Phil Collins había conocido a Andrea Bertorelli en la escuela de arte. Él estudiaba actuación y ella danza. Se enamoraron, se casaron en 1975 y tuvieron dos hijos. Él se convirtió en un cantante exitoso. Había sucedido a Peter Gabriel en Genesis. La vida de una estrella de rock tiene su contraprestación. Los discos, las giras, la fama lo habían atrapado. La vida de entrecasa o la carrera profesional. Él tuvo que elegir.
Sentía que no había otro camino que seguir conquistando públicos. El suceso de Genesis se evidenciaba en Inglaterra. En los Estados Unidos, la repercusión no era tal. Era el mercado a explotar. Los recitales en grandes ciudades no habían replicado el furor que preveían. Había que modificar la estrategia. Ya no más grandes escenarios en Chicago, Los Ángeles, Nueva York o San Francisco. Era tiempo de explorar recintos inhóspitos. Su manager le advirtió: hay que ir a tocar a las plazas. Eso implicaba embarcarse en giras largas.
“Si te vas de nuevo de gira, se termina todo”, le dijo ella. “Soy músico. No puedo hacer otra cosa”, respondió él, preso de su soberbia. El diálogo lo reconstruyó Phil Collins años después, superado el trauma. No había concluido la década del setenta, no habían pasado cinco años del casamiento, y la pareja se enfrentaba a un conflicto determinante. Los argumentos de ambos eran presumibles. Que el tiempo pasado lejos del hogar, que los hijos chicos, que la palabra empeñada de que no volvería a suceder, por un lado. Y el “vos me conociste así”, “es con lo que me gano la vida”, “muchas familias dependen de mí”, por el otro.
Phil partió con Genesis a poco de que la familia se mudara a una mansión en las afueras de Londres. Su esposa Andy debía encargarse de las refacciones y del cuidado y crianza de los hijos durante la larga ausencia del marido. Ella cumplió con lo dicho.
No pasó demasiado tiempo hasta que ella comenzó un romance con el decorador. Phil cuenta en sus memorias que él se enteró de la situación por teléfono, con el Océano Atlántico separándolos. Siguió con los conciertos. Los contratos lo tenían atado. El regreso a Inglaterra no fue placentero. Discutieron. Mucho. Con violencia. Con constancia. Phil golpeaba paredes. El matrimonio se desmoronaba. Pero la discusión se interrumpió por otra gira. Faltaban las últimas semanas de tour por Japón.
Cuando Phil Collins volvió, ella había dejado la casa. Se estableció en Vancouver con sus hijos. Phil decidió seguirla. Antes reunió a Tony Banks y Mike Rutherford, los otros miembros de Genesis, y les anunció que dejaba la banda, que desde Vancouver no iba a poder seguir siendo parte. Ellos, que ya habían perdido otro frontman unos años antes con la partida de Peter Gabriel, con prudencia, le dijeron que lo pensara, que dejara pasar el tiempo. Mientras tanto dedicarían los siguientes meses para trabajar en sus discos solistas.
Phil no duró mucho en Canadá. Ni siquiera llegó a desembalar los muebles y cientos de canastos que embarcó. Cuatro meses después estaba de vuelta en Londres. Sus hijos y su ex esposa quedaron en otro continente. Cuando el matrimonio se disolvió, la actitud de Phil fue, para parámetros actuales, al menos tóxica. Llamaba insistentemente, gritaba, golpeaba paredes, acosaba al nuevo amante. La obsesión lo descentró. No podía entender como él había sido reemplazado por alguien que “pintaba paredes” (así lo describió en sus memorias al nuevo novio de su esposa). Phil intentó varias veces regresar pero para ella algo se había roto definitivamente.
Phil Collins no sabía qué hacer con sus días ni con su tristeza que a veces se transformaba en furia y a veces en depresión profunda. Tomaba mucho. Salía con John Martyn (también recién separado), con Eric Clapton, grabó con su ex compañero en Peter Gabriel III.
En la casa vacía, Phil Collins se puso a trabajar. Tenía su batería, un piano, un Rhodes y otros teclados. Todo lo instaló en el cuarto principal, en el que era la habitación matrimonial. Era un intento de exorcismo. Los integrantes de Genesis habían decidido probar una nueva forma de trabajar. Los tres compondrían por su cuenta y luego se juntarían para evaluar el trabajo.
En la última gira por Japón les habían ofrecido algo nuevo: una máquina de ritmos, una batería electrónica. Los otros dos miembros de Genesis intrigados por la novedad aceptaron el regalo. Phil Collins la desechó: él era baterista, ¿para qué iba a querer una? Pero ya en su casa en Inglaterra y montando ese pequeño estudio en su dormitorio, pensó que tal vez se había equivocado. Tanteó a la gente de la empresa para saber si todavía tenía posibilidades de obtener una y la respuesta fue positiva. Allí, con esas herramientas, empezó a crear canciones. Anotaba ideas, urdía pequeños fragmentos, escribía febrilmente en hojas sueltas.
Banks y Rutherford utilizaron 1979 para grabar y editar sus discos solistas. Phil seguía vapuleado por sus tormentas personales. Cuando los tres se juntaron para trabajar en el siguiente disco de Genesis, el que sería Duke, acordaron que, ante este nuevo panorama de incipientes carreras solistas conviviendo con el grupo, las canciones que cada uno tuviera terminadas se las quedaban; sólo traían para trabajar conjuntamente ideas, bocetos y retazos para que los demás aportaran y se convirtieran en canciones de Genesis. Allí fue cuando, Phil mostró sus fragmentos y los demás eligieron los que les parecieron utilizables.
Al terminar la grabación, acordaron que Phil fuera en persona a mostrarle la grabación al presidente de la discográfica, el mítico Ahmet Ertegun, descubridor entre otros de Aretha Franklin, Ray Charles y Otis Reding
Pero Ertegun no sólo escuchó Duke. Cuando Phil le dijo que él había estado grabando algunas canciones solistas, el ejecutivo pidió escucharlas. Collins fue hasta su auto y trajo el cassette con los demos precarios que había grabado en su mansión vacía y silenciosa. Ertegun le dijo que ahí había un disco. Que se pusiera a trabajar apenas pudiera, que él se lo editaba.
Uno de las que escuchó Ertegun fue In The Air Tonight, el que luego sería el primer tema solista exitoso de Phil Collins, casi la canción insignia de su carrera solista.
Había sido escrita en esos meses de desánimo. Probando, dejándose llevar por su estado de ánimo, Phil Collins encontró una melodía triste. Creyó que tenía algo y la intentó convertir en canción. Se puso a escribir la letra que sorpresivamente se le vino encima, entera. Fue una especie de vómito sobre la página. Más que una historia, representaba su estado de ánimo. Dolor, rabia, desesperanza, resentimiento, frustración. Una profunda tristeza.
In The Air Tonight pese al comienzo lento en los charts se convirtió en un enorme éxito. Llegó al número 2 en Gran Bretaña y entró entre los 20 primeros en Estados Unidos. Es una de las canciones distintivas de Collins.
La letra dolorida, la voz perfecta, la base rítmica de fondo. Y la entrada de la batería sobre el final. Sorpresiva e imponente. Una de las grandes partes de batería de la historia del pop. Su ingreso es impactante. Retumba, nadie permanece indiferente al escucharla. Un pequeño terremoto sonoro.
Cuando los miembros de Genesis se juntaron, esta fue una de las canciones que Phil le mostró al resto. Tony Banks la desechó, casi sin terminar la primera escucha. No le parecía un gran tema. Creía que era más una catarsis de Phil que material para un disco de ellos. Cuando In the Air Tonight se convirtió en un megaéxito, esta historia del descarte de Genesis salió a luz. Tony Banks, en su defensa, sostuvo que el episodio nunca sucedió, que no habría tenido motivos para rechazarla. Phil mantiene su versión y aclara: “Mucho mejor que no les gustó. Esa decisión cambió mi carrera”.
“Aunque adoro la canción, en algún momento se convirtió en una piedra colgada de mi cuello” dijo Phil. El dolor de la ruptura, la desazón por sentirse abandonado, por no poder estar cerca de sus hijos le duró muchos años y revivía cada vez que interpretaba el tema en público.
El suceso no consiguió que se apaciguaran ciertos sentimientos, ni siquiera los innobles. Al explotar la canción, Phil se presentó en Top of The Pops el célebre programa musical inglés al que acudían los que llegaban a la cima de los charts. El tocó In The Air Tonight en un teclado, vestido casi como un oficinista, con una escenografía al menos curiosa. Un tacho de pintura abierto con pintura roja cayendo por los bordes al lado del teclado: un mensaje para su ex esposa y el decorador (un mero pintor, para él) por el cual lo había abandonado. Ella durante años le reclamó a Collins por ese mensaje solapado pero televisado.
A cuatro décadas de su aparición, hace unos meses, la canción volvió a entrar en los charts. En todo este tiempo tuvo varias reencarnaciones. Apareció en compilados, en bandas de sonido y sirvió para vender muchas cosas a través de su uso publicitario. Fue utilizada en Risky Businness, la película con Tom Cruise, en el primer capítulo de la serie Divison Miami y en la antológica escena de Qué pasó ayer 2, en la que Mike Tyson toca en el aire el solo de batería para luego noquear a uno de ellos. También inspiró un segmento del videojuego Grand Theft Auto, en el que hay que proteger a Phil de ataques para que pueda brindar un show. Su origen repleto de dolor quedó algo rezagado. Las redes sociales lograron una nueva vida, que los jóvenes que no la conocían accedieran a ella. Los hermanos Fred y Tim Williams, youtubers, subieron un video de ellos reaccionando a una primera escucha del tema. Era parte de una serie de videos que realizaron para hacer pasar los días durante el aislamiento pandémico. Escuchaban clásicos de los 70 y los 80 que les eran ajenos. Pasaron Dolly Parton, Whitney Houston, Marley y Queen entre otros. El deslumbramiento de los dos adolescentes por lo que escuchaban, por la sorpresiva irrupción de la batería se viralizó y la canción volvió a entrar en los rankings.
Los discos son procesos, por lo general, largos. Entre la escritura y grabación de los demos de las primeras canciones y las últimas pasó más de un año. En ese tiempo el ánimo de Phil sufrió transformaciones. El pesar, el dolor y hasta la sed de venganza se imponían pero también, pasados los meses había lugar para otras sensaciones y experiencias. Después de un show norteamericano del tour de Duke con Genesis, Phil conoció en un boliche a una hermosa e inteligente joven de 23 años. Aunque él creyó que sería un affaire pasajero, la relación con Jill Tavelman fue creciendo. Ella algo sabía de cómo lidiar con celebridades: su abuelo era Groucho Marx. La aparición de este nuevo amor permitió que en el disco se filtraran canciones como This must be love y Thunder and Lightning. Canciones de amor, que demostraban un entusiasmo que Phil pensó que ya había perdido. Con Jill se casaron y vivieron felices unos cuantos años. El divorcio entre ellos produjo otro disco, Both sides en 1993.
Phil invitó a varios músicos conocidos para grabar con él. Entre ellos se destacaron Eric Clapton, la sección de metales de Earth, WInd and Fire, Stephen Bishop y Ronnie Scott.
Las canciones eran muy personales. El costado autobiográfico del material era evidente para cualquiera, aún para quienes no conocieran las circunstancias de su divorcio. Para titular el álbum buscó nombres que mostraron eso. Pensó en Exposure (Exposición) pero lo desechó porque ya el guitarrista Robert Fripp lo había usado en un LP. Luego el nombre tentativo fue Interiors (Interiores) pero otra vez la falta de originalidad: Woody Allen había estrenado una de sus películas bergmanianas con ese título. Además, esa palabra podía ser interpretada como que estaba refiriéndose al decorador de interiores con el que su esposa se fue (y no con mostrar sus sentimientos desnudos). Y Phil tampoco quería darle el gusto de que ni su ex esposa ni su nuevo amor se sintieran tan importantes.
Eligió Face Value. Valor Nominal. Él sólo se enfrentaba al mundo. Y sin Gabriel, y sin Genesis. La tapa era un primerísimo primer plano suyo, con cara inexpresiva, sin gestos. Quería mostrar que lo que el público iba a encontrar en los surcos del vinilo: a él, su vida, su dolor. E inició una costumbre que seguiría en sus otros trabajos solistas. Él dando la cara en tapa, mostrando entre otras cosas el paso del tiempo. El proyecto era tan personal que quiso demostrarlo escribiendo a mano toda la información del sobre interior y hasta de la etiqueta que iba en el centro del LP.
El álbum apareció el 13 de febrero de 1981, hace más de cuatro décadas. Phil recién había cumplido 30 años. Era el cantante y el baterista de Genesis. Como con tantos otros integrantes de grupos, aún con aquellos mucho más célebres que él, se esperaba que el disco solista fuera una especie de vacación, un gusto para salir del encierro del conjunto, un capricho que atraería a los fanáticos de la banda y a algunos pocos más.
En Estados Unidos se eligió como primer simple al segundo tema del Lado A, This Must be Love. Fue bien recibido pero no hizo que nadie restara demasiada atención. Los ejecutivos no veían a In the Air Tonight como potencial sencillo. Un tema demasiado oscuro, triste, sin la alegría que las radios del momento pedían. Prefirieron el mensaje optimista, el sonido más acolchado y previsible de This must be love.
Las expectativas no eran demasiadas. Phil hasta creía que ese iba a ser el único disco solista de su vida. No había planeado una gira para presentarlo. Todavía no tenía suficiente material propio: no quería centrar su show en canciones de Genesis (ya tenían el problema de qué hacer con las de Gabriel sin Gabriel). Tampoco había lugar en la agenda. La maquinaria Genesis no debía ser detenida. Acondicionaron una mansión y la convirtieron en su estudio. Entraron a grabar el que sería Abacab, su siguiente álbum. Mientras tanto, contra las expectativas, Face Value crecía en los charts. En especial cuando In the Air Tonight apareció como sencillo. El clima en el estudio de grabación de Genesis se enrareció. Los discos de Banks y Rutherford habían pasado desapercibidos. Como alguna vez dijo Banks muchos años después: “Todos queríamos que a Phil le fuera bien. Pero no tan bien”. El grupo no iba a soportar que otro de sus miembros los abandonara para iniciar una carrera solsita. Phil Collins mantuvo durante más de una década los “dos trabajos” y se convirtió en uno de los grandes nombres del pop y el rock de los ochenta.
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