Virginia Roberts Giuffre, la joven que denunció por abuso sexual al príncipe Andrés de Gran Bretaña, no piensa renunciar a su derecho como víctima de lograr Justicia. “No recorro este camino sola, sino junto a otras innumerables supervivientes de abusos sexuales y trata de personas”, explicó la mujer de 38 años
La demanda de Giuffre, presentada en Nueva York en agosto de 2021, fue por las “agresiones sexuales” que habrían sucedido en 2001 en Londres, Nueva York y las Islas Vírgenes, donde residían los abusadores Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, muy cercanos al denunciado príncipe.
Frente a este escándalo de proporciones, la reina Isabel II se distanció de su hijo predilecto sacándole todo tipo de privilegios como heredero de la monarquía de Gran Bretaña. En un breve, pero contundente comunicado, dejó “desnudo” al príncipe: “El duque de York ha devuelto sus afiliaciones militares y patronazgos reales contando con la aprobación y el acuerdo de la reina. El duque de York continuará sin desempeñar ninguna función pública y se defenderá en este caso como ciudadano particular”. Sin embargo, la reina publicó el comunicado tras una extensa conversación con su segundo hijo, en el Castillo de Windsor.
Según el MailOnline, el duque estuvo reunido con su madre durante 90 minutos. Uno de sus abogados, Gary Bloxsome, habría acompañado a Andrés desde su casa cercana, Royal Lodge en Windsor Great Park, y se comenta que lo esperó en el auto hasta que la charla finalizó..
Aunque Andrés haya negado todos los cargos de los que se lo acusan y sostiene que no recuerda haberla conocido, el juez Lewis Kaplan rechazó la moción presentada por el príncipe, allanando así el camino para llegar a un posible juicio civil.
Existe una prueba contundente: una foto donde se puede apreciar al duque de York tomando de la cintura a una Virginia Giuffre de tan solo 17 años. Según contó la víctima a Panorama, la imagen fue sacada por la propia Maxwell, novia de Epstein y su cómplice, en su piso londinense
Si el juicio llegara a concretarse, Andrés se vería forzado a declarar sin la opción de dar falso testimonio. Y no solo eso: el abogado Spencer Kuvin, quien tiene su bufete en el estado de Florida, explicó en una entrevista con el diario Mirror que el proceso podría implicar a otros miembros de la familia real británica. “Incluso cabe la posibilidad de que los abogados traten de conseguir que la reina declare. No dudo de que lo harán, pero será casi imposible de conseguir dado su estatus de soberana”, sostuvo Kuvin.
El abogado estadounidense afirmó que la declaración de Virginia Giuffre ante el juez podría ser de carácter íntimo y personal. “No cabe duda de que el duque será cuestionado con respecto a sus genitales -amplía-. Nada es terreno vedado porque si una menor de edad es capaz de describir el aspecto de las partes privadas del duque de York… ¿Cómo sería eso posible no haber mantenido relaciones sexuales con él?”.
De rebelarse cuestiones tan íntimas del heredero de Isabel II, el escándalo podría tener ribetes inesperados para la corona británica.
Mientras algunos medios británicos publicaban notas acerca de la impunidad que podría lograr Andrés, en los Estados Unidos tomaban decisiones que pusieron en jaque a un país entero.
Mark Stephens, abogado especializado en medios de comunicación, explicó en una entrevista concedida a la cadena BBC que si se llegara a celebrar el juicio podría dañar el prestigio de toda la familia real británica.
“El juez Lewis Kaplan ha tomado una decisión judicial razonada que ha caído como una bomba en el mismo corazón de la familia real y que amenaza con provocar una crisis institucional” -aclara Stephens y agrega que para el príncipe “no existen buenas opciones” en esta situación. “Básicamente, creo que va a tener que, o bien participar en el proceso judicial o bien llegar a un acuerdo, y puede que esta última sea la opción menos mala”.
Según el medio Telegraph, si Andrés decidiera cooperar en el proceso judicial, sería la primera vez que un miembro de la familia real británica comparece ante los tribunales desde 2002, cuando la princesa Ana se declaró culpable de violar la Ley de Perros Peligrosos en el tribunal de primera instancia de Berkshire.
En una entrevista con la BBC, David Boies, uno de los abogados que representa a Giuffre, fue tajante acerca de que su clienta pudiera llegar a zanjar esta situación con un acuerdo económico. “Creo que para Virginia Giuffre resulta de gran importancia que este asunto se resuelva de una manera que sirva para resarcirla a ella y a las demás víctimas. No creo que en estos momentos tenga una opinión firme al respecto (y tampoco podría tenerla) con respecto a cuál debería de ser la solución concreta”.
Cómo fueron los hechos
Hace 22 años, una joven abusada que no encontraba un rumbo para su vida, logró recuperar el vínculo con su familia, ya que sus padres se habían divorciaron tiempo después de que un amigo del matrimonio llegara a abusar de la entonces niña de siete años: era Virginia Giuffre.
Su padre, encargado de las canchas de tenis en Mar-a-Lago, el segundo hogar del expresidente Donald Trump, le había conseguido a su hija un trabajo en los vestuarios del resort. Allí, una clienta le ofreció a Virginia un futuro más próspero: un puesto de masajista con muy buen sueldo. Esa mujer se llama Ghislaine Maxwell.
En aquel entonces Maxwell, que mantenía una relación sentimental y laboral con Jeffrey Epstein, reclutaba chicas como Virginia: deslumbradas por el poder y la riqueza que ostentaba de la pareja.
La “entrevista laboral” que Maxwell le hizo a Giuffre consistió en una visita a la mansión en Palm Beach, propiedad de Epstein, para darle un masaje al hombre, totalmente desnudo, bajo las instrucciones de Maxwell, contó la víctima a los medios y las autoridades judiciales. Ese masaje se convirtió luego en abusos. Y no sólo de Epstein, sino de sus amigos poderosos.
En esas orgías, denunció Giuffre, participó el príncipe Andrés al menos en tres oportunidades, en Inglaterra, Estados Unidos y las Islas Vírgenes, siempre en alguna de las propiedades de la pareja.
En 2011 la foto vio la luz, lo que bastó para que el príncipe perdiese su puesto de enviado especial para el comercio, por su relación con Epstein. Maxwell fue declarada culpable de tráfico sexual de menores y el empresario pederasta Jeffrey Epstein se suicidó en su celda en 2019.
Otra oportunidad en la vida
Ya con la mayoría de edad cumplida, Giuffre le pidió a Epstein que le pagara su formación y los estudios para llegar a ser masajista profesional. Según siempre por los dichos de la víctima, Epstein accedió a cambio de enviarla a Tailandia donde tenía que reclutar a otra víctima para él.
Como la vida siempre tiene una sorpresa preparada, en Tailandia conoció a Robert Giuffre, un australiano experto en artes marciales que se cruzó en Tailandia en el camino de Virginia. La joven que había tenido una infancia y adolescencia de abusos se sintió amada. Se casaron en Australia.
Virginia se alejó de ese pasado, tuvo tres hijos y vive en Australia. La búsqueda de justicia es una deuda que tiene con esa infancia de abusos. Por eso, el dinero que ha conseguido por las indemnizaciones en los arreglos extrajudiciales de su caso contra Epstein y Maxwell, lo ha usado para fundar una ONG y ayudar a las víctimas de abuso sexual.
Por eso, cuando supo de la condena de Maxwell, sintió emoción, que algo empezaba a sanar. Así se lo contó a The Cut: “Mis hijos me han visto pasar por el infierno y volver. Por eso, mi segundo hijo me dio el abrazo más grande y me dijo: ‘¡Mamá, lo lograste!’ y ese fue un momento de fusión para mí, mi niño estaba orgulloso. Todavía estoy muy conmocionada. Creo que se necesita tiempo para sanar, y esta justicia es parte del proceso. Ahora puedo comenzar a trabajar más allá de Maxwell y pensar en los demás que deben rendir cuentas”.
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