cosechó la nominación al Oscar como mejor actor de reparto. También recibió el premio a mejor actor en el Festival de Cannes por su interpretación en el Che, el filme donde se relataba la vida del “Che” Guevara.
Entre filmaciones y premios ganados, en febrero de 2019 recibió otro golpe duro asestado por la vida. Falleció su padre. “Fue algo inesperado, nos tomó de sorpresa -expresó Del Toro en un comunicado-. Mi papá vivió a plenitud alcanzando todos sus sueños, tanto en su vida personal como profesional. Fue un hombre recto, defensor de la ley y el orden. Papito nos inculcó valores y sus enseñanzas son su mejor legado”. A la hora del recordar a su papá, no escatimó palabras ni emoción. “Valoró la lealtad a su familia y a sus amigos, sus amistades las conservó por toda la vida”.
El comunicado incluía un agradecimiento: “Agradecemos a todas las personas que nos han expresado sus respetos y condolencias y les pedimos que nos permitan el espacio que como familia necesitamos en estos momento”.
En una entrevista con The Times fue un poco más allá. Expresó que no quería que su departamento de West Hollywood -que describió como su “cueva”-, fuese “invadida” por una esposa y niños.
Un capítulo aparte merece la vida personal de Benicio del Toro. El actor le escapó toda su vida al compromiso afectivo, a jugar a la familia feliz y ni qué hablar de tener hijos. Durante la presentación del film El hombre lobo, en 2010, describió su vida amorosa “en un limbo”. En la rueda de prensa, cuando le preguntaron si tenía pensado casarse, respondió, tajante: “¿Por qué? Todo el mundo dice: ‘¿Por qué no estás casado?’. ¿Pero por qué me tengo que casar? ¿Solo para tener que divorciarme?”.
Pero como la vida da sorpresas, el 21 de agosto de 2011 nació su única hija Delilah Genoveva Del Toro Stewart, fruto de la “relación” -que duró solo un encuentro- con la hija del cantante Rod Stewart, Kimberly. Aunque no estaban en pareja, ambos decidieron que la niña llegara a este mundo. Eso sí, nunca le faltaron las relaciones, muchas veces efímeras, y otras un poco más duraderas. Casi siempre con colegas.
Con la actriz británica Claire Forlani mantuvo una corta etapa romántica. Con la actriz Alicia Silverstone estuvo dos años. Después llegó una francesa: la actriz Chiara Mastroianni, Heather Graham, la modelo británica Sophie Dahl. Y la lista sigue. Pero el romance más publicitado fue el que mantuvo con Scarlett Johansson, la actriz fetiche de Woody Allen, en 2004.
Benicio del Toro volvió ser noticia en la prensa del corazón en 2011, cuando se anunció su romance con Indiana Vianelli, una actriz francesa 29 menor que el puertorriqueño. En ese momento se hablaba de un año de relación y que Vianelli se había hecho famosa en Francia por participar en algunos capítulos de la exitosa serie Camping Paradise. No se conoce el destino de la relación.
Benicio del Toro, que hoy cumple 55 años, seguirá cosechando éxitos y dólares. De eso no quedan dudas. Pero el destino de su corazón, quién sabe...
To be continued...
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