Cuando se enteró de que la hinchazón de la panza no era endometriosis sino cáncer de ovarios, María tenía 42 años y un hijo de 2. “Contame todo”, le escribió en un papel a su marido pocas horas después, todavía adormecida por la anestesia. Sebastián le dijo que le habían sacado el tumor pero también el útero, los ovarios y algunas masas sospechosas que había que analizar. María reaccionó como era: “Ahora sí que soy hueca”, le contestó.
A Sebastián Corona, que fue su pareja durante 24 años, no le sorprendió que fuera capaz de hacer un chiste en un momento así: “No, al contrario, me cagué de la risa”, contó él a Infobae el año pasado. “No se hizo la chistosa para sobrellevar el momento. Ella era así, el humor le salía naturalmente”.
A él se lo dijeron primero: era un tipo de cáncer de esos a los que llaman “silenciosos”. Nunca había mostrado síntomas y, cuando lograron detectarlo, ya había invadido todo. Sebastián pasó los dos días posteriores a la cirugía pensando cómo terminar de contarle la verdad.
—Te vas a morir— le dijo, sentado en el borde de la cama del sanatorio.
¿Por qué no apelar a la esperanza, a las segundas opiniones, a las terapias alternativas? "No frenás a la muerte por no nombrarla", contesta él. "Creo que aceptar la inminencia de la muerte sirvió para aprovechar las últimas oportunidades que tenía".
Lo primero que hicieron a fines de 2014, cuando volvieron a casa, fue sacarse de encima los trámites (firmar poderes ante escribano, tramitar una pensión por discapacidad). La idea era poder, después, aprovechar el tiempo que le quedaba viva. ¿Qué hicieron? ¿Qué hace una mamá de un chico de 2 años que sabe que pronto va a morir?
"Hay una idea de que cuando uno enfrenta a la muerte se vuelve más profundo, más solemne, más espiritual. Y creo que el gran valor de Marie, como le decíamos, fue seguir siendo ella misma. No vino con un 'quiero ir a la India a integrarme con el Universo': cuando la quimioterapia le daba un respiro, caminar los tres juntos hasta la heladería que nos gustaba era una epopeya. Esas pequeñeces que uno da por descontadas tomaron un carácter épico".
María Vázquez era arquitecta y una tuitera activa y, cuando le dieron el alta, pensó si contar o no públicamente lo que le estaba pasando. “No contar es ponerse del lado de los que titulan ‘una larga y penosa enfermedad”, escribió ella misma en la revista La Agenda, cuando ya se había hecho conocida por animarse a hablar en Twitter sobre su cáncer y contar con humor negro la recta final de su vida.
Después, tuiteó:
Usó el humor – “Dos veces vomité el Tramadol hoy. Me siento en Trainspotting”-, y eligió decir la verdad sin cotillón –”Acá estoy, internada hace dos días. Las cosas tomaron un rumbo hacia lo peor y no hay mucho más qué hacer salvo esperar. Cuestión de días”-.
La nota que ella escribió (llamada "El show de Kimmy Oh", porque también usó el humor para contar el día a día en quimioterapia) fue la más leída de todas las publicadas por la revista en 2015, y Marie sumó miles de seguidores. Su humor negro ya era conocido entre sus amigas y a esta etapa hasta le pusieron nombre: "Tumor negro".
Para muchos de los que la leían era inadmisible tomar con gracia semejante drama: le han llegado a decir que iba a dejar huérfano a un niño, que cómo tenía el tupé de no luchar, y que, aunque ella repetía que era atea, confiara en Dios.
“El humor no es mi escudo. Es la aceptación: la muerte es parte de la vida”, le dijo Marie a Leo Montero, después de que él le preguntara cuántos años tenía (“Cumplo 43 en dos días, si llego”, contestó ella). Fue una entrevista telefónica desde el sanatorio, cuando ella ya estaba en cuidados paliativos.
—Acá estoy, esperando que llegue el momento—arrancó Marie.
—Esperando que llegue..eh, mmm, eh. Es crudísmo lo que decís pero digamos…—siguió el conductor.
—El momento de morir. Sí, hay que decirlo con todas las palabras—interrumpió ella.
"El humor no era el escudo de Marie, era la espada", explica Sebastián. "El humor no disimula nada, no endulza nada. El tema es que hay gente con sentido del humor que frente a la muerte se pone tremendamente solemne. Y ahí está el error, porque es tu última oportunidad de ser vos mismo".
El cuaderno de Nippur
Sebastián pasó de ser un diseñador gráfico anónimo a ser "el viudo" de Marie, a dar entrevistas en los medios, a preparar una charla TED acerca de la muerte sin tabúes. Se ríe cuando decimos "el viudo": sabe que Marie se burlaría. "Suena al trailer de 'en un mundo perdido, sin esperanza ni salvación llega como un cowboy…el viudo'. Se cagaría de la risa. ¿Qué soy? ¿Su kodamo?".
Sebastián y María se habían conocido cuando ella tenía 19 años y el 23. Fue por teléfono, luego de que una amiga en común le pasara el número de ella y él se arriesgara a llamar a una chica a la que ni siquiera había visto. "La llamé, esa misma noche nos vimos y seguimos juntos hasta la muerte".
Dice él que nunca habían planificado nada, salvo a su hijo.
“El mismo día que le dije ‘Marie, te vas a morir’, le pedí que aprovechara el tiempo que le quedaba para dejarle algo al nene, que prácticamente no iba a conocerla”. Como María solía hacer dibujos en cuadernos, pidió que le llevaran al sanatorio uno artesanal y empezó a escribirle.
En el cuaderno le cuenta sobre su infancia, le habla de sus amigas, le cuenta qué comida le gustaba, qué canciones, cómo se llamaban sus mascotas. Le dice y le repite "mamá te ama ("como la cerda a los cerditos") y le confiesa que siente envidia y celos de todos los que van a verlo crecer.
Nunca jamás te podría explicar cuánto te amo, el gozo de ver tus expresiones y la bronca de haberme ido tan pronto. Pero vivir incluye morir y muchas veces de modo ¿injusto? ¿innecesario? ¿tan repentinamente azaroso?
Bueno, hay muertes peores, de vidas sin amor, sin alegrías, sin pasiones ni nada, sin Sebas, ni Marie, ni Nippur.
Esta es una muerte triste y dulce. Pensá en eso. Lo vas a entender.
Mi chiquito, mi okapi.
“¿Lo que más me conmueve del cuaderno?”, Sebastián hace un silencio largo y se emociona: “Hay un dibujito de dos personas que al lado dice: ‘Papá y mamá viejos en una burbuja de amor’. Hay otra parte en donde le cuenta al nene cómo era nuestra relación y le dice: ‘Lo mejor que te puede pasar en la vida es tener un amor así’. Esas partes me matan”. En su historia está basada la película “El cuaderno de Tomy”, de Carlos Sorín, que hoy estrenó Netflix.
A Nippur eligieron decirle la verdad cuando Marie entró en fase terminal. Lo contó ella misma, en la entrevista con AM: "Le dijimos 'mamá no va a estar más pero va a estar siempre en tu corazón. Es muy raro pero el nene lo entendió, yo vi como una luz en sus ojos", dijo. Nippur había cumplido 3 años.
Fue una amiga de ella, escritora, quien vio cómo estaba quedando el cuaderno y le dijo: “Marie, esto hay que publicarlo”. A ella le encantó la idea. La réplica, idéntica al cuaderno real, se llama “El cuaderno de Nippur”, fue editada por la editorial Planeta y ya vendió 12.500 ejemplares.
Marie no llegó a enterarse. Murió el 21 de abril de 2015, siete meses después de la operación."¿Mirá si en vez de aceptar la inminencia de la muerte nos hubiéramos puesto a decir 'va a salir todo bien?'. Sin la verdad el cuaderno no existiría y ahora yo tendría que tratar de explicarle a mi hijo todo lo que su mamá hubiera querido decirle".
Nippur ya cumplió 8 años: sabe leer, aunque no de corrido, por eso todavía no leyó el cuaderno que le dejó su mamá. Sebastián prefiere esperar a que lea solo para que las respuestas a sus preguntas tengan la voz de ella.
Mientras tanto, aquello de "mamá no va a estar más pero va a estar siempre en tu corazón", tomó la forma de un ritual diario. "Todas las noches, antes de irnos a dormir, saludamos a mamá. Nos ponemos la mano en el corazón y decimos: 'Buenas noches mamá, te queremos mucho, y nunca te vamos a olvidar'. Le tiramos un beso, nos damos un beso nosotros, y a dormir", cierra Sebastián.
"Nippur entiende que en en nuestros corazones está el amor que ella sentía por nosotros y también nuestro amor por ella. Sabe que mientras eso exista, mamá seguirá existiendo".
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