Búsqueda frenética: una bicicleta abandonada y la misteriosa desaparición de una madre que se evaporó sin dejar un solo rastro

El domingo 10 de mayo 2020 se celebró en Estados Unidos el Día de la Madre. Pero Suzanne Moorman de Morphew, de 49 años, no pudo festejarlo. De pronto desapareció. “El caso de la mamá de Colorado”, lo bautizó la prensa porque ella vivía para sus hijas. La policía y el FBI investigan, pero nadie sabe qué pasó: no hay un solo rastro. La coartada de su marido. Por qué su hermano asegura que ya no la encontrarán con vida

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Suzanne Moorman de Morphew, madre
Suzanne Moorman de Morphew, madre de dos hijas, tenía 49 cuando desapareció de su casa en Colorado

Ese día, sus dos hijas, Mallory y Macy, estaban lejos y disfrutando de la vida al aire libre en un campamento. Tampoco estaba en la casa donde vivían en Salida, Colorado, Estados Unidos, su marido desde hacía 26 años. Barry Morphew (52, dueño de un negocio de paisajismo y jardinería, además de ser bombero voluntario) había salido muy temprano hacia Broomfield, una ciudad a unos 240 km de su hogar. Tenía trabajo por hacer en una obra.

Para Suzanne sería un Día de la Madre completamente a solas. O no tanto. Porque a estas alturas, todos los investigadores abocados a su desaparición, suponen que alguien sí estuvo con ella. Y no precisamente festejando nada. Alguien que es parte de este misterio. Alguien que el FBI y el CBI (Central Bureau of Investigation) y otros cuerpos policiales especializados intentan identificar con denuedo, desde hace casi cinco meses para saber qué ocurrió con Suzanne.

Ya nadie espera que ella aparezca con vida. Presumen que hubo un crimen, pero para confirmarlo necesitan un cadáver, restos, algo…

Vamos a la historia de esta familia, a la que la mayoría intuía como absolutamente feliz, pero que terminó dividida ante esta incógnita dramática.

Nace un misterio

Exactamente a las 17.46 de la tarde, de ese domingo en el que la mayoría de las familias celebraba con sus madres, el centro de comunicaciones de la policía de Chaffee County recibió el llamado de Jeanne Ritter (70). Esa mujer les comunicó que su vecina, Suzanne Morphew, estaba desaparecida.

Las autoridades se trasladaron a la zona. Llegaron a una lujosa casa valuada en un millón y medio de dólares donde se encontraron con Ritter. Verificaron que en la vivienda de los Morphew había dos autos (el de Suzanne y el de sus hijas), pero curiosamente faltaba la bicicleta que ella solía usar. Supusieron, entonces, que algo podría haberle pasado durante un paseo por la montaña. Algún accidente. Las tareas de rescate empezaron esa misma tarde. A poca distancia, encontraron su bicicleta abandonada sobre un puente. También habrían encontrado, tirado, su casco. Comenzaba el misterio.

La búsqueda de Suzanne continuó con más de cien personas que intentaron, sin suerte, dar con algún rastro. La policía involucró en la tarea a trabajadores de los parques estatales más cercanos, tenían una ambulancia preparada por si la encontraban herida y hasta un helicóptero surcando los cielos. Pero Suzanne se había evaporado.

Susana junto a su marido,
Susana junto a su marido, Barry Morphew (Facebook)

Su marido Barry volvió el mismo domingo de su trabajo en Broomfield para colaborar con la búsqueda. Suzanne y Barry se conocían desde hacía 32 años, llevaban 26 de casados y tenían dos hijas. En las conversaciones con las autoridades las teorías de Barry sobre lo que podía haber ocurrido eran varias y, algunas, insólitas: Suzanne podía haber tenido un accidente; podía haber sido atropellada; podía haber sido secuestrada; podía haber sido atacada por un gato montés…

La familia apostó a que alguien hablase y ofreció 200 mil dólares para quien brindara datos. Pero nadie tenía nada que contar. Simplemente, no la habían visto.

Cronología de una desaparición

Veamos qué sucedía el sábado antes de su desaparición y ese mismo domingo.

El sábado 9 de mayo, entre las 14 y las 21 horas, Suzanne Morphew estuvo comunicándose con su mejor amiga por las redes sociales. Intercambiaron opiniones sobre una fiesta de casamiento que tendrían en poco tiempo. En un momento, el diálogo se interrumpió de manera abrupta. Según un trascendido hubo, luego, una serie de comunicaciones desde el perfil de Suzanne que a los familiares les pareció que no encajaban con su personalidad. En otras palabras: esos mensajes parecían haber sido escritos por otra persona.

La lujosa casa donde vivía
La lujosa casa donde vivía Suzanne Moorman de Morphew valuada en más de un millón y medio de dólares

El domingo 10 de mayo, Barry -según su propia declaración a las autoridades- dejó su casa a las 5 de la mañana. Tenía que manejar hasta Broomfield para un trabajo de paisajismo para la compañía de transporte RTD-Denver. No quiso despertar a su mujer porque era demasiado temprano. Prefirió irse con la idea de escribirle más tarde. Cuando le mandó el texto deseándole Feliz Día de la Madre, ya no obtuvo respuesta.

Varias horas después fueron sus dos hijas, que estaban acampando lejos de casa, las que lo llamaron y encendieron las alarmas. No podían encontrar a Suzanne por más que la llamaban a su celular. Le dijeron a su padre que estaban muy preocupadas porque ella no respondía. Barry decidió llamar desde Broomfield a su vecina Jeanne Ritter: le contó la situación y le pidió que entrara a su casa y viera si Suzanne estaba allí o si le había ocurrido algo. Él se quedó en el teléfono. Cuando la vecina le dijo que Suzanne no estaba por ningún lado, Barry insistió: le pidió que mirara si estaba su bicicleta. La bicicleta no estaba. Dedujeron que habría salido a pasear, pero temían que algo pudiera haberle pasado. Mientras él emprendía el regreso, la vecina llamó a la oficina del Sheriff para reportar el caso y explicar la situación. Así fue que se inició la búsqueda.

Un exconvicto, “la otra” y una coartada

¿Qué hacía Barry, el marido, en Broomfield un domingo en el Día de la Madre? Él mismo declaró que había ido a trabajar. Según el medio Oxygen, Barry había contratado para esas tareas a su paisajista y empleada de siempre, Morgan Gentile. Cuando la prensa se enteró empezaron las suspicacias de que podría haber un romance entre ellos. Pero fue la misma Morgan quien lo desmintió a Fox21 News: “Fui tratada como si yo fuera la otra mujer, la amante, pero no lo soy… Solo da la casualidad de que soy una mujer”.

Además, contó más cosas que generaron revuelo: reconoció que Barry estaba actuando en forma rara esos días en los que ocurrió la desaparición de Suzanne y que le temía. Al diario Daily Mail le dijo que no quería ver a Barry “nunca más”, “actuaba muy raro ese sábado” y que parecía estar sumamente “estresado”. Tan extraño le había resultado todo que incluso le llegó a preguntar a su jefe: “¿Qué está pasando Barry?”.

La entrevista de Morgan Gentile
La entrevista de Morgan Gentile con FoxNews21: "No soy la otra ni la amante", dijo

Y sumó un dato más que interesante para la pesquisa. El sábado 9, justo antes de la denuncia por la desaparición de Suzanne, Morgan tenía programado con Barry trabajar todo el día en una nueva construcción de los Morphew sobre la costa del río, cerca de donde vivía el matrimonio. Sin embargo, un poco antes del mediodía, a eso de las 11 de la mañana, Barry la despachó. Le pidió que se fuera porque tenía planes románticos para su mujer: “Él dijo que tenía que hacer feliz a su mujer y realizar algo de excursionismo o ciclismo. Pero luego me sorprendió descubrir que él se pasó el resto del día en la ciudad”, ventiló Morgan.

El tema no terminó allí. El domingo 10 de mayo, Barry llamó a Morgan otra vez frenético. Tenía un trabajo urgentísimo y quería contratarla. La obra era a unos 240 kilómetros de allí, en Broomfield. “Estaba histérico, no sonaba como si fuera él. Corté el teléfono y pensé que él había pasado la peor noche de su vida”, relató su empleada. Aun así, ella aceptó el trabajo y viajó con un ayudante, Jeff Puckett, trabajador de la construcción.

Cuando llegaron al motel que Barry les había reservado, su jefe ya no estaba allí. A las 18.10 Barry telefoneó a Morgan y le dijo que había estado todo el día preparando las cosas para que ellos pudieran trabajar, pero había tenido que volver a la ciudad de Salida por “una emergencia familiar”. Les pidió que esperaran en el hotel que él les daría instrucciones sobre cómo seguir. Jeff Puckett se alojó en la misma habitación en la que había estado Barry.

A las 8 de la mañana del lunes 11, volvió a llamar. Morgan dice que estaba enloquecido: “Decía algo así como que su mujer había sido atacada por un puma y que iban a buscarla por la montaña. Nos pidió que recibiéramos un pedido de ladrillos para poder hacer el trabajo”. Esperaron hasta el martes, pero como el pedido no llegó, decidieron volver a Salida.

La búsqueda frenética de Suzanne:
La búsqueda frenética de Suzanne: más de 100 personas recorrieron la zona comandados por el sheriff John Spezze (Oficina de prensa del Sheriff)

Fue recién a principios de septiembre que se supieron detalles de ese viaje. Jeff Puckett habló con la prensa y sus declaraciones resultaron explosivas para el caso. Contó que la habitación en la que se quedó y en la que había estado Barry “apestaba a cloro” y que las toallas que Barry había usado estaban tiradas en el piso, ensopadas y con un olor insoportable. Puckett relató: “...parecía que alguien había estado tirado en la cama. Por ahí él se tiró, tomó una ducha y se fue”.

A la mañana siguiente había hecho otro descubrimiento: encontró un pedazo de papel en el cesto de la habitación del Holiday Inn. Era un trozo de un mail dirigido a Barry, una carta acerca de un seguro de una propiedad. “Cuando lo encontré pensé que parecía una coartada para decir que él había estado ahí, ustedes saben a lo que me refiero”, explicó. Ese papel lo entregó al FBI. Jeff Pucket dijo que ese lunes 11 y martes 12 estuvo ofuscado porque no tenían ninguna herramienta para trabajar ni nada que hacer. Perdían el tiempo y ni siquiera habían visitado el lugar de la obra. Aunque reconoció que Barry, de todas maneras, les pagó por haber ido.

Para Jeff Puckett todo huele mal: “Me parece que hay juego sucio aquí o que un extraterrestre se la llevó. Y la verdad es que pensar en alienígenas es medio rebuscado ¿me entienden? Nadie desaparece de la faz de la tierra de esta manera. No es normal”.

Cuando se enteró de los dichos de Puckett, Barry saltó y admitió que había estado en la habitación, pero aclaró: “...corrí a casa y dejé mis herramientas en el hotel. Llamé a mis compañeros de trabajo y les dije que tenía una emergencia familiar, que se las arreglaran y que pasaran la noche en el hotel que había reservado”. Todo coincide, salvo el detalle de las herramientas que Jeff Puckett niega haber visto.

Morgan corroboró lo que Puckett relató sobre el tremendo olor a cloro en la habitación y agregó: “Apenas abrimos la puerta, el olor a cloro te golpeaba y mis ojos comenzaron a lagrimear y a arder. Las toallas estaban en el piso empapadas. Y era como si él hubiese hecho la cama después de haber dormido”.

Respecto del olor a cloro Barry volvió a defenderse: “No fui a la pileta y no tenía cloro conmigo… estoy seguro que lavaron el cuarto con algo por el Covid. Yo también sentí ese olor penetrante cuando estuve en la habitación. Pueden haber sido los productos de limpieza del hotel”.

Respecto del olor a cloro
Respecto del olor a cloro en la habitación del hotel, Barry volvió a defenderse: “No fui a la pileta y no tenía cloro conmigo… estoy seguro que lavaron el cuarto con algo por el Covid" (Facebook)

El manager del Holiday Inn relató que para limpiar las habitaciones no usan cloro, solo peróxido multipropósito. Y entregó a la policía las grabaciones de los videos de seguridad del establecimiento.

Barry siguió con su autodefensa: “No hice nada malo en el hotel… Está lleno de cámaras por todos lados” y para desacreditar los dichos de Jeff Puckett reveló a Fox21 News que ese hombre había estado “en prisión durante nueve años”. Curiosamente, eso no le había impedido contratarlo para el trabajo en Broomfield y ofrecerle buen dinero.

Morgan Gentile contó, además, que recibió presiones de parte de gente cercana a Barry para no hablar con las autoridades. No les hizo caso, colaboró y entregó su teléfono a la policía. Ella cree que esa fue la causa para que Barry la despidiera: “Siento que si fuera inocente podría haber hablado conmigo. Trabajé con él durante mucho tiempo, por días y días enteros”.

Un detalle no menor: trascendió que Morgan habría observado en el brazo de Barry, justo encima de un tatuaje, un arañazo.

Barry, por su parte, cuestionó el carácter de Morgan Gentile y dijo que era “una loca” y que hablaba mal de él porque la había echado.

Lo cierto es que los dichos de Puckett y Gentile dejaron a todos pensando si Barry tendría algo que ver con la desaparición de su mujer.

Un dato clave alienta esta teoría. Barry sostiene que dejó su casa a las 5 de la mañana del domingo 10 de mayo y, dado que el camino entre su casa y su destino es de unas tres horas manejando, debería haber llegado a Broomfield cerca de las 8. Pero los diarios reportaron que Barry se registró en el hotel Holiday Inn, la noche del sábado 9. ¿Qué hizo Barry realmente esa noche? Quienes sospechan de él creen que podría haber asesinado a su mujer antes de conducir hasta Broomfield.

La policía, después de todos estos dimes y diretes, pidió todas las filmaciones de las cámaras de los negocios de los alrededores del hotel entre los días 7 y 10 de mayo de este año.

La familia política desconfía

La familia de Suzanne no le cree a Barry. De hecho, la relación está resentida. Las hijas de Barry y Suzanne no ven a su abuelo materno Gene Moorman, de 87 años y con cáncer, desde lo que pasó a pesar de que él lo pide.

Entre los diversos datos que los Moorman señalan está el hecho de que Barry no haya querido someterse al polígrafo ni al análisis de voz para ver si decía la verdad.

Según Andrew Moorman, hermano mayor de Suzanne, la bicicleta nunca fue pedaleada para subir la montaña sino que fue tirada allí por alguien para sembrar una pista falsa.

Si bien los amigos de Barry y Suzanne aseguraron no saber si la pareja atravesaba algún conflicto, admitieron que Barry era muy controlador. Andrew Moorman fue un poco más lejos y dijo haberse enterado, luego de la desaparición, que en esa casa había violencia doméstica, que en el matrimonio de su hermana no todo eran rosas y que ella tenía una “persona amiga” con quien se mandaba mensajes. “Creo que había un amigo con quien se enviaba textos y hablaba frecuentemente, alguien en quien confiaba. Puede ser que las cosas no fueran nada maravillosas dentro del matrimonio”, declaró en una de las tantas entrevistas.

El hermano de Suzanne, habló
El hermano de Suzanne, habló con FoxNews21: explicó por qué sospecha de su cuñado

Barry otra vez negó todo. Dijo que había dado testimonio durante más de 30 horas, que había contestado todas las preguntas y que nadie le había pedido someterse al detector de mentiras. Las autoridades no aclararon las dudas sobre el tema del polígrafo.

Hubo otras dos singularidades que puntualizó Andrew Moorman. Relató que le habían contado off the record, luego del primer allanamiento a la casa, que los peritos también habían sentido allí un intenso olor a cloro. La segunda, fue algo que llamó mucho la atención de los detectives. A pesar de que Barry es un experto cazador, no encontraron en la vivienda ninguna heladera portátil como las que los cazadores suelen utilizar para sus cacerías. “Me dijeron que en la casa había un sobrecogedor olor a lavandina (...) Y si bien no sé cuántas heladeras podían tener, asumo que como cazador y alguien que solía acampar podría tener varias, no encontraron ni una”, sintetizó desconfiado Andrew.

La casa y la obra sobre el río

En todos estos meses la casa de los Morphew fue totalmente requisada. Primero estuvo bajo custodia policial durante 18 días y, finalmente, el 28 de mayo fue entregada a la familia. En julio fue revisada por segunda vez.

Por otro lado, Mary Bronsen, que vive pegada a una casa que los Morphew estaban construyendo sobre el río, a solo 20 kilómetros de donde residían, declaró a Fox21 News, algo muy sospechoso. El sábado 9 de mayo por la noche un ruido la despertó y la hizo saltar de la cama. Provenía de la obra de Barry Morphew. Primero pensó que había sido un camión que había estacionado en su entrada particular, pero no. El ruido persistía y parecía una maquinaria grande en funcionamiento. El barullo se prolongó durante media hora. Al día siguiente, Bronsen fue a la obra a preguntar a los obreros si habían dejado algo andando durante la noche. Sorprendidos le dijeron que no y que las llaves estaban siempre en un lugar seguro.

El FBI enterado del hecho realizó una búsqueda en esa construcción que duró tres días. Rompieron el concreto y dieron vuelta gran parte del lugar, pero no encontraron nada.

Las amigas y las teorías de Barry

Michelle Davis y Suzanne eran amigas desde la infancia. Iban a la Iglesia juntas y se acercaron más cuando ambas tuvieron que enfrentar un diagnóstico de cáncer en su adolescencia. Suzanne había sido diagnosticada con un Linfoma No Hodgkin. Los médicos le dijeron que los tratamientos más potentes podían impedirle tener hijos en el futuro, así que los nacimientos de sus hijas fueron para ella pura felicidad.

Hacía poco más de un año que el cáncer había reaparecido en la vida de Suzanne y, otra vez, lo había combatido con éxito. Michelle contó que en esta oportunidad ella “rezaba para no perder el pelo para que Barry y las chicas no la vieran así”.

Holly Burman, otra de sus amigas, dijo que no creía de ninguna manera que ella pudiera haberse ido por su propia voluntad: “Las chicas significaban demasiado para Suzanne. Le encantaba hacer cosas con ellas”.

Barry, por su lado, se refirió a su historia de amor: “Mi mujer y yo hemos estado enamorados desde 1988, ella es el amor de mi vida. Yo sigo buscándola cada día y así seguiré hasta que la encuentre. Se lo prometí a mis hijas”.

"Mi mujer y yo hemos
"Mi mujer y yo hemos estado enamorados desde 1988, ella es el amor de mi vida. Yo sigo buscándola cada día y así seguiré hasta que la encuentre. Se lo prometí a mis hijas”, dijo Barry

Cuando Barry empezó a sentirse bajo sospecha acusó a la policía. Dijo que ellos arruinaron la prueba de la bicicleta y aseguró que al menos diez personas la tocaron alterando la evidencia. Enojado siguió diciendo a Fox21 News: “Me quieren echar la culpa a mí. Un íntimo amigo estaba ahí cuando encontraron la bicicleta y me contó que ellos destruyeron completamente la evidencia. Él quería pararlos, pero ellos no lo escucharon”. Esbozó también a los medios sus teorías sobre lo que podría haberle pasado a Suzanne. Tyson Draper entrevistó a Barry Morphew y las posibilidades que él le sugirió fueron, a grandes rasgos, tres.

-Que hubiese sido atacada por un puma. Barry dijo que Suzanne podría haber sido atacada por un felino salvaje y como argumento esgrimió que las autoridades habían reportado haber visto estos animales en el área el día anterior a la desaparición de su mujer. El 31 de agosto el team de expertos del canal Profiling Evil discutió esa probabilidad. En los últimos 125 años hubo entre 20 y 27 muertes registradas por esta causa en los Estados Unidos y Canadá. Concluyeron que si bien un ataque era algo posible, los expertos consultados del Mountain Lion Foundation les habían asegurado que, un felino de este tipo, solo arrastra a su presa unos 130 metros en las más extremas circunstancias. Y, generalmente, lo hacen montaña abajo hacia el agua. No parecía nada probable esta teoría.

-Que hubiese tenido un accidente con la bicicleta o la hubiesen atropellado. El hallazgo del rodado al pie de la colina podría indicar algo así. También insinuó que Suzanne, desorientada luego de un golpe, podría haber tambaleado hacia el río, caerse al agua y ser arrastrada por la corriente. Una posibilidad un tanto descabellada. Además, ningún cadáver apareció hasta la fecha en el agua. En cuanto al estado de la bicicleta es una incógnita que la policía no ha revelado todavía.

-Que hubiese sido secuestrada por alguien. Esta última teoría, también se la dijo Barry al canal Fox21 News, en una entrevista emitida el 18 de agosto último: Suzanne podría haber sido secuestrada por alguien “cercano” a ella.

Lo único cierto es que ninguno de sus vecinos la vio subida a su bicicleta y que él último en verla con vida habría sido el mismo Barry. La otra certeza es que el celular de Suzanne dejó de estar conectado el mismo día de su desaparición.

Buscando a la hermana menor

El Sheriff a cargo del caso, John Spezze, asegura que su equipo de investigación no ha perdido el foco y que tiene a una docena de hombres trabajando agresivamente en esta investigación.

Barry intenta esquivar a la prensa y se siente señalado por ella. Cuando una periodista le preguntó qué les diría a los que pensaban que él la había matado, respondió terminante: “Absolutamente no. Amaba a mi mujer. Nunca la hubiera lastimado. Ella es la luz de mi vida y la de mis hijas. Todo este asunto nos está matando y queremos recuperar nuestra privacidad”.

Sus detractores dicen que, sin embargo, no se lo ve proactivo buscando desesperado a su mujer ni se unió al esfuerzo de su cuñado Andrew Moorman con quien no se habla.

El que moviliza hoy la búsqueda es el hermano mayor de Suzanne: Andrew Moorman. Está decidido a encontrarla. Su esfuerzo titánico para reunir voluntarios (convocó a ciclistas, escaladores, submarinistas, especialistas con drones, perros adiestrados para encontrar cadáveres) parece haber dado algunos resultados.

Barry hizo un video pidiendo
Barry hizo un video pidiendo que lo ayuden a encontrar a su esposa

La búsqueda arrancó el jueves 24 de septiembre en los alrededores de la casa de los Morphew y dos comandos súper entrenados fueron los encargados de coordinar los GPS. Durante seis días, hasta el 29 de septiembre, se rastrilló el área con 700 voluntarios.

Los pocos trascendidos señalan que un perro pastor alemán, adiestrado en detección de cadáveres, habría dado indicios leves de ello en la construcción que Barry Morphew estaba haciendo sobre el río. En otra locación no precisada, dos perros más se sentaron en un lugar lamiendo con ahínco el pasto, algo que señalaría que detectaron restos cadavéricos. El FBI y el CBI enviaron cinco personas para seguir investigando en esas áreas y pusieron custodia en los lugares señalados.

Además, habría aparecido una foto de Barry tirado en el pasto en el medio de un terreno, en una posición estrafalaria, justo dos días después de la desaparición de su mujer. ¿Quién sacó esa foto y para qué?

Andrew Moorman no tiene esperanzas de encontrar viva a su hermana, pero su objetivo es recuperar su cuerpo y darle un “apropiado entierro, no puedo vivir con mi conciencia tranquila si al menos no lo intento”, le confesó a Fox21. Y asegura que “Suzanne nunca hubiera dejado su casa y sus hijas. No hay manera. Un animal salvaje o un ladrón no hacen que alguien desaparezca… hay algo más. (...) Si quieren saberlo yo realmente sospecho de un juego sucio”.

Andrew Moorman no tiene esperanzas
Andrew Moorman no tiene esperanzas de encontrar viva a su hermana, pero su objetivo es recuperar su cuerpo y darle un “apropiado entierro, no puedo vivir con mi conciencia tranquila si al menos no lo intento” (Facebook)

Cuando le preguntaron si creía que Barry estaba detrás de la desaparición de su hermana fue directo: “Me temo que esto fue abuso, violencia doméstica”. Fundamentó su creencia en el hecho que, luego de la desaparición de Suzanne, se había enterado de algo que nadie sabía: ella estaba participando de reuniones donde se trataba el tema de la violencia en casa.

“Creo que ella fue asesinada el sábado y su cuerpo fue escondido en una ventana de tiempo que va de 3 a 4 horas…”, especuló Andrew. Fue en función a ese lapso de tiempo que escogió la zona donde buscaron el cuerpo.

Andrew se había quejado porque no sabía de sus sobrinas desde la tragedia: “No he hablado con ellas. Espero que estén bien. Me gustaría que llamen a su abuelo Gene, que está enfermo, y quisiera verlas o escucharlas”. La buena noticia es que, durante estos días de la búsqueda de Andrew, finalmente Mallory habló con su abuelo Gene Moorman que estaba internado.

Una familia dividida, un misterio sobre el que no cae la luz, un hombre que según sus detractores prefiere irse de caza a unirse a la búsqueda de su mujer, unas nietas que no ven a su abuelo, un pueblo convulsionado, periodistas presionados, un hermano que parece creer que su cuñado es el responsable… Y una sola coincidencia: todos saben que un final feliz ya es imposible para esta familia.

En la cuenta de Instagram, que Barry había abierto en 2019, se ven unas pocas imágenes. Unas idílicas de una familia tipo feliz y dos más de él como cazador con su presa. Curiosamente, el último posteo data del 30 de abril 2020. Es una lindísima foto de la atractiva pareja. Están abrazados y sonríen felices. Ella cumplía 49 años. Él le escribió debajo de la imagen: “Feliz cumpleaños a la mujer más increíble que conozco!”.

Nueve días después la historia sería otra. Una en la que las sonrisas ya no existen y que todavía, por estas horas, no tiene un cierre definitivo.

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