Ya había amanecido. Eran varios los barcos y botes que rastrillaban el mar. La guardia costera y también muchos voluntarios. Un par de horas antes, con las primeras luces del día, habían encontrado flotando, sólo, en medio del mar, el bote. Estaba vacío. El hallazgo hacía que las posibilidades de encontrarla viva fueran pocas. Sin embargo, uno de los voluntarios todavía tenía esperanza y se dirigió hacia un sector rocoso de la isla. Deseaba encontrar a la mujer de 43 años sentada sobre una de las piedras, esperando el rescate. A lo lejos, mientras se aproximaba al acantilado, un manchón rojo llamó su atención. Al acercarse, entendió la imagen. Inflado como un globo el tapado rojo había mantenido el cuerpo a flote, había impedido que se hundiera. La cercanía hizo que sus esperanzas se diluyeran. El cuerpo estaba como parado dentro del agua, con la cabeza erguida sostenida, casi como en un ahorcamiento, por el pesado e inflado tapado. El color de la piel teñido por la hipotermia. Los ojos permanecían abiertos. Paró su bote a dos metros. Y avisó a las autoridades. “No toque nada. Espere que lleguemos. Puede tratarse de un asesinato”, le dijeron por la radio. En muy pocos minutos, un helicóptero sobrevolaba la zona, varias embarcaciones rodeaban el lugar y los buzos tácticos, con cuidado, retiraban el cadáver del agua. En un barco a pocas millas de ahí, dos estrellas de Hollywood contestaban las preguntas de la policía. La noticia tardó muy pocas horas en llegar a los medios. Natalie Wood había muerto ahogada. Era la mañana del 29 de noviembre de 1981.
Un barco en medio de la noche. Tres estrellas de Hollywood. Mucho alcohol. Una muerte. Y un misterio que va a seguir generando interés por siempre. Pocos días atrás HBO estrenó Natalie Wood: What Remains Behind, un documental sobre la actriz en la que Natasha Gregson Wagner, una de sus hijas, lleva la narración adelante. En Estados Unidos se publicó una nueva voluminosa biografía sobre Natalie y se anuncia la inminente aparición de un texto que promete nuevas revelaciones sobre la noche final a bordo del Splendour. El documental intenta mostrar aquello que la muerte no esclarecida de la actriz tapó. Participa (casi) toda la familia. Hasta Robert Wagner, bordeando los 90 años, brinda su testimonio y da su versión canónica de los hechos. Natasha Gregson expone la versión oficial de las hijas de Natalie Wood (una sola de las dos es hija biológica de Robert Wagner) y exculpa a Wagner. Aunque en el racconto de los hechos haya muchas omisiones.
Una muerte prematura y rodeada de dudas, por lo general, y más si transcurrió mucho tiempo, distorsiona la imagen del personaje. Natalie Wood era una verdadera estrella aunque al momento de su muerte no estaba pasando por su mejor momento artístico ni de popularidad. Había empezado en el cine con cuatro años. A los 15 ya se había consagrado.
Natalia Nikolaevna Zakharenko nació en 1938 en una familia de inmigrantes rusos. Un día una filmación en Santa Rosa, su pueblo, le cambió la vida. Un productor vio a esa nena simpática y le ofreció un pequeño papel en una película que se estaba filmando allí. Al poco tiempo la volvieron a convocar. La madre de Natasha -como la llamaban en la casa- vio en la posible carrera actoral de su hija la posibilidad de salir de aprietos económicos y la de ver su propia ambición de notoriedad cumplida a través de la pequeña. Se mudaron a Los Ángeles para apuntalar la carrera de la nena. Ya con nombre artístico, Natalie Wood, y gran desparpajo y belleza, participó en muchos rodajes. De ilusión también se vive (Miracle on 34 th street) fue el primer gran éxito. Pero la biología opuso un obstáculo casi siempre insalvable para los de su gremio. Natalie crecía, dejaba de ser una nena. Y, se sabe, el paso de actor infantil a estrella joven o adulta es mucho más largo de lo que parece y en el medio, muchos caen al abismo de la intrascendencia y el anonimato. Ella logró superar esa transición y antes de los 25 años había conseguido tres nominaciones a los Oscar y actuar en varios clásicos del cine. La seguidilla es notable. Más corazón que odio, Rebelde sin causa, Esplendor en la hierba, Amor sin barreras, Gipsy, La gran carrera. Parecía que nada la iba a detener. Pero el último gran éxito fue Bob & Carol & Ted & Alice en 1969. Luego llegó un cambio de vida. El casamiento con Richard Gregson, su primera hija, el reencuentro con Robert Wagner, su segunda hija. Una vida familiar, algo que nunca había tenido. Natalie trataba de recomponer su vida, bajarse de las exigencias de la fama. Había algo roto dentro de ella. Su búsqueda se había centrado en recomponerse, en disfrutar con mayor sosiego.
Su vida sentimental fue agitada. Tuvo un romance con Elvis Presley. Durante la filmación de Rebelde sin causa mantuvo una relación con el director Nicholas Ray pese a que ella tenía 16 años y él 45. La historia se conocía en Hollywood pero a nadie le parecía impropia, en esos tiempos, la conducta de Ray. En el mítico Chateau Marmont, el hotel de Hollywood en el que las estrellas solían alojarse (posiblemente el hotel con más historias por contar del mundo) fue violada por un actor. Nunca se reveló la identidad del autor aunque el espectro de los sospechosos es tan amplio que cubre desde Kirk Douglas hasta un joven Dennis Hopper (el principal señalado por varios autores).
A fines de 1956, conoció a Robert Wagner. Él era 8 años mayor que ella. Natalie, desde que tenía diez años estaba deslumbrada con ese joven galán al que por fin pudo acceder. Un año después se casaron. Por un tiempo fue la pareja de moda. Jóvenes, lindos, exitosos. Ocuparon todas las tapas posibles de revistas. Pero las carreras de ambos adquirieron velocidades diferentes. Mientras la de Wagner se detuvo, la de Wood avanzaba a velocidad supersónica. En 1961, mientras bajo las órdenes de Elia Kazan Natalie rodaba Esplendor en la Hierba, el matrimonio llegó a su fin. R.J (con todos conocían a Wagner) no podía manejar el éxito de su esposa mientras él merodeaba papeles de segundo orden. Pero los rumores indicaban otros motivos. Decían que Natalie se había enamorado de su compañero de elenco en la película, Warren Beatty. No se sabe cuando empezó el romance pero lo cierto es que poco después de la separación de Natalie, ella y Warren salieron oficialmente un tiempo. Pero en los últimos años, una de las biógrafas de Natalie Wood agregó otra causal al divorcio. Escribió que encontró diarios personales que llevaba la actriz en los sesenta y que allí narraba que decidió dejar a Wagner cuando lo encontró teniendo relaciones sexuales con un hombre, un asistente personal que acompañaba a la pareja a todas partes.
Natalie siguió con su carrera y sus romances. Pero luego de la separación con Gregson, casi una década después, volvió a encontrarse con Robert Wagner, que también había finalizado su segundo matrimonio. Luego de tres meses de novios RJ y Natalie volvieron a casarse en 1972.
Él venía de tener un gran éxito protagonizando la serie Ladrón sin destino. Natalie quedó embarazada y tuvo a su segunda hija. Se alejó de las pantallas. Durante la década del setenta sólo filmó tres películas. Wagner volvió a encabezar otro éxito televisivo, Los Hart.
La pareja se había convertido en uno de los centros de Hollywood. En su casa se realizaban elegantes fiestas a los que concurría lo más selecto de la vieja guardia. Aunque por edad no le correspondía, esa era la gente con la que Natalie había actuado, eran contemporáneos de éxito. David Niven, Christopher Plummer, Gene Kelly, Henry Fonda, Robert Mitchum, Fred Astaire, Elizabeth Taylor y Lawrence Olivier eran algunos de los invitados frecuentes.
A fines de los setenta, mientras RJ triunfaba en televisión, Natalie quería volver. Apenas tenía 40 años. Trató de conseguir el papel principal en Gente como Uno, el film dirigido por Robert Redford. Apeló al factor sentimental: ella le había abierto las puertas a Redford de Hollywood, fue la que insistió para que lo contrataran como coprotagonista de dos de sus películas cuando nadie lo conocía. Pero Redford se disculpó diciéndole que el papel era para Mary Tyler Moore. Luego leyó La decisión de Sophie, la novela de William Styron y peleó por obtener los derechos. Pero una mañana abrió el diario y encontró que el papel era de Meryl Streep. Actuó en algunas películas para televisión y hasta ganó un Globo de Oro por su actuación en una remake de De aquí a la eternidad. Hasta que le ofrecieron Proyecto Brainstorm, un film dirigido por Douglas Trumbull. Ella compartiría protagonismo con Christopher Walken, el joven actor que venía de deslumbrar en El Francotirador.
En medio de ese rodaje es que llegamos al fin de semana de Acción de Gracias de 1981. El matrimonio de Wagner y Wood dio, como era habitual, una gran cena en su casa. E invitaron a varios amigos a pasar el fin de semana en su yate, el Splendour (bautizado en homenaje a la película que le valió a Natalie su primera nominación al Oscar). Todos se negaron menos Walken. Las nenas se quedarían con las señoras que las cuidaban. En esa cena algunos testigos afirman que Wagner le reprochó a viva voz a Wood que estaba abandonando el hogar y a sus hijas, que estaba incumpliendo el pacto conyugal de que siempre alguno de los dos debía estar en la casa y no en un rodaje. Mientras Natalie filmaba la película en Carolina del Norte, Wagner grababa un capítulo de Los Hart en Hawai. RJ creía que era su mujer la que debía quedarse en la casa.
A la mañana siguiente, el trío de celebridades salió a navegar en el Splendour. En el barco sólo iban ellos y Dennis Davern, el capitán contratado por el matrimonio. Sería una escapada de tres días. El viernes, luego de estar en el agua unas horas, los tres actores bajaron a tierra. Allí tomaron y comieron. Quienes compartieron restaurante con ellos en la isla Catalina recuerdan que corrió mucha bebida y que el humor de los comensales fue mutando. Luego de unas cuantas horas, en un bote, regresaron al yate. Pero poco después, en medio de la noche, el capitán y Natalie regresaron a tierra. Ella pidió dos habitaciones y pasó la noche en el pequeño hotel de la isla. Cuando tiempo después le preguntaron a Wagner por qué Natalie había dejado la embarcación, su marido adujo que había sido porque había mucho movimiento en el agua y Natalie no podía descansar. Y que él y Walken se quedaron cuidando el yate.
A la mañana siguiente, Natalie y el capitán regresaron. Después del mediodía, los cuatro empezaron a tomar mucho alcohol. A media tarde, otra vez en el bote, Natalie y Walken fueron a la isla. Wagner apenas se levantó de la siesta se juntó con ellos. Siguieron tomando. Cambiaron de bar, cenaron y el alcohol seguía llegando a la mesa. Una de las meseras que los atendió declaró al día siguiente ante la policía que ella presenció una discusión de alto tono entre la pareja y que a Wagner se lo veía muy molesto.
En ese momento se rompieron los primeros vidrios de la noche. Un estallido contra una pared del restaurante. Ninguno de los testigos duda que fue Natalie quien arrojó esa copa. Tiempos después, para explicar esa situación, Walken y Wagner declararon que estaban hablando de los brindis griegos y Natalie quiso imitar la situación; esa versión fue desmentida por varios de los comensales, que hablaron de la tensión existente, a esa altura, en la mesa de las celebridades. El trío volvió a su barco. El dueño del restaurante llamó a los encargados del muelle para que les prestaran atención porque estaban muy alcoholizados. Tenía temor de que les pasara algo en el mar. Pero llegaron bien al Splendour.
A partir de que volvieron a abordar el yate, no hay más testigos que los tres hombres. Las versiones fueron cambiando con el tiempo pero siempre se mantuvieron endebles y poco convincentes. La única certeza es que siguieron tomando. Y que hubo tensión entre el trío de actores. El motivo de esa tensión traducida en peleas no queda claro. Otra vez es terreno de versiones. Algunos dicen que fue porque Wagner estaba celoso de Walken, que sospechaba que Natalie tenía un affaire con el joven actor; otros dicen que quienes mantenían una relación eran los dos actores; Wagner, a partir de su segunda declaración ante la policía (y lo repite en el reciente documental), sostiene que la causa fue que Walken le dijo que debía dejar trabajar a Natalie y él le exigió que no se metiera en asuntos de pareja.
Cerca de la medianoche, Natalie desapareció. También el bote. La versión oficial de Wagner es que luego de una discusión que él mantuvo con Walken, ella se retiró a su cuarto. Y que una vez tranquilizados los ánimos, cuando él abrió la puerta de la habitación no la encontró. Que recién ahí se dieron cuenta de su ausencia. RJ sostiene que creyó que ella había decidido volver a la isla. Esta versión tiene algunas falencias evidentes que los investigadores pasaron por alto. Wagner no contó en su primera declaración que rompió una botella contra una mesa y persiguió por todo el barco a Walken (eso lo dijo después cuando se encontraron restos de vidrio en el piso por lo que la perseguida también pudo haber sido Natalie). Por otro lado, Natalie tenía un miedo inmanejable al agua, no sabía nadar y nunca había utilizado el bote sola. Es raro que hubiera decidido hacerlo en ese momento por primera vez, en aguas complicadas, en la oscuridad de la medianoche y alcoholizada.
Una pareja que estaba en un barco vecino dice haber escuchado un pedido de auxilio en medio de la noche. Era la voz de una mujer y provenía del agua. Desde otra embarcación voces de hombres borrachos le decían que se quedara tranquila que la iban a rescatar.
Robert Wagner avisó de la desaparición de Natalie Wood varias horas después. El operador que recibió la llamada afirma que el actor estaba muy alcoholizado. La búsqueda fue intensa. En medio de la madrugada encontraron el bote navegando a la deriva. Temprano a la mañana, el cuerpo de la actriz sin vida flotando con su pijama y su tapado rojo.
A partir de que se conoció la noticia, los rumores se dispararon. La policía cerró la investigación en quince días. Sostuvo que se trató de un ahogamiento accidental. Natalie quiso desatar el bote porque golpeaba contra el Splendour y no la dejaba dormir, resbaló en una rampa patinosa y cayó al agua. En el costado de su cuerpo y en la cara había golpes y escoriaciones. La policía tomó casi al pie de la letra la segunda declaración de Wagner y ajustó la investigación a esos dichos. Christopher Walken también cambió la declaración en la segunda oportunidad y su historia coincidió en cada detalle con la de RJ.
La familia de Natalie y RJ se encolumnó detrás del actor. Sólo Lana Wood, hermana menor de Natalie, sigue sosteniendo que se trató de un asesinato.
El capitán de barco, veinte años después de los hechos, cambió su versión. Contó que hubo peleas esa noche entre la pareja, habló de violencia y contradijo sus primeros dichos ante los investigadores y la historia de Wagner. A raíz de ello, el caso se reabrió. La carátula cambió. Ya no hablaba de ahogamiento accidental. En 2018, la policía declaró a Robert Wagner “Persona de interés” en el caso, una institución del derecho penal norteamericano que indica que una persona puede haber tenido que ver con un delito, un estadio levemente inferior a “sospechoso”. Pasados cuarenta años no parece que vayan a encontrarse nuevas pruebas.
Esta muerte se inscribe en algunas tradiciones desgraciadas de Hollywood. Dos son las más evidentes. Por un lado completó el destino trágico del trío protagonista de Rebelde sin Causa. Los tres murieron muy jóvenes. James Dean, convertido en leyenda, en un accidente automovilístico, Sal Mineo asesinado en 1976 y cinco años después Natalie ahogada. Por otro, se suma a la lista de muertes no explicadas (o impunes) de estrellas en el agua. En 1924 un barco repleto de celebridades de primer orden fue escenario de un crimen. El productor Thomas Ince fue asesinado de un disparo. William Randolph Hearst, Charles Chaplin, Marion Davis y Louella Parsons eran algunos de los que navegaban esa tarde. Otra vez la posibilidad de un triángulo amoroso, el rumor de que el disparo era para Chaplin motivado por los celos de Hearst y una investigación que se desvaneció (el caso inspiró la película El maullido del gato dirigida por Peter Bogdanovich).
El caso de la muerte de Natalie Wood permanece abierto casi cuatro décadas después de su desaparición. La actriz encontró la muerte en las aguas heladas. Estaba intentando volver a los primeros planos luego de privilegiar durante más de diez años a su familia. Lo que sucedió esa noche sólo lo saben tres hombres. Los tres que estaban a bordo del Splendour.
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