Pocos cayeron desde tan alto. El descenso es el más profundo y estrepitoso que se recuerde en una gran estrella. Ayer Netflix en Estados Unidos agregó un eslabón más en la cadena de cancelación pública. Eliminó de su plataforma todas las películas en las que participa Johnny Depp.
Hasta hace cuatro años Depp era uno de los actores más taquilleros de la historia (lo sigue siendo en cuanto a números absolutos aunque hoy sea considerado tóxico para la industria). Se calcula que desde 2003 ganó más de 660 millones de dólares en honorarios y participaciones. Actor fetiche de Tim Burton también protagonizó la serie de largometrajes de Piratas del Caribe encarnando a Jack Sparrow. Sus películas recaudaron más de 10 mil millones de dólares en todo el mundo. Sin embargo, pocos actores en todo el planeta parecen tener menos futuro que Johnny Depp.
Lo de Netflix es una consecuencia más de su caída en desgracia. El mes pasado la revista The Hollywood Reporter lo puso en portada. Pero esta tapa no era celebratoria como los cientos que cosechó en su carrera. Era un dibujo de él, de su cara estallando en mil partes, desintegrándose. “La implosión” era el título. “No fue sólo su errática y violenta conducta lo que destrozó a una de las estrellas más taquilleras. Fue su insaciable sed de revancha”, decía la bajada. Y en esa frase final, tal vez, se pueda encontrar una de las principales causas de la lapidación masiva que sufre el actor.
Las historias de sus excesos, de algunos malos tratos, de conductas extrañas, de abusos de alcohol y drogas circulan hace mucho tiempo en Hollywood. A nadie pareció importarle demasiado (tampoco era algo que no se hubiese visto antes). Era parte de su imagen, de la leyenda de maldito (domesticado) que supo cosechar desde los inicios de su carrera. Alguien que podía transitar los bordes pero también protagonizar tanques que recaudaban miles de millones de dólares en todo el mundo.
Un productor hace poco dijo: “Lo de Depp es consecuencia directa de no haber recibido un No como respuesta en los últimos 35 años. He visto muchas carreras arruinadas pero al nivel de esta, nunca”. Un ejemplo, el más cercano: para el próximo febrero está previsto el estreno de Minamata, película inspirada en la vida del fotógrafo bélico W. Eugene Smith. Fue un proyecto rechazado por una decena de directores y por el que Depp obtuvo 3 millones de dólares por protagonizarlo. En 2018 la oferta inicial había sido de 6 millones pero hasta que cerraron el acuerdo la erosión de su prestigio y de su confiabilidad continuó. Cualquiera de los dos números está muy lejos de los 40 millones de dólares que una década atrás cobraba por sus incursiones en cada episodio en el que interpretaba a Sparrow.
En 2016 Depp decidió iniciarle un juicio por difamación al diario sensacionalista inglés The Sun porque lo había calificado como golpeador de mujeres. El actor prometió llevar el proceso hasta las últimas consecuencias. En el medio se produjo la separación con su esposa, la actriz Amber Heard. La pareja se conoció en el 2011 en el set de The Rum Diary, película basada en un texto de Hunter S. Thompson, el periodista y escritor al que Depp le organizó un fastuoso funeral que costó alrededor de 4 millones de dólares. Luego se casaron en el 2015. Pero la ruptura fue dolorosa y muy escandalosa. Depp se encontraba ya en su fase descontrolada.
The Sun se había preguntado desde un titular con letras catástrofe cómo era que J.K.Rowling aceptaba que uno de sus personajes fuera interpretado por un golpeador de mujeres. Y el juez de la causa por difamación recopiló todos los testimonios y pruebas que demostraban que Depp era lo que el diario afirmaba. El juicio que él impulsó con el fin de limpiar su nombre, o simplemente de escarmentar a un diario amarillo, se convirtió en una fuente casi irrebatible de escarnio propio. Así comenzaron a aparecer fotos, videos privados y mensajes de WhatsApp en los que el actor se expresaba violentamente y con un nivel de desprecio olímpico hacia su ex pareja.
Hablando del juicio de divorcio y de las cuestiones que él pensaba ventilar, en medio de la ira al enterarse que ella estaba saliendo con Elon Musk, escribió en un mensaje que el juez citó en su sentencia: “Amber está pidiendo una humillación global y la tendrá. (...) No tengo piedad, no tengo miedo, ni una pizca de emoción. (...) Me emociona que ella quiera pelear. Se va dar de frente, muy duro, contra una pared. Cómo se acuesta con Elon Musk le puso abogados caros. Desperdicié mi tiempo con esa stripper de 50 centavos. Ahora no la tocaría ni con un guante”.
También el magistrado dio por probado que Depp interfirió en la carrera de ella, iniciando gestiones para que los grandes estudios no la contrataran. Hay constancias de que el actor habló con su hermana, una productora importante, para que Amber Heard quedara fuera de Acquaman. Lo que el juez determinó finalmente fue que lo publicado por el tabloide no era un invento. Para la justicia está probado que, entre otras cosas, Johnny Depp es un golpeador de mujeres. De los 14 casos que The Sun alegó, el juez dio por ciertos 12. “Los demandados han demostrado que lo afirmado por ellos era sustancialmente cierto” escribió en su sentencia. El juicio que, según Johnny Depp, estaba destinado a limpiar su buen nombre sólo lo terminó de hundir.
Algunos creen que el deterioro del actor se debió al consumo descontrolado de drogas y a su prodigalidad incontrolable. Ha demostrado una imaginación única para desperdiciar el dinero. Dicen que de los más de 600 millones que ganó en este siglo, poco le queda. En uno de sus múltiples problemas judiciales de los últimos años, los ex managers del actor acusados por éste de malos manejos y fraude, expusieron sus persistentes gastos desmedidos a través de las décadas. Algunos ejemplos. Depp gastaba por mes 35.000 dólares en vino, 200.000 en aviones privados, 300.000 en sus 40 empleados fijos, 150.000 en seguridad. Además de comprarse un yate por 18 millones de dólares o perder 4 millones más en un sello discográfico fallido.
Entre esos gastos aparecieron los millones de dólares con los que Johnny Depp financió las exequias de Thompson. “Es lo que él quería y se lo di”, dijo. Depp en persona seleccionó los fuegos artificiales que debían ser potentes y ruidosos cómo le gustaban al periodista.
En los más de veinte días de audiencias hubo testimonios de todo tipo. La gran mayoría dejaba mal parado al actor. Peleas, insultos, conductas erráticas, infidelidades cruzadas, lesiones, heces en la cama matrimonial. Uno de los argumentos defensivos de Depp fue, al menos, curioso: “En mis años de matrimonio con Amber estaba tan drogado que era incapaz de pegarle a ella o a nadie”.
Son muchos los que cometen excesos, los que delinquen y los que abusan de las sustancias en el mundo del espectáculo pero pocos colapsaron como Depp. Las causas son múltiples. Pero no debe soslayarse que su enfrentamiento con cierta prensa sólo logró que el ensañamiento con su figura cada vez fuera peor. Tras su reacción y el inicio de la causa judicial, los titulares, las guardias periodísticas, las fotos privadas, los desagradables secretos de alcoba y los mails personales multiplicaron su presencia en los tabloides. Fue como si una tregua implícita se hubiera terminado.
El colapso de su matrimonio lo encegueció. Sólo buscó revancha. Quiso hundir a Amber Heard; lastimarla más de lo que lo había hecho de manera privada. Pero esa desesperación por vengarse sólo se le volvió en contra. En la causa judicial quedaron expuestos sus maltratos, sus amenazas, sus hechos de violencia hacia su esposa. El juez dio por probados doce episodios violentos.
Dos de sus ex parejas declararon en su favor. Vanessa Paradis, madre de dos de los hijos de Depp, y Winona Ryder negaron haber sufrido violencia por parte del actor. Pero otra ex novia y actriz, Ellen Barkin le dijo al juez que Depp una vez le revoleó una botella de vino por la cabeza.
El juicio contra The Sun, la sentencia en contra y las revelaciones que se dieron a conocer no parecen ser el peor momento de Depp. Ese, el peor momento, pareciera que está por llegar. El año que viene en Estados Unidos tendrá lugar otro proceso iniciado por el actor por difamación. En este caso contra Amber Heard. Depp pide 50 millones de dólares de indemnización. Como suele suceder en estos casos, la actriz presentó una contra demanda y duplicó su reclamo: ella pide 100 millones de dólares. Con el antecedente de la causa británica, el futuro judicial y mediático de Depp aparece tormentoso.
Alcohol, cocaína, Xanax, Roxicodone, éxtasis, opiáceos, hongos mágicos. Esas son las sustancias que en la causa británica se mencionan que en distintos momentos el actor consumía desaforadamente. Mientras filmaba una de las entregas de Piratas del Caribe en Australia, luego de consumir 8 pastillas de éxtasis tuvo una pelea feroz con Amber. Una de las consecuencias fue que Depp terminó con la punta de uno de sus dedos rebanada. Él adujo que ella le produjo la lesión. Debió ser llevado a Estados Unidos para que lo operaran. La filmación estuvo detenida 15 días y el estudio perdió más de 8 millones de dólares por la dilación. Ese tipo de episodios, esa falta de previsibilidad en su conducta, el aumento de los costos de los seguros, también lo convirtió en material radiactivo para los estudios.
Su buena estrella con el público también se fue apagando y las películas encabezadas por él dejaron de liderar la taquilla. El Llanero Solitario fue un fracaso, también la nueva incursión en Alicia, Trascendence y varias más. Nada que no sucediera antes. Todos los actores en algún momento de su trayectoria deben recalcular, amoldarse a los tiempos y aceptar nuevos roles. Pero la megalomanía de Depp no le permitió reconocer la nueva realidad. Él sólo conocía la táctica de apretar el acelerador y seguir hacia adelante. Obnubilado por la fama, por el dinero, por el poder y por las drogas no reconoció los cambios de época.
Hace unos meses se confirmó que no lo contratarían para la tercera entrega de Animales Fantástiscos, sus problemas personales lo dejaron fuera de la franquicia. El productor Jerry Bruckheimer fue uno de los que siguió confiando en él. Le propuso encabezar una serie televisiva. El rol era tentador: el mago y escapista Houdini. Sería también un regreso a las fuentes: el gran salto inicial lo dio con Comando Especial (21 Jump Street), el programa televisivo que debutó en 1987. Pero ese proyecto también se cayó. Otro actor, alguien más previsible, encarnará a Houdini. En el horizonte difuso de Depp sólo aparece, una vez más, Tim Burton. El director estaría terminando un proyecto televisivo que significaría el regreso de Los Locos Adams. Depp interpretaría a Homero Adams, el padre de la familia. Sin embargo, el proyecto no está definido aún.
En estas horas la discusión parece centrarse en el veto de Netflix a sus películas y en la reacción de los fans de Depp en las redes pidiendo, ya no la reposición de las películas, sino que extienda la medida a los films de Amber Heard, su ex esposa, porque, aducen, ella también era violenta con él.
El caso, no por los hechos juzgados sino por el modo en que una acción judicial se da vuelta contra quien la inició, recuerda al de Oscar Wilde. En los dos alguien de mucha fama presenta una demanda por difamación. Pero el resultado judicial le es contrario. El acusado queda absuelto y el acusador sólo logró darle mayor publicidad, y hasta confirmar, lo que se decía de él. En el caso de Oscar Wilde significó el repudio social y el final de su vida. Con Johnny Depp causó estragos que parece muy difícil pueda reparar.
En otra época, Hollywood dirimía de manera diferente estas cuestiones. Se producía una especie de mecanismo que funcionaba de esta manera. Primero las acusaciones, un enorme escándalo mediático, la lapidación de la estrella, un ostracismo de unos años y luego el gran regreso, la redención. Pero por el momento no se vislumbra que ni en el caso de Depp ni en el de los otros cancelados exista esa posibilidad. Hoy la opinión pública considera que ciertos delitos (a veces ni siquiera eso: sólo faltas privadas) son imprescriptibles.
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