La banda se llama “Stay homas”, algo así como “Quedate en casa” y, el nombre habla, de mínima, de un punto de partida: es la banda que la pegó en la cuarentena, la que se hizo viral en el peor momento del confinamiento de España. Tres músicos en una terraza de Barcelona cantando en catalán, castellano, inglés y portugués que ya tienen casi 400.000 seguidores en Instagram y que están por venir de gira, ahora que se supone que volvió la libertad, a Buenos Aires.
Celeste Giardinelli -20 años, comunicadora, la protagonista de esta historia de amor centennial- no dice “está buena”, “me gustan algunos temas”. Dice “es la banda que me salvó la cuarentena”. Vive en San Telmo pero es chaqueña y la cuarentena la dejó varada durante seis meses allá, en Resistencia, a donde había viajado creyendo que iban a ser sólo dos semanas de encierro. “Cantaban cosas muy divertidas, era música para ponerle onda a la vida”, dice a Infobae.
La cuestión es que pasó el tiempo, el mundo comenzó a abrirse, la banda empezó a tener recomendaciones de músicos conocidos -como Michael Bublé- y anunciaron un tour por Europa primero y por América después.
“Empecé a dar muchas vueltas para sacar las entradas”, cuenta ella. El tema es que la banda no es muy conocida en Argentina y “aunque muchos amigos me habían dicho ‘vamos’, no tenía sentido ir con alguien que no la valorara lo suficiente. Yo amo a esa banda. Así que dije ‘que la historia sea épica’, al menos por la anécdota”. Fue así que compró dos entradas -gastó unos 4.000 pesos- y escribió lo siguiente en su cuenta de Twitter, en la que tiene casi 15.000 seguidores:
Se supone que Celeste tiene un perfil serio en esa red social. Por unos amigos que pertenecen al mundo de las inversiones, tiene muchos seguidores “del mundo cripto”, conversaciones sobre finanzas en su Timeline. Así que lo de “esto es invertir” era un chiste de nicho, “una boludez, una forma de decir ‘comprar entradas para buscar novio, esto sí es una inversión’”, se ríe.
Ese mismo 26 de septiembre, mientras estaba en su casa esperando la visita de su mamá que venía de Chaco, empezó a recibir notificaciones, una tras otra. Alguien le escribió: “Pero dejá tu mail”, y ella publicó, sin pensar lo que iba a pasar, el laboral.
“Me explotó la casilla”. En un rato, esas dos líneas tenían más de 60.000 likes y casi 250 comentarios, de quienes se postulaban o de quienes se habían enganchado con la novela. En el camino, la historia llegó también a la banda, que también la compartió en sus redes: “Stay home es mejor que Tinder’”, escribieron.
Fueron 86 mails con propuestas concretas: “Hombres que se armaron currículums, por ejemplo. Uno puso un resumen de sus relaciones anteriores, de cuándo a cuándo duró, razones por las que se terminó. Otros me decían ‘soy soltero, estoy separado, no tengo una ex por superar’”, todas cualidades que ahora, con el Wanda Gate de antecedente, suman. “Yo tengo bastante mal gusto -confiesa ella-. Mis amigos decían que ellos podían ser mi oficina de Recursos Humanos, recibir los CV y hacer el filtro por mí”.
Hubo propuestas de mujeres - “¿te van las minas?”-, propuestas de menores de edad - “una chica me dijo que podía pedirle a la mamá que sacara una entrada más para ir las tres”-, propuestas amistosas - “si sos torta bien, sino puedo ser tu amiga”-. Hubo quienes se fueron a seguir la evolución de la historia a su Instagram y vieron sus contenidos (tiene videos en los que les pregunta a la gente cómo fue su primer beso o por qué le gusta alguien) “y me escribieron para decirme ‘si te gustan las historias de amor, te va a gustar la mía’”.
Pero hubo uno que, no sólo fue el primero, sino el aclamado por los comentaristas gracias al meme del Sr. Burns enamorado, con flores y bombones, que eligió para cerrar su propuesta.
Lo insólito es que Celeste habló del tema en una columna que hace en un programa de radio - “lo bizarro que es el amor de lo centennials, que nos podamos conocer así-, pero no contestó ningún mail durante un mes.
Hasta que hace unos días una amiga la sacudió. Celeste eligió al del meme del Sr. Burns por varias razones: “Derecho de piso, porque fue el primer mail que recibí”, los temas de conversación que le propuso -él es vegetariano, ella ambientalista-, y porque ese meme es todo.
Siempre en “plan Recursos Humanos que recibe una postulación laboral”, ella le contestó formalmente. “Te pido disculpas por haber demorado un mes en contestarte, tenía que resolver unas cosas. Estoy para que nos veamos, cordiales saludos. Atte, Celeste”.
El domingo a la noche, escribió otro tuit. “Bueno, ESTOY AHORA MISMO EN SAN TELMO CON ÉL”, dice: nueve palabras, el meme y las fotos de las manos del joven, igual: 25.000 likes.
Ya en el restorán Nápoles, los dos confesaron que estaban ahí “por la anécdota”. Ninguno de los dos tenía fe en la cita”. Pero la cita no fue de a dos sino de a miles, porque “resultó ser un psicópata de las redes, igual que yo. Nunca nada me enterneció tanto...le dije ‘vos vas a ser mi Camilo’”, se ríe. Fue una cita masiva porque ahí mismo ella puso una foto de las manos de él y abrieron una caja de preguntas que él fue respondiendo con pulgares arriba, pulgares abajo.
Claro que él -que es periodista y community manager de un club- no había escuchado a la banda, así que llegó un momento en que ella avisó en las redes: “Bueno, ahora nos vamos a casa para el postre”, y le dijo a él “vamos y te hago escuchar un álbum entero”. Era la medianoche y, en la casa de ella, amanecieron.
“Cuando se asomó al balcón, le habían llevado el auto. Qué manera de quemar etapas, el mismo día hasta hicimos trámites juntos”, se despide ella. Sólo el remolque costó lo mismo que las dos entradas. Teniendo en cuenta aquel primer tuit - “Acabo de sacar 2 entradas para ir a ver a la banda que me gusta con quien sea mi novio en noviembre”- ahora queda poco y mucho a la vez: que la cita, de mínima, sobreviva para llegar de a dos el 11 a la Trastienda.
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