No se privó de ningún exceso: la cocaína y la heroína eran el alimento de cada día. Ingería toneladas de pastillas de Quaalude, un sedante muy popular en los ‘70 y ‘80, y litros y litros de alcohol. El genial actor, humorista y músico John Belushi, a modo de presagio, dijo en una entrevista: “No pienso tener ningún tipo de consideración con mi cuerpo”.
El 5 de marzo de 1982, Belushi fue hallado sin vida en su habitación del Chateau Marmont del Sunset Boulevard, en Los Ángeles, California. La causa de muerte fue por una sobredosis de speedball, una mezcla de cocaína y heroína en forma de inyección. Tenía 33 años. Hoy cumpliría 73.
Según el sitio Biography, la autopsia determinó que Belushi falleció tras una intoxicación aguda de cocaína y heroína. Aunque el análisis forense alertó a más de un famoso. El estado del Johnn era una bomba de tiempo y un peligro para su salud: padecía de una congestión y distensión pulmonar, inflamación del cerebro y agrandamiento del hígado y obesidad.
La noche anterior a su deceso los actores Robin Williams (en el momento más crucial de su problema con las drogas) y Robert De Niro visitaron a Belushi en su cuarto. Formaban un trío que salía a recorrer la noche con bastante frecuencia.
Pero con el pasar de los días se conocieron nuevos detalles acerca de lo ocurrido esa noche mortal. El historiador Shawn Levy, que publicó El castillo al atardecer, reveló que John Belushi, supuestamente consumió cocaína con sus amigos, Robert De Niro y Robin Williams, apenas unas horas antes de su trágica muerte. Un dato que emergió del libro da cuenta de que el comediante había mantenido varias reuniones con ejecutivos y productores por un proyecto llamado Noble Rot. Los presentes notaron que el actor no estaba bien.
“Quedó claro para todos los que trataban con el comediante que estaba muy mal: su capacidad de atención era insignificante; tomaba y hacía misteriosas llamadas telefónicas durante todo el día. Con frecuencia llegaba horas tarde o se retiraba de las reuniones y citas. Su habitación de hotel era una pocilga; su discurso, disperso e incluso incoherente. La ropa que vestía estaba sucia y arrugada; no parecía bañarse o afeitarse con regularidad. Y apenas dormía”, describió Levy en su libro, y agrega que la escena que encontraron fue alarmante.
“La sala de estar era un caos, estaba destrozada, como si hubiera estado furioso”. Ambos (Williams y De Niro), que llegaron al lugar en diferentes momentos, hicieron lo mismo: estuvieron con él, se asustaron de la gran cantidad de cocaína que estaba servida en la mesa y se fueron. Pero había alguien más en la “fiesta”: Cathy Smith fue la última persona en ver a Belushi con vida. Acusada de inyectar en sus venas la dosis fatal de heroína y cocaína, dos meses más tarde admitió en una entrevista que ella había estado con Belushi aquella noche trágica y le había administrado speedball. “Yo maté a John Belushi. No quise hacerlo, pero soy responsable”, declaró la mujer al National Enquirer. Tras la aparición de la nota “I Killed Belushi (Yo maté a John Belushi)” en la edición del 29 de junio de 1982, el caso fue reabierto.
Smith fue extraditada desde Toronto, arrestada y acusada de asesinato, aunque en un acuerdo con la Justicia de reducción de condena, logró cambiar la carátula a homicidio involuntario. Cumplió 18 meses en prisión.
La muerte del artista interesó hasta el periodismo de investigación política. Es el caso de Bob Woodward, reconocido por haber destapado, junto a Carl Bernstein, su compañero en The Washington Post,el escándalo de la Casa Blanca conocido como Watergate. Woodward publicó en 1984 Wired: The Short Life and Fast Times of John Belushi, conocido en español: Como una moto: la vida galopante de John Belushi, donde dice, tajante, “aquella carrera hacia la autodestrucción”.
Durante los dos años de investigación para su libro, el autor entrevistó a 217 personas, a quienes les pidió sus diarios, sus facturas de teléfono, sus tickets de compras, billetes de viajes e incluso sus informes médicos. “La mayor parte mostraba el lado oscuro de un famoso, en este caso de la vida de Belushi”, explicó Woodward.
Sus orígenes
John Belushi nació en Chicago, Illinois, el 24 de enero de 1949. Hijo de Agnes Samaras y de Adam Belushi, un inmigrante de Albania y camarero que abandonó su ciudad natal, Qytezë, en 1934, a los quince años.
Criado en la Iglesia ortodoxa albanesa, la estrella del programa Saturday Night Live creció en Wheaton, donde formaba parte del equipo de fútbol americano de la Escuela Superior Wheaton Warrenville South High School. Asistió a la Universidad de Wisconsin-Whitewater y al Colegio de DuPage, cercanos a Chicago. El hermano menor de Belushi, James, también actor y comediante.
John conoció a su futura esposa, Judy Jacklin, en una jornada escolar al aire libre, donde el actor utilizó un remo para golpear ¿y conquistar? a la chica en cuestión, manera poco romántica para demostrar interés en una mujer, aunque resultó ser muy efectiva. Durante las siguientes semanas ese muchacho de cejas prominentes y ojos vivaces se dedicó a llamarla todas las noches, hasta que la invitó a un baile de graduación, donde John fue nombrado rey.
Al tiempo la pareja viajaría a Nueva York y luego a Toronto, donde conoció a Dan Aykroyd, su otro Blues Brother, con el que forjó una amistad inseparable hasta el fin de sus días. Uno de los que mejor conoció a Belushi fue también su manager Bernie Brillstein, que decía sobre el actor que “a veces era malo y hasta se merecía una buena patada en el culo, pero más a menudo necesitaba un abrazo”.
A fines de los ‘70 armó un grupo de comedia The West Compass Trio para saltar al The Second City, una empresa de comedia con actividad en el off de Chicago. Lo más importante para el comediante estaba por llegar: su participación en Saturday Night Live, junto a Dan Aykroyd, Chevy Chase, Jane Curtin, Laraine Newman y Gilda Radner.
Pero cuando Chevy Chase se retiró del programa, Belushi demostró que tenía el suficiente talento para convertirse en la estrella del magazine. Aunque, en oposición de lo esperable, en esa época que lo llevaba a la cima, Belushi aceleró su consumo y su tren de vida. En su libro, Woodward escribe: “Entregar o venderle drogas a John era una suerte de juego, como arrojar maníes a las focas del zoo: si le das algo, actuará, hará su papel abominable; si le das algo más, lo tendrás toda la noche en vela, bailando compulsivamente, dejando todo atrás”.
Cada entrevistado, conocido o testigo de su arte le dijo a Woodward que nunca habían visto tanto talento y energía. Belushi era sinónimo de exceso en cada hecho de su vida. “En las entrevistas me di cuenta de que quienes le conocieron habían sido muy cándidos en la carrera hacia la autodestrucción que Belushi había seguido”, aclara el periodista, y agrega: “Todos los que estuvieron cerca de él, familia, amigos, conocidos, fueron responsables de su muerte, porque nadie tuvo el coraje de enfrentarse a él y hospitalizarlo. Al final, la de John es la típica historia de ascenso y caída, muy americana y bastante triste”.
Saturday Night Live se estrenó el 11 de octubre de 1975 en Nueva York y fue el trampolín de Belushi, que comenzó a lucirse con imitaciones célebres, como las de Henry Kissinger, Joe Cocker, Beethoven o la composición de varios personajes. Samurai fue, por caso, una creación desquiciada.
En su mejor momento sumó cuatro años de televisión en la piel de uno de los conductores de Saturday Night Live, donde el actor se convirtió en el líder del ciclo, demostrando un talento imparable. En tanto, la producción recibía infinidad de quejas de los televidentes en vista de su explícita crudeza en algunas improvisaciones. Protagonizó siete películas, como Colegio de animales (1978), donde encarnó al estudiante delincuente John Blutarsky, y su exitoso proyecto Blues Brothers, compartido con su gran amigo Dan Aykroyd. El rotundo éxito al que lo llevó su talento atentó contra la estabilización emocional de Belushi.
Tres años después de ser el protagonista absoluto en Saturday Night Live, Belushi empezó su recorrido cinematográfico con tres películas seguidas, estrenadas entre 1978 y 1979: Goin’ South; National Lampoon’s: Animal House, de John Landis, en uno de sus roles más provocadores; y 1941, un paso en falso del director Steven Spielberg, lo que significó uno de sus grandes fracasos comerciales.
Los fabulosos Blues Brothers
Dan Aykroyd era un excelente compañero de actuación en el Saturday Night Live, pero también era el mejor amigo de John y fue a través de esa consolidada amistad que nació una de las mejores propuestas del programa, los Blues Brothers, Joliet Jake (Belushi) y su silencioso hermano Elwood (Aykroyd).
Todo comenzó con uno de los sketches donde ambos aparecían disfrazados de abeja, pero una noche al salir de un show de blues en el Holland Tunnel, un sitio y desagradable en el que se reunía gente del programa, humoristas, escritores y vendedores de drogas, fantasearon con hacer un dúo de música negra.
Los Blues Brothers tuvieron la ¿suerte? de que su lanzamiento fuera un éxito total desde el primer momento. Enfundados en trajes negros, corbatas angostas, sombreros de fieltro e impactantes lentes de sol armaron un repertorio de clásicos del soul y del Rhythm & Blues.
“No puedo parar ahora hasta que termine la película. Estaré bien”, le dijo a su esposa Judy mientras filmaba The Blue Brothers, uno de sus grandes éxitos en el cine. Es que su pareja intentaba frenar la compulsión de su marido: era un adicto incorregible y esa dependencia que lo dominaba fue la que lo llevó a la muerte.
El periodista Bob Woodward lo describió en pocas palabras: “Fascinante de principio a fin: la penosa historia de un gran talento enfilado inexorablemente hacia la destrucción a golpe de dinero, egomanía y cocaína”.
John Belushi fue enterrado en el cementerio de Abel’s Hill, en Chilmark, Massachusetts, con el rito cristiano ortodoxo tradicional. Y su lápida, con una calavera con dos tibias cruzadas, reza: “Puede que yo me haya ido, pero el rock & roll sigue vivo”.
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