El día negro que Wall Street quebró y arrastró a la economía mundial al abismo

El 24 de octubre de 1929, millones de acciones que cotizaban en la Bolsa de Nueva York se derrumbaron. Empresas poderosas fueron a la quiebra. La economía internacional tambaleó. Catorce millones de personas quedaron sin trabajo. Hubo angustia, pánico y suicidios

Guardar
Una multitud fuera del edificio
Una multitud fuera del edificio del Tesoro Nacional (hoy la Federal Hall National Memorial) junto a la estatua de George Washington, frente a la Bolsa de Nueva York, en octubre de 1929 (Photo by Keystone/Getty Images)

Joe Kennedy, el patriarca de la trágica dinastía norteamericana, solía lustrarse los zapatos en la vereda de la Bolsa de Nueva York (ubicada en el número 11 de Wall Street) con un muchacho llamado Patrick Bologna. Una mañana, a mediados de octubre de 1929, el humilde lustrabotas, mientras sacudía su calzado con la gamuza, le dijo sin levantar la vista:

–¿Quiere un consejo? Compre acciones petroleras y de los ferrocarriles. No se arrepentirá.

Ya en el corazón de la Bolsa, Kennedy -que algo sabía del tema- le dijo a un agente amigo:

–Si cualquiera puede invertir en la Bolsa y un lustrabotas puede predecir el futuro…, sin duda el mercado está sobrevalorado. Mala señal…

El jueves 24 –que entraría en la historia como El Jueves Negro– tuvo un preludio cercano: el viernes 18, poco después de salir a la venta ocho millones de acciones, su precio bajó algo más de nueve puntos, y el sábado, otros doce.

La gente se agolpó en
La gente se agolpó en la puerta de la Bolsa neoyorquina luego que se desplomaran millones de acciones (Photo by Fox Photos/Getty Images)

Sin embargo, la crisis –la catástrofe– parecía imposible. Mientras una Europa destrozada por la Primera Guerra Mundial todavía sangraba y padecía hambre, los Estados Unidos, desde 1920, vivían una época de bonanza pocas veces vista, bajo las presidencias de Calvin Coolidge y Herbert Hoover. Éste, que al primer indicio de crisis, declaró oficialmente desde la Casa Blanca: “La ocupación fundamental del país, es decir, la producción y distribución de mercaderías, está asentada sobre una base sólida y próspera”.

Sin embargo, a 362 kilómetros, distancia entre Washington DC y la Bolsa de New York, esas bases empezaban a temblar.

El historiador norteamericano Frederick Lewis Allen (1890-1954) escribió en su libro Only Yesterday, brillante crónica de los locos años 20 en su país: “Parece posible que la causa principal del derrumbe de los precios durante la primera hora del 24 de octubre no fuese el temor, y tampoco una venta a la baja. Fue el aflujo al mercado de centenares de miles de acciones retenidas en nombre de pobres especuladores cuyos márgenes estaban agotados o a punto de agotarse (…) El gigantesco edificio de los precios estaba taladrado por el crédito especulativo, y ahora se derrumbaba bajo su propio peso (…) ¿Dónde estaban los cazadores de negocios brillantes, los trusts de inversiones, los poderosos banqueros que podían respaldar los precios? Y los precios seguían bajando y bajando. El rugido de voces que se elevaba desde la sala de la Bolsa…, se había convertido en un rugido de pánico”.

Un especulador de Wall Street
Un especulador de Wall Street intenta vender su automóvil por USD 100 después de perder todo su dinero por el crack de Wall Street

Nada menos. Y dos días clave señalados con la palabra “negro”: el jueves 24, y el peor: el martes 29 de octubre. Récord de caída del precio de las acciones, y récord de quiebras y pérdidas. La auténtica debacle…

Según el economista canadiense John Kennet Galbraith (1908-2006) en su famoso libro El Crac del 29, “ese jueves 24 fue el primer día de terror. Se transfirieron 12.894.650 acciones, muchas de ellas a precios que destrozaron los sueños y esperanzas de quienes las habían poseído (…) El rasgo más singular de la catástrofe de 1929 fue que lo peor… empeoraba continuamente. Lo que un día parecía el fin de la crisis, al siguiente se demostraba que sólo había sido el comienzo”.

Las causas del crack

Las principales al menos, pueden acotarse a tres. La superproducción agrícola, el subconsumo industrial disfrazado y mantenido por acción del crédito, y la especulación bursátil. El primer fenómeno inunda el mercado. Hay más producción que consumo. Y al bajar las ventas, empiezan los despidos.

Operadores de la Bolsa de
Operadores de la Bolsa de Nueva York descansan en un gimnasio cercano. Desde el 24 de octubre hasta por lo menos el 30 no tuvieron tiempo de volver a sus casas por el desastre que originó el crack

Dato global. En el peor momento del crac, y con coletazos que se prolongaron por casi una década, perdieron su trabajo… ¡catorce millones de empleados, operarios y labriegos! La trágica época llamada La Gran Depresión. Que entre otros males hizo florecer el crimen: los asaltantes de bancos Bonnie Parker y Clyde Barrow, John Dillinger, la banda de Ma Baker…

Segunda razón: subconsumo industrial. Durante el auge del consumo y su varita mágica, el crédito –un Santo Grial de la economía norteamericana–, cualquier familia aspiraba a un Cadillac El Dorado (o dos: uno para el ama de casa), una vivienda dotada de todo aparato electrodoméstico inventado y por inventar, y una educación universitaria para sus hijos. Según los economistas en boga, “la gente se acostumbró a pedir créditos para comprar mucho más de lo necesario, pero el Crac del 29 redujo ese maná al mínimo, y ya no hubo camuflaje posible”.

Tercera razón. La especulación bursátil, determinada por los grandes financistas de Wall Street, que alcanzó una cifra colosal: la décima parte de la población invirtió sus ahorros en acciones de empresas industriales. Fenómeno que aumentó su valor…, pero tornó más estrepitosa la caída. Pero hubo un cuarto factor no menos importante: la Europa castigada por la guerra redujo al mínimo sus importaciones, y le cerró una gran puerta al poderoso sello Made In USA…

Las calles fueron escenario de
Las calles fueron escenario de histeria y corridas por la peor jornada de la historia de la Bolsa de Nueva York. Billones de dólares se perdieron por la explosión de la burbuja especuladora

La bola de nieve

Un día clave antes de los dos “negros”. El 22 de octubre se frena el alza desaforado de las acciones, y empiezan a bajar como la marea…, hasta el jueves de la Gran Catástrofe. Según los cálculos y promedios del New York Times, veinticinco de las acciones industriales más fuertes bajaron de 469 a 220 puntos. Según Allen en su crónica, “El Gran Mercado Alcista estaba muerto. Miles de millones de dólares de ganancia habían desaparecido. El tendero, el limpiador de ventanas y la costurera habían perdido su capital. En todas las ciudades había familias que pasaron repentinamente de la riqueza ostentosa al endeudamiento. Día tras día, los periódicos publicaban torvos informes de suicidios…”.

La Prosperidad Coolidge-Hoover no estaba muerta todavía, pero boqueaba. La gran fiesta de la abundancia había apagado sus fuegos artificiales, devorados por una inmensa bola de nieve…

Pero bien dicen (los que dicen) que los Estados Unidos tiene el don de las resurrecciones más rápidas de la historia. En 1933 llegó al poder Franklin Delano Roosevelt y puso en marcha el New Deal, basado sobre las ideas del polémico economista John Maynard Keynes, que permitían la intervención del Estado en situaciones de gran emergencia: lo duramente opuesto al libre juego del mundo privado y su bastón mayor: el capitalismo.

Miles de personas expectantes frente
Miles de personas expectantes frente a la Bolsa de NY en lo que se llamó el "Jueves Negro" (24 de octubre de 1929) (Photo by Imagno/Getty Images)

Las medidas de ese hombre inagotable, tres veces electo presidente, y atormentado por la poliomielitis, funcionaron. Impulsó las inversiones, el crédito y el consumo. Consecuencia: bajó el desempleo. Subsidió a bancos y agricultores. Aumentó el salario y redujo las horas de trabajo. Exigió diseñar planes de asistencia sanitaria y un nuevo sistema de jubilaciones y pensiones.

Sin embargo, la crisis no amenguó sus efectos hasta mediados de 1939. Hasta el trágico día en que las tropas nazis invadieron Polonia. Primer día de septiembre. Y último, hasta 1945, de la paz. Casi seis años en que la poderosa industria norteamericana se puso en marcha a toda vela y vapor para producir armas, proyectiles, tanques, aviones, bombas.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar

Últimas Noticias

El brutal asesinato de la experta en gorilas que vivía en la selva y que salió a perseguir cazadores en defensa de la especie

Dian Fossey, máxima autoridad en estos primates, nació en California y se formó como terapista ocupacional, sin embargo, por un viaje a África, terminó viviendo en Ruanda, dedicada a la investigación de estos “gigantes amables”. El momento en que abandona sus estudios para dedicarse al conservacionismo y comienza a perseguir y secuestrar cazadores furtivos. El enigma que envuelve su trágica muerte de un machetazo en la cara
El brutal asesinato de la

El recuerdo del tsunami más devastador de la historia y el barco pesquero que salvó a 59 personas al encallar en el techo de una casa

La mañana del 26 de diciembre de 2004, un terremoto de 9,1 grados con epicentro en el océano Índico provocó el tsunami más devastador y mortífero de la historia, con olas de hasta 30 metros que viajaron a velocidades de entre 500 y 800 kilómetros por hora y golpearon contra las costas de catorce países. La increíble historia de un pesquero que se incrustó en el techo de una casa y fue refugio para sobrevivientes
El recuerdo del tsunami más

George Michael, el músico generoso que le cantó a la Navidad y murió en ella en soledad

En diciembre de 1984 el cantante estrenó con su dúo Wham! “Last Christmas”, una canción que quedó asociada a estas fechas, porque logró capturar la atmósfera festiva con un pop pegadizo, sin embargo, la letra hablaba de otro tema: una ruptura amorosa. El cantante británico, que ayudó a muchas personas a lo largo de su historia, dejó este mundo un 25 de diciembre de 2016. Se cumplen ocho años de su temprana muerte, a los 53 años. Su faceta menos conocida
George Michael, el músico generoso

La vida de una mujer trans que trabaja como profesora de inglés en escuelas públicas: “No me siento discriminada, soy una más”

La sensible historia de Sofía Monserrat Gastiarena, que a los 30 años cuenta cómo logró su transformación, su cambio de identidad y su experiencia como profesora de inglés en colegios primarios y secundarios. Confiesa que su madre la terminó comprendiendo y apoyando, que sufrió bullying en su infancia y cuenta cómo atravesó su proceso de transformación
La vida de una mujer

El gen del Ku Klux Klan: la Nochebuena que seis amigos racistas crearon la organización terrorista más grande de los EEUU

Eran ex comandantes de los estados del sur, que habían perdido la Guerra de Secesión. Hasta el día de hoy se aferran al supremacismo blanco, y lo hacen a través de la violencia y de sembrar el terror entre sus víctimas
El gen del Ku Klux