A los 23 años era el artista más vendedor del planeta. Estaba en todos lados. A los 24, su carrera se había terminado. Vanilla Ice pasó de rey del mundo a paria en unos pocos meses. Nadie vio venir su ascenso vertiginoso. Él no pudo adivinar su caída, más rápida aún.
16 semanas en el primer puesto de los álbumes más vendidos, el hit global de Ice Ice Baby, 11 millones de copias vendidas, el video más emitido por MTV durante meses, gira con entradas agotadas, tapas de revistas, una película en marcha. Y un noviazgo de varios meses con Madonna (que quedó perpetuado en las páginas del lúbrico Sex). Eso es el éxito. Durante esos meses nadie en el mundo tenía más éxito que él. Pero duró poco. Muy poco. Y la caída fue tan abrupta como el ascenso. El espectáculo de ese descenso tiene algo obsceno. No se puede dejar de mirar. Los intentos por volver, por recuperar algo de lo perdido, se vuelven patéticos, dolorosos. Vanilla Ice dejó de ser demasiado rápido. Todo lo que sigue, el resto de su vida, es nostalgia. Como un deportista de elite retirado prematuramente. Sabe que lo mejor ya pasó. Vanilla Ice vive detenido en esos meses de 1990 y 1991.
Robert Matthew Van Winkle nació el día de Halloween de 1967. Se cree que en Dallas. No conoció a su padre que los abandonó antes de que el naciera. Con el correr de los años se fue mudando a las distintas ciudades en las que los maridos de su madre conseguían trabajo. De adolescente sólo demostraba interés por el hip hop y las carreras de motos. Su sueño era correr en una gran categoría del motociclismo. Como en las fiestas rapeaba, y era el único blanco que lo hacía con cierta destreza, los amigos le bautizaron MC Vainilla. En las fiestas multitudinarias, él se destacaba: nadie bailaba breakdance como él. Apenas se ponía a realizar piruetas, un círculo se iba abriendo, despejando la pista. Había que hacerle lugar para verlo bailar. Ya nadie lo llamaba Van Winkle. Dos años después, el chico que maravillaba en las fiestas llegaba al número de los rankings de todo el mundo.
Grabó un disco llamado Hooked en un sello muy pequeño. El single difusión fue una versión rapeada de Play That Funky Music. No pasó nada con la canción. Hasta que Dj de una radio pasó el lado B del single: Ice Ice Baby. Un sello subsidiario de una gran discográfica compró el disco. Grabó unas pocas canciones más, cambió la tapa y el nombre. Lo llamó To The Extreme. La Vanillamanía estaba por empezar. El single de lanzamiento en este caso sería Ice Ice Baby. Ya no había dudas al respecto. Los primeros que escucharon el tema pensaron que se trataba de un rapero negro.
Fue como si alguien se hubiera parado frente a su vida y bajando la claqueta, hubiera gritado ¡Toma 2! Ese segundo intento no estaba destinado a convertirse en un boom. Apenas en que sus canciones se difundieran más, a empezar a construir una carrera. Para el gran salto, en caso de que fuera posible, todavía había que esperar. La mayoría de las canciones eran las mismas que las radios no habían pasado unos meses antes. Pero alguien confió. Le entregó 8.000 dólares para que filmara un videoclip. Un presupuesto exiguo (que se nota en las imágenes y en los cromas). “Sin video, no hay canción”, le dijeron. Además a él no había que escucharlo; había que verlo. Bailaba muy bien y sus movimientos eran enérgicos y originales.
Ice Ice Baby está construida sobre la línea de bajo y el piano de Under Pressure, la canción de Queen y David Bowie. No se necesita saber de música ni tener un oído prodigioso para reconocerlo de inmediato. Cuando el tema se convirtió en un éxito descomunal, el reclamo por los derechos de autoría se hizo inevitable. La primera reacción de Vanilla cuando le preguntaron por el sampler fue negar. Dijo que él había incorporado notas en el medio y que, por lo tanto, los compases no eran iguales. Podían sonar parecidas pero no había plagio. El argumento resistió poco. Hubo arreglo extrajudicial y el rapero blanco tuvo que compartir las regalías percibidas hasta ese momento e incorporar a los músicos ingleses como co-autores de la canción. La leyenda sostiene que Brian May escuchó Ice Ice Baby por primera vez en una discoteca alemana. Fue hasta la cabina del DJ para averiguar de quién era esa canción. El Dj le dijo que ese tema se había convertido en un hit en todo el mundo.
La canción subió en los charts. Y llegó al número 1 del chart de Billboard. También el disco lo hizo, desplazando a MC Hammer de la cima. Ice Ice Baby fue el primer tema de Hip Hop en alcanzar el número 1.
Eso, más que como un logro, fue visto como una afrenta. Hoy lo llamarían apropiación cultural. Los puristas del rap lo consideraron una usurpación. No entendían como tenía éxito eso que en realidad parecía una parodia de lo que ellos venían haciendo.
Pomposo y arrogante paseaba su gran momento por todos lados. Estaba convencido de lo que le sucedía era algo merecido, casi inevitable. Pero no hay que buscar por ahí los motivos de la caída. El mundo del hip hop es presuntuoso, es uno de los elementos indispensables del género.
Algunos sitúan el comienzo del fin de Vanilla Ice en una entrevista con Arsenio Hall, el conductor de Late Night que estaba en su apogeo en ese momento. Fue una especie de duelo que sólo hizo enojar al músico. Arsenio lo acorraló con sus preguntas y lo trató de fraude.
A la distancia, sin embargo, lo que parece que marcó el hundimiento de la carrera de Vanilla fue lo endeble de su propuesta artística y la ambiciosa voracidad con la que manejaron su carrera. Parecía que ni él ni sus managers confiaban en que eso podía durar demasiado. Así que hicieron todo a la vez y saturaron al mercado, demostrando de esa manera que no tenía demasiado más para ofrecer. A los pocos meses sacaron un disco en vivo que fue apaleado por la crítica, participó en un film de las Tortugas Ninjas, entró a grabar el segundo disco, hizo giras por Estados Unidos y por el mundo y empezó a filmar una película como protagonista. Este proyecto fue el que más tardó en darse a conocer por la naturaleza del cine, son procesos más largos. Cuando llegó a las pantallas, en noviembre de 1991, un año después, ya nadie estaba interesado en lo que Vanilla Ice podía ofrecer. Los números en la taquilla fueron insignificantes. El cine es un negocio impulsado por estrellas y el rapero ya no lo era.
Como si el nivel de exposición no fuera suficiente el romance de ocho meses con Madonna lo instaló en las tapas de todas las revistas de espectáculos. Él ofició de modelo para varias de las fotos del libro de desnudos Sex de la diva.
Después de esos meses de éxito y furia mediática, todo se convirtió en una bola de confusión, en una carrera persiguiendo la liebre de un nuevo hit. Pero esa carrera estaba condenada al fracaso. Vanilla Ice ni siquiera era objeto de consumo irónico. Nadie esperaba nada de él. Y cuánto más hacía por captar la atención ajena peor era.
Los siguientes discos no fueron bien recibidos. Y Vanilla Ice dejó de ser un músico para los ojos del público. Se transformó en un personaje mediático. Alguien que vivía de las glorias pasadas (de esa única canción), de su desparpajo y paseaba su fracaso actual por todo tipo de programas de televisión. Se convirtió en carne de cañón de reality show. Participó en programas de citas, de cocina, de baile, en los de convivencia prolongadas, de emprendedores. No ganó ninguno. Hasta que tuvo su propio reality. También hizo algún número en la lucha libre.
Tal vez lo que mayor repercusión haya tenido en los últimos años fueron sus breves participaciones en películas de su amigo Adam Sandler.
Hace unos años, Nike sacó un modelo de zapatillas con su nombre. Las New Blazer Sb High- Vanilla Ice formaban parte de una serie muy particular. Los otros que fueron homenajeados en la colección fueron Milli Vanilli, M.C.Hammer y Pee Wee Herman (el animador infantil cuya carrera se desplomó luego de ser encontrado masturbándose en un cine). La colección se llamaba Fallen Heroes (Héroes caídos en desgracia). Una descripción perfecta.
En 1994 intentó suicidarse. El consumo de drogas era desbocado. Éxtasis, cocaína, heroína. Una sobredosis de heroína que logró superar gracias a la intervención de unos amigos que lo revivieron y trasladaron a un hospital.
Vanilla Ice tuvo varios problemas con la justicia en los años siguientes. Fue denunciado por violencia de género en dos ocasiones por su esposa. También fue acusado de robar una casa. En ambos casos obtuvo condenas condicionales y tuvo que realizar centenares de horas de trabajo comunitario. Pocos años atrás debió dar cuentas ante la justicia porque dos de sus mascotas se escaparon y atemorizaron al barrio: un canguro y una cabra.
Vanilla Ice es joven todavía. Tiene 54 años. A nadie le quedan dudas de que seguirá intentándolo. Pocos creen que lo logrará de nuevo. Pero él ya abandonó a Robert Van Winkle hace tres décadas. Seguirá siendo Vanilla Ice hasta el final.
SEGUIR LEYENDO: