En 1993 Ylenia Carrisi, una joven de 23 años, decidió pausar sus estudios universitarios y viajar por el mundo. Era una muy buena alumna de Letras en una prestigiosa universidad londinense. Su sueño era ser escritora y pensó que para eso tenía que salir al mundo, a buscar historias, a conocer gente. Pasó unos meses en Belice, luego fue a Nueva Orleans. Su siguiente destino sería México. Pero nunca llegó ahí.
Ylenia Carrisi se esfumó. No dejó pistas ni testigos. Desapareció de pronto. Se desvaneció sin explicaciones. Desde entonces no se sabe de ella a pesar de que sus familiares y los investigadores siguieron decenas de pistas en estos años.
Ylenia era italiana. Y era la hija mayor de un matrimonio de celebridades. Al Bano y Romina Power, ídolos de la canción popular italiana. La fama de los padres le dio al caso una mayor resonancia pero no sirvió para que fuera esclarecido. Esa celebridad tal vez para lo único que contribuyó fue para que la exposición casi obscena del episodio permitiese que se revoleasen pistas falsas e hipótesis absurdas con total impunidad durante años.
Al Bano es un cantante melódico con mucho éxito en Italia y en otros países europeos con una carrera que ya superó los cincuenta años durante los que vendió más de 100 millones de discos. En su infancia vivía en un pueblito de 5.000 habitantes y trabajaba toda la jornada en el campo con su padre. Hasta que decidió partir a Milán para probar suerte con el canto. El padre intentó disuadirlo, convencerlo de no intentarlo porque seguramente fracasaría. Además cantar, dentro de la férrea ética del esfuerzo del padre, no era trabajar. Pero el joven triunfó. Su primer éxito fue la canción Nel Sole que llegó a vender 700.000 copias. Como sucedía en esos años, a partir del suceso se hizo una película del mismo nombre, un vehículo para que el cantante (y otros artistas del sello) llegaran a más público.
Con Romina Power se conocieron en 1967 en el rodaje de ese film. Él tenía 24, ella 16. Romina era la hija de una leyenda de Hollywood, Tyrone Power. El actor había muerto en pleno rodaje de Salomón y la reina de Saba cuando tenía 44 años. Romina en ese entonces tenía 7. Y quedó a cargo de su madre, Linda Christian, una ex actriz de una gran belleza que tuvo un paso fugaz por Hollywood pero que se convirtió en un personaje del Jet Set. Su primer amor fue Alan Ladd y luego se casó con Tyrone Power. El matrimonio con el papá de Romina duró dos años. Pero ella ya no salió de las páginas de las revistas de sociedad y de la farándula. Una de sus hazañas fue casi matar al Rey de Jordania al poner grandes dosis de LSD sin que él supiera en su bebida en medio de un banquete. Linda aceptó que Romina dejara los estudios y se dedicara al cine desde los 13 años.
En las (muchas) pausas del rodaje de Nel Sole Romina se sentaba en un rincón y tejía. Al Bano se acercaba a ella y hablaban mientras ella mirada su tejido. Una escena en particular requirió decenas de tomas: había un beso y Al Bano se equivocaba a propósito para tener la oportunidad de besarla. Iniciaron una relación amorosa.
La madre de Al Bano no aprobó la pareja, se opuso al casamiento: “Todas las norteamericanas son putas. Y se divorcian”, dijo la señora napolitana. La madre de Romina, con pretensión de seguir siendo una estrella de Hollywood, no tenía mejor opinión de su yerno. Para ella él era un simple campesino. Su opinión cambió cuando la llevaron a presenciar una gala especial en la que él cantó en Teherán para el Sha de Irán y Farah Diba.
Después de dos años de relación, ella quedó embarazada. Decidieron casarse. Tantos eran los compromisos profesionales de Al Bano por ese tiempo que la boda se celebró en el único día libre que le quedaba al cantante en su agenda. Tuvieron que convencer al cura del pueblo porque entre que era domingo (ese día no se celebran bodas) y que ella estaba embarazada se mostraba renuente.
Nació Ylenia, su primera hija. Luego vinieron otros tres. La familia se mudó al campo para escapar de los paparazzis. Mientras tanto Al Bano conquistaba Italia y Europa.
A principios de los años setenta se conformó el dúo. No estaba pensado para perdurar. Ella tuvo una participación especial en una canción de su marido que participaba del concurso de Eurovision. Su aparición fue deslumbrante. Romina poseía una belleza cautivadora. Participaron de varios festivales como San Remo y Eurovision. Triunfaron cantando en italiano, en inglés y también en España y Latinoamérica cantando las versiones en castellano. Su mayor éxito fue Felicidad, del que llegaron a vender 25 millones de copias.
Su hija mayor Ylenia siendo una nena cantó algunas veces con ellos y participó como secretaria en algún programa televisivo. Al terminar el secundario fue al King’s College a estudiar literatura. En 1993 decidió tomarse un año sabático. Volvió a Italia, vendió sus pertenencias y partió hacia Sudamérica. Pensaba recorrer el mundo con sus libretas Moleskine y una mochila. Estuvo en Belice unas semanas y luego partió a Nueva Orleans. Allí, según las investigaciones posteriores, mantuvo una relación con un músico callejero llamado Alexander Masakela, casi treinta años mayor que ella. En los últimos días de 1993 su rastro se va haciendo borroso y los testimonios confusos. Su hermano se había comunicado con ella y pensaba pasar Año Nuevo juntos, pero no la pudo ubicar. Las alertas internacionales sobre su desaparición se dieron luego de casi dos semanas de no saber nada de Ylenia. Y ya era tarde. Los rastros y las pistas que pudo haber dejado se habían borrado. La policía de Nueva Orleans detuvo a Masakela pero lo liberó por falta de pruebas. Luego se trató de buscar en la oscuridad. De seguir pistas que nunca condujeron a ningún lado.
A lo largo de todos estos años el caso revivió varias veces. Siempre con gran estruendo y nulos resultados. Apenas se produjo la desaparición, los padres de Ylenia contrataron un investigador privado. Varias pistas lo llevaron hasta República Dominicana, pero la búsqueda fue infructuosa. Un guardián del Acuario de Nueva Orleans declaró que por esos días vio a una joven cuya descripción física era similar a Ylenia lanzarse desde un puente al Río Mississippi mientras decía: “Pertenezco al agua”. Este testimonio es el que se ha inclinado a creer, con el correr de los años, Al Bano.
En 2005 un programa de chimentos español retomó el tema. Volvió a poner el caso en las tapas de las revistas y en la conversación pública al afirmar que Ylenia Carrisi estaba con vida. La conductora Lydia Lozano dijo tener pruebas y certezas de ello. Pero todo se trató de especulaciones e historias inventadas para mantener el interés del público. La mujer tuvo que pedir disculpas y comprometerse a no volver a hablar del tema.
En todos esos años, cada tanto, el teléfono de la casa familiar sonaba y del otro lado se escuchaba una voz que juraba haber visto con vida a Ylenia. Con cada llamada las esperanzas renacían.
En 2011 alguien dijo que se encontraba en un convento de clausura, retirada y haciendo vida monacal. La tía de Ylenia, viajó hasta Phoenix a comprobarlo. Pero no se trataba más que de otra pista falsa. No era un convento de monjas, sino un monasterio donde no había mujeres y nunca habían visto a nadie parecido a Ylenia.
Frank Crecentini, un investigador privado norteamericano, ofreció sus servicios gratuitos a la familia pero fue rechazado. A él no pareció importarle demasiado porque siguió con el tema durante más de una década. Cada tanto vuelve a aparecer con un hallazgo revelador que sólo se sustenta por sus afirmaciones. Crecentini se cruzó con Al Bano en varias oportunidades. En realidad, el cantante no se dirige a él, pero el supuesto investigador contesta cada afirmación del padre de la chica.
Hace unos años un asesino serial norteamericano declaró que él había matado a Ylenia. Dijo que la había visto en la ruta haciendo dedo, que la había subido a su camión y que esa misma noche la había ultimado. E identificó el cuerpo como uno que la policía había encontrado en 1996 sin poder determinar la identidad. Pareció que, por fin, el misterio se terminaba. Pero los exámenes de ADN demostraron que el cuerpo no era el de Ylenia Carrisi.
En 2014, treinta años después de su desaparición, Al Bano solicitó a la justicia italiana la declaración oficial de muerte de su hija. Se trató de un mero trámite dado que había pasado largamente el plazo legal que se necesita para determinarlo. Más allá de alivianarle a sus otros hijos los trámites de su propia herencia en el futuro, Al Bano necesitaba eliminar la incertidumbre, terminar con el tema, que alguien más dijera -y si era de forma oficial mejor- lo que él en su fuero interno sabía desde hacía décadas: que su hija ya no iba a aparecer, que Ylenia está muerta.
Romina Power se opuso. Ella sigue creyendo que su hija está viva y la sigue buscando. Cada nuevo dato, cada pista por lejana que sea, cada nueva teoría alimentan su ilusión. Se aferra a esos hilos delgados para no perder la esperanza de volver a encontrarse con ella.
Romina y Al Bano se separaron al poco tiempo de la desaparición de su hija mayor. Fue un impacto para la opinión pública italiana. Parecían el matrimonio perfecto. Pero el dolor y la incertidumbre los terminaron de derrumbar. Se miraban a los ojos y ya no veían lo que habían visto desde hacía un cuarto de siglo. Cada mirada era la confirmación y el recuerdo de que Ylenia no estaba. Al Bano se volvió a casar en 1999 y tuvo otros dos hijos.
Con los años ambos dieron a conocer que la pareja ya tenía problemas desde antes de lo de su hija mayor. Y cuando casi veinte años después, Al Bano reconoció que él ya no tenía ilusiones, que había asumido la muerte de su hija, mantuvo con su exesposa una larga pelea mediática en la que se cruzaron acusaciones muy fuertes. Romina y su madre afirmaron que Ylenia se había ido de la casa porque no soportaba a su padre, que Al Bano se había convertido en un dictador doméstico y hasta que habían existido episodios de violencia doméstica (aunque luego quiso minimizarlos diciendo que eso era habitual en los hombres del sur italiano). Por su parte la repuesta del cantante no fue calma tampoco. Dijo que Romina había introducido a su hija en las drogas y que en unas vacaciones había mantenido relaciones sexuales con el novio de Ylenia. Luego de este enfrentamiento medio obsceno pasaron años de silencio. Lo que quedó claro fue que lo que los separaba era la postura frente al destino de su hijo.
En 2013 el dúo se volvió a juntar para una presentación especial en Rusia. Lo consiguieron los millones de un magnate. Sobre el escenario, pese al tiempo pasado, pese a que Romina hacía años que no se presentaba ante el público (Al Bano nunca dejó de cantar: “la música me salvó la vida”, dijo), todo volvió a fluir. Los pedidos de contratación llegaron como un aluvión. Y desde entonces y hasta el comienzo de la pandemia se presentaron juntos regularmente. Eso hizo que los rumores de romance volvieran a circular. Dos circunstancias recientes hicieron ilusionar a los fans. En 2018, Al Bano se separó de su esposa la conductora de TV Lorena Lecciso. En 2020 Romina Power pasó la cuarentena en un pequeño pueblo italiano, muy cerca de donde reside su ex marido.
La última de esas versiones circuló pocos meses atrás. En julio de 2021 varios medios sensacionalistas italianos afirmaron que Ylenia había sido encontrada en un sótano de Nueva Orleans. Dijeron que vivía junto a un grupo de indigentes y que pasaba sus días drogada. Después de un par de días de titulares rimbombantes y de horas de televisión en los programas de chimentos, la historia se fue evaporando ante la falta absoluta de pruebas. Se trató sólo de otro (perverso) juego mediático que lo único que demostró es que el tema, pasado ya más de un cuarto de siglo, sigue generando interés.
Ylenia Carrisi hubiera cumplido 51 años el mes pasado. Hace 28 que está desaparecida, hace 28 años que es la protagonista de un misterio que parece quedará sin resolver. Para su madre siempre habrá esperanzas, siempre seguirá cada pista que aparezca por inverosímil que suene. Ella nunca dejará de buscar a su hija.
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