Era 19 de febrero de 2020 y Cecilia llegó a la estación de tren sobre la hora. Llevaba un bolso chico, un mal humor silencioso y una pila de libros entre las manos, no porque tuviera pensado leerlos todos en un viaje de seis horas sino para usarlos como escudo: enterrarse en un libro para desconectarse después de varios días agotadores de trabajo, o al menos simular estar leyendo si justo en el asiento de al lado se sentaba un plomo con ganas de entablar conversación.
Era de Palermo, Buenos Aires, pero hacía tres años que Danone, la empresa en la que aún trabaja, la había trasladado a Francia. Así que fue en la estación “París Garre Lyon” que Cecilia Pesao subió al tren número 9715 rumbo a Barcelona donde la esperaban para seguir trabajando. Lo primero que sucedió entre ella y el hombre con el que estaba por iniciar una historia ¿de amor? fue una discusión.
“Cuando llegué a mi lugar me encontré con que él se había sentado en su asiento y había puesto todas sus cosas en el mío. Yo pensé ‘ufff’, no solamente me tocaba todo el viaje con alguien sentado al lado sino que encima tiene ocupado mi lugar. Le dije en francés si podía sacarlas, porque pensé que era de ahí y me contestó en inglés. Y ahí me enojé”, cuenta ella a Infobae.
Cecilia creyó que él “la estaba snobeando”, que le había contestado en inglés para mostrarle lo pobre que era el francés de ella. Pero mientras él la ayudaba a subir la valija y le seguía hablando en inglés, le preguntó: “¿De dónde sos?”. Ella le contestó que era argentina, él se rió. Manuel era español, le hablaba en inglés porque vivía en Londres y era ese el idioma que sabía.
“Y ahí como que se rompió el hielo de ese maltrato, por decirlo de alguna manera, y empezamos a charlar”, sigue. No fue una charla superficial sobre ese bicho nuevo llamado coronavirus del que el mundo estaba empezando a hablar, sino que compartieron juntos las seis horas y 45 minutos que duró el viaje.
Fueron juntos a la cafetería, se metieron en temas personalísimos, “eran charlas más profundas que las que podés tener con un desconocido. Tanto que enseguida él me dijo: ‘Veo que tenés muchos libros, no sé si hoy lo vas a poder leer’. Tal cual, no abrí ni uno”, se ríe.
Cecilia no era la joven etérea y enamoradiza de la película “Antes del amanecer”, sino una profesional de 42 años licenciada en “Tecnología de los alimentos”: una mujer en un puesto gerencial en el área de investigación y desarrollo de una empresa multinacional, un “bicho” de laboratorio y, a la vez, del mundo corporativo.
“En un momento pensé ‘qué raro ésto que me está pasando’, pero sí, me di cuenta de que me gustaba, que cuando terminara el viaje quería volver a verlo”. A Manuel le había pasado lo mismo, aunque decidieron no volver a verse en Barcelona. ¿Por qué?
“Yo iba solo un día por trabajo”, explica ella. Además, cuando estaban por llegar a la estación “Barcelona Sants”, Manuel le contó que dos semanas después tenía que volver a Francia a hacer un curso y le dijo que, si ella quería, podía tomar un tren hasta París para volver a verse. Cecilia sonrió y aceptó. Decidieron juntos qué día, a qué hora y en qué terminal encontrarse y se despidieron sin besos.
“Me pareció buenísimo, le dije que sí, ‘ahí voy a estar’. No sé bien qué pensamos, bueno sí, creo que pensamos que eso iba a pasar, y en ningún momento le di mi teléfono”.
Cecilia pasó el día en Barcelona, cumplió con su trabajo y volvió a París. Era invierno, el COVID ya estaba arrasando en los geriátricos del norte de Italia e invadiendo España y, a poco de haber llegado, el presidente Emmanuel Macron decretó el inicio de un confinamiento estricto, lo mismo que sucedió en Argentina unos días después.
Cecilia no iba a poder ir a la estación a encontrarse con Manuel, tampoco sabía su apellido, tenía sus redes sociales ni su número de teléfono.
Sin que ella se hubiera dado cuenta, sin embargo, Manuel había visto su apellido escrito mientras hablaban de algo laboral, así que la buscó y le escribió: “Hola, soy yo, me parece que por ahora no vamos a poder encontrarnos en París”. También él había quedado encerrado en la casa de su familia en Barcelona así que empezaron a hablar y se hicieron compañía durante lo peor del confinamiento.
“Yo pensaba ‘bueno, en algún momento esto del COVID va a terminar y nos vamos a poder encontrar’. Decía ‘esto no puede salir mal’ porque cuando algo tan poco planeado fluye así, bueno…eran muchas señales. Además él me había buscado, yo no habría tenido forma de encontrarlo”, dice, y en su cara se nota que la historia no tuvo el final feliz de la estudiante francesa (Julie Delpy) y el personaje de Ethan Hawke en “Antes del amanecer”.
“Y después… no sé qué pasó la verdad. Empezaron a pasar los días, los meses y nunca más nos vimos. Como que fue ese flash y después… nada”. El final de la historia parecía cantado pero lo cierto es que tuvo un final aunque no fue, ni remotamente, el que ella había imaginado.
Catarsis
Cecilia había quedado encerrada sola. En París, pero sola. “Se me había pinchado el globo y estaba ahí medio con el corazón partido y una amiga me dice ‘¿por qué no mirás esta serie?’”. Hablaba de Modern Love, una serie recién estrenada por Amazon en la que se contaban breves relatos en tono de comedia romántica basados en historias reales. Esas historias reales habían sido antes publicadas en una columna del New York Times, el diario más prestigioso del mundo.
En plan autoflagelarse, Cecilia miró de un tirón los 8 capítulos y se quedó con ganas de más, por eso se suscribió al New York Times y buscó “Modern Love”. “Y mientras iba leyendo apareció un cartel que decía ‘¿querés mandar tu historia?’, una especie de cuadro de diálogo, como un formulario. Y yo abrí y escribí, pero por catarsis, no pensando que iba a terminar como terminó. No la había ensayado ni corregido: escribí, me descargué y mandé”.
Tenía, además, una restricción. La sección se llamaba “Tiny love stories” (Pequeñas historias de amor), por lo que podía usar máximo 100 palabras.
Enseguida le llegó un mail que no abrió porque pensó que era un “gracias por suscribirte”. Pero al día siguiente llegó otro. “Me decían que les había encantado la historia y me querían entrevistar para publicarla”. La historia de amor trunco salió el 28 de abril de 2020 en la versión digital del diario con el título “A veces un plan romántico no es suficiente”.
El párrafo final del texto que escribió dice: “Acordamos reencontrarnos en París el 19 de marzo. Yo iba a esperar su tren en la estación Gare de Lyon. No sabíamos que el coronavirus nos iba a dejar confinados en diferentes países. Confiando en el poder del universo, no nos habíamos pasado nuestros números de teléfono. A veces un plan romántico no es suficiente”.
Una semana después salió publicada en el papel con el título de la película de Alfred Hitchcock: “Strangers on a train”
La historia era perfecta para dejar registro de las otras consecuencias del coronavirus, así que le avisaron que iban a incluirla en un podcast, después en un libro. Hasta que un día la llamaron para contarle que Amazon había decidido rodar la segunda temporada de Modern Love y su historia había sido una de las 8 elegidas entre cientos de miles.
“Yo no lo podía creer, me parecía insólito lo que estaba pasando”, cuenta ella. Y eso que todavía no sabía quién era el actor que iba a interpretar a Manuel. Le enviaron un contrato en el que acordaba ceder los derechos y le pagaron 10.000 dólares. Después, se sentó a esperar.
La segunda temporada se estrenó el 13 de agosto de 2021 y ahí estaban ellos. Lucy Boynton, la actriz que interpretó a la novia/íntima amiga de Freddy Mercury en la película Rapsodia Bohemia, hacía de Cecilia. El actor que interpreta a Manuel era Kit Harington, el protagonista de “Game of Thrones”.
El capítulo tiene varias licencias (el viaje en tren, por ejemplo, es corto y dentro de Dublin), y algunos chistes internos: como el galán es mundialmente conocido por hacer de Jon Snow en “Game of Thrones”, la chica es -Alcoyana Alcoyana- estudiante de Historia Medieval.
El capítulo termina con una leyenda: “Basado en un ensayo de Cecilia Pesao”. La repercusión fue mundial -especialmente por la expectativa de ver al actor en una comedia romántica-, y a la entrevista en el New York Times se sumaron otras: Vogue, Esquire, CNN.
“Yo pensé ‘le tengo que decir algo, si este chico se entera o me googlea va a pensar que soy una psicótica’”, cuenta ella. Entonces le mandó un mensaje, cuando ya hacía tiempo que él había desaparecido.
“Le escribí: ‘Si querés ver una interpretación libre tuya hecha nada más y nada menos que por Jon Snow, mirá el capítulo 3 de esta serie’. Está basado en la historia que escribí inspirada en nuestro viaje en tren’. Tipo ‘bueno, mirala y hacete cargo de lo que quieras’”.
Él le contestó que la iba a ver y le hizo honor a la historia de amor fallido: volvió a hacer silencio.
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