Ella ya tenía treinta años. Sabía que podía ser su última oportunidad. Trabajaba sirviendo café en un bar. Antes había lavado copas, había hecho fotocopias en una oficina y había trabajado en comercios vendiendo desde zapatos hasta artículos de limpieza. Cyndi Lauper, mientras tanto, por las noches, seguía cantando y aceptando cada show que le proponían. Estaba acostumbrada. Hacía más de una década que lo hacía. Al principio fueron bandas de covers. Por su ductilidad y su excepcional rango vocal se daba el lujo de cambiar de estilo según sus compañeros. Cantó desde rock clásico –versiones de Led Zeppelin, The Who y Janis Joplin- hasta temas country pasando por el soul.
Pareció que la gran chance había llegado en 1980. El grupo se llamaba Blue Angel y ella era la frontwoman, la cantante. Sonaban bien, tenían buenas canciones y mucha ilusión. Pero el disco pasó totalmente desapercibido. Recibió alguna crítica laudatoria pero nadie pareció escucharlo. No vendió nada. Blue Angel no superó la desilusión. Todos sus integrantes debían ganarse la vida no podían seguir esperando. La banda se disolvió. Lo habían intentado y no había resultado. Cyndi volvió a servir mesas.
En 1983, su novio el guitarrista y productor Dave Wolf logró que un ejecutivo de CBS la escuchara. Le ofrecieron un contrato algo leonino. Pero a ninguno de los dos le importó. Cyndi Lauper Iba a poder grabar un disco. Uno más. Esta vez no podía fallar. Creían en ese aforismo de Scott Fitzgerald que dice que “en las vidas norteamericanas no hay segundo acto” y la ocasión los tomó por sorpresa. A principios de 1983 entraron a grabar She’s So Unusual, el primer disco solista de la cantante.
Cynthia Ann Stephanie Lauper Thornton nació en Brooklyn junio de 1953. Sus padres se separaron cuando tenía cinco años. Su madre se volvió a casar y a divorciar varias veces. Cyndi desde chico mostró su vocación musical. Y su voluntad para no parecerse a nadie. Su conducta siempre fue algo excéntrica y bastante diferente a las de sus amigas. Fue expulsada por mala conducta de su colegio secundario (que años después, luego de que ella se consagrara, le otorgó un diploma honorífico). Según cuenta en su libro de memorias a los 17 se fue de su casa cansada del marido de turno de la madre que la acosaba y que solía espiarla mientras ella se bañaba o cambiaba.
Salió sin rumbo ni dinero. Su único plan cierto era dedicarse a la música. Pasó dos semanas internada en un bosque canadiense viviendo en y de la naturaleza. Luego se instaló en donde mintió su edad –dijo tener 19- para conseguir un trabajo que le permitiera comer todos los días y poder dormir bajo techo. Las bandas de covers y los shows constantes le permitían ir adquiriendo experiencia y ganar unos dólares extras. En una de ellas sufrió una violación por parte del guitarrista de la banda.
Una noche después de un show, cuando el alcohol ya había hecho su trabajo, entre bromas el hombre amenazó con penetrarla con un consolador. Cyndi no entendía si se trataba de una borma de mal gusto o si su compañero hablaba en serio. Las dudas se disiparon cuando la empezó a perseguir. Ella se negaba y pedía por favor que no. Dos mujeres presentes en la reunión ayudaron a capturarla y la inmovilizaron entre risas, mientras el hombre le bajaba la ropa, la desnudaba y la penetraba con el dildo sin escuchar los ruegos de Cyndi. En su libro de memorias, la cantante resalta que la colaboración de dos mujeres en el hecho empeoró todo, que esa complicidad la terminó de devastar.
Poco después, en 1977, su voz se rompió. Sufrió una lesión en las cuerdas vocales. Los médicos le dijeron que ya no podría cantar, su instrumento principal, su arma había quedado inutilizada para siempre. Ella no se rindió y trabajó junto a una coach vocal que la ayudó a recuperar la posibilidad de cantar.
Luego llegó la experiencia agridulce de Blue Angel. EL sueño de la grabación profesional, de un lanzamiento pero también el choque contra la certeza de que el éxito era muy difícil, sino imposible.
Tres años después, cuando la esperanza menguaba, recibió la propuesta de una subsidiaria de CBS.
Cyndi y Dave Wolf necesitaban canciones. Decidieron escribir algunas ellos y, también, acudir a covers de canciones no tan difundidas. Una de ellas era When You Were Mine que Prince había incluido tres años antes en Dirty Mind pero que no había lanzado como single. Alguien más le acercó un cassette que contenía un demo. Era un rock, no demasiado elaborado. En él, a priori, no podía vislumbrarse demasiado punch o encanto, con una letra algo machista que hablaba de cómo un hombre se vanagloriaba de su capacidad de levante. Su autor era Robert Hazard, un cantante gris que se parecía a decenas de los que en ese momento intentaban triunfar. Campera de cuero corta, pelo en cresta, una especie de Rick Springsfield clase B (que ya era la copia Clase B de algunos otros).
Cyndi rechazó el tema. Pero su productor insistió. Trabajaron en la música y en los arreglos y la canción fue tomando forma. Ella modificó algunas partes de la letra: pronombres, algunas palabras, un verso, no mucho más (al tema de Prince, en cambio, no le tocó nada: hasta los pronombres quedaron en masculino). Pero el mensaje pasó a ser el opuesto. Se transformó en un canto a la igualdad de género, un grito que afirmaba el derecho de las mujeres a pasarla bien; con frescura, sin declamaciones, ni solemnidad. “No significa que las chicas sólo quieren sexo; significa que querían poder tener la misma posibilidad de gozar que cualquier varón sin que las juzguen por ello”.
Girl Just Wanna Have Fun se convirtió en un hit inmediato, en un canto de guerra que atravesó generaciones. Hazard no se molestó por los cambios. Al contrario el éxito del tema le permitió embolsar varios millones por derechos de autor y grabar un disco solista.
Girls Just Wanna have Fun llegó al número 2 de los charts mientras el disco empezaba a venderse mucho. No fue un One Hit Wonder. El siguiente single, Time After Time una balada dolorida llegó a la cima. Fue una de las últimas canciones que grabaron. Cyndi se encerró con Rob Hyman en el estudio y comenzaron a improvisar. Al año siguiente, Miles Davis la versionó en su disco You’re Under Arrest (entre muchas otras versiones existe una muy conmovedora de Cassandra Wilson).
Después sería tiempo de She Bop que llegó al número 3. Esta llegó con polémica. Su letra habla, apenas solapadamente, de la masturbación femenina. Provocó un pequeño escándalo en su momento entre las ligas de madres que procuraban adecentar el rock.
Entre los jóvenes sólo generó complicidad e identificación. Las referencias son bastantes visibles (la referencia al mito popular sobre posibilidad de quedarse ciego si uno se masturba mucho, una revista de desnudos masculinos –Loverboy-, habla de “vibraciones” y de “zonas peligrosas”). La chica rara también hablaba de tocarse uno mismo y lo naturalizaba.
El video (la canción no hubiera tenido recorrido sin video que la avalara: así era el reinado MTV) da rodeos, juega con referencias a veces burdas y otras sutiles, pero se ríe de la polémica y aprovecha las fortalezas de la canción. Para aumentar la tensión y el aura mítica de la canción (contemporánea de Darling Nikki de Prince, otra en la que una chica se masturba), Cyndi alguna vez le contó a Howard Stern que grabó el tema estando desnuda en el estudio.
She Bop entró en una especie de Index de la época, de canciones malditas y perseguidas. Era el Filthy Fifteen elaborado por el Parents Music Resource Center, el grupo conservador integrado por mujeres de la sociedad y políticos republicanos que lograron que los lanzamientos musicales se etiquetaran con el sticker que decía: Parental Advisory que señalaba lenguaje inadecuado, escenas sexuales o insultos.
El cuarto de los seis singles que se lanzaron del disco consiguió un récord. All Through The Night llegó también a ubicarse entre los cinco primeros del ranking. Así She´s So Unusual se transformó en el primer disco de una artista femenina en lograr que tantos temas de un solo álbum escalaran tan alto.
El disco vendió alrededor de 18 millones de copias. She´s So Unusual salió en el momento exacto. El pop había llegado para quedarse. Y MTV determinaba hacia dónde soplaban los vientos de la industria. Los artistas, ahora, necesitaban buenas canciones y una imagen. El que no lo entendiera estaba fuera del juego. Y Cyndi era diferente al resto. Era imposible confundirla con otra. Lo gritaba desde la tapa del álbum en esa foto sacada por Annie Leibovitz en la que luce un vestido propio, que había comprado en una de las tiendas en las que había sido empleada. Anillos, collares, accesorios coloridos. Una imagen alocada y divertida. Que no exacerbaba el costado sexy ni el maldito. Cyndi Lauper, como su voz, sólo se parecía a ella misma. Nadie se vestía así, al menos hasta su irrupción. Porque Cyndi creó una moda y fueron muchas las chicas que la siguieron.
Sus canciones (y sus videos) tenían energía, bullicio, cierto desorden. Y nada era tan ingenuo como parecía.
Rojo, naranja, amarillo, rosa, verde azul o todos ellos a la vez. ¿Cuál es el verdadero color de pelo de Cyndi? Esa imagen fresca y algo camaleónica hacía preguntar a los críticos y a sus seguidores que vendría después de semejante éxito. Su música atravesaba géneros. Un poco New Wave, un poco punk, bastante de pop, algo de soul y de rock y esa voz singular que cohesionaba todos los elementos. En una década en la que dominaban los grandes monstruos, ella se había hecho un lugar entre ellos. Los medios la enfrentaban con Madonna. Lo que siguió no fue tan bueno ni tan exitoso.
El siguiente trabajo fue True Colours que también consiguió un número uno y vendió varios millones pero muchos menos que el anterior. Uno de los problemas de los sucesos fuera de escala: todo lo que sigue siempre va a parecer poco.
El tercer disco fue A Night to Remember del que sobresalió un cover de Roy Orbison y no mucho más. La crítica fue duro con él. A partir de ese momento las ediciones de sus discos se espaciaron y las ventas decrecieron sustancialmente. Luego de una década de discos mediocres, el nuevo milenio la encontró mostrando su versatilidad. Disco de clásicos del soul y de standards, canciones navideñas, una incursión en el country, otra en el blues y versiones acústicas de sus mejores canciones.
De Dave Wolff, el productor de su primer disco se divorció en 1988, seis años después de la boda. En 1991 se casó con el actor David Thornton. En 1997 tuvieron un hijo y llevan tres décadas unidos.
A lo largo de los últimos treinta años fue una activa militante por los derechos de la comunidad LGTB.
Como actriz ganó un Emmy por su participación en la serie Mad About You; fue, también, una de las participantes en 2011 de una de las ediciones con celebridades de El Aprendiz, el programa con Donald Trump.
Pero cuando se creía que Cyndi Lauper sólo podía apelar a la nostalgia y repetir hasta el final de sus días sus grandes éxitos de los ochenta, volvió a sorprender. Compuso la música de Kinky Boots, la obra teatral de Broadway. Funciones agotadas y unanimidad crítica. Un renacimiento impensado y glorioso que le dio un nuevo premio, en este caso el Tony. Así (teniendo en cuenta el Grammy recibido por su primer LP) Cyndi ganó tres de los cuatro grandes premios del espectáculo norteamericano. Ahora sólo le falta un Oscar. Y nadie se animaría a afirmar que no lo va a conseguir.
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