Antes de conocer a Meghan Markle, el gran amor de su vida, el hijo menor de Lady Di vivió un apasionado romance con Cressida Bonas una aristócrata, actriz y modelo inglesa. A diferencia de Markle, Cressida contaba con lazos con la realeza del Reino Unido. Su madre es Lady Mary-Gaye Curzon y su padre no era aristócrata pero sí millonario, el empresario Jeffrey Bonas. Además su abuelo Edward Curzon ostentaba el título de conde y su padrino de bautismo había sido el rey Eduardo VII.
Cressida nació en Winchester. La belleza estaba en sus genes, su madre era toda una it girl de los 60 que solía aparecer en las listas de las royalty más lindas y alcanzó cierta notoriedad como modelo cuando apareció posando en aparente topless y cubierta de aceite. Sus vacaciones eran en St Tropez, sus fines de semana en Ascot y era tan deslumbrante que en el hotel Claridge había un trago con su nombre.
Libre para amar la mamá de la royal tuvo cinco hijos de cuatro matrimonios. Se casó por primera vez con Esmond Cooper-Key, nieto del vizconde de Rothermere, en 1971. Más tarde contrajo matrimonio con el magnate inmobiliario John Anstruther Calthorpe. Después conoció al padre de Cressida, Jeffrey Bonas, con quién se unió sentimentalmente en 1988, se separó cuando él volvió con su primera esposa, entonces ella se casó con Christopher Shaw. La pareja era conocida por sus extravagantes fiestas en los mejores hoteles de la capital inglesa. De hecho se conocieron cuando él organizó un festejo con temática del carnaval de Venecia que incluía hombres con zancos, enanos y lanzadores de fuego. Pero también se separaron y Lady Mary formó nueva pareja con David Mcdonough.
Cressida creció en un hermoso castillo junto a sus cuatro hermanos por parte de su mamá y otros tres por parte de su padre. Jeffrey Bonas quien también ostentaba un variado historial amoroso ya que se casó en tres ocasiones.
Si la belleza de su madre arrasaba en los 60, la de Cressida no se quedó atrás. Al crecer logró ser una joven de las que ostentan las distinguidas y preciadas tres B: Blonde, Beautiful y Blue-blooded (rubia, linda y de sangre azul) y eso las convierte en protagonistas de los tabloides británicos.
Entre las amigas royalty de Cressida se encontraba Eugenia de York y su hermana Beatriz, hijas del príncipe Andrés, las chicas solían asistir a las carreras de Ascot. Fue entonces que le propusieron presentarle a su primo que no era otro que Harry. No se sabe si la idea le gustó mucho a Cressida. Su hermana Isabella había tenido un acercamiento con el príncipe William que quedó en la nada cuando este conoció y se enamoró de Kate Middleton.
Dicen que al conocerse, el nieto de la reina Isabel II cayó rendido ante esa rubia de piernas interminables, con carita de muñeca y que estudiaba ballet. La primera vez que aparecieron juntos fue en el estreno de la película Batman y ante el alerta periodístico lanzaron el tradicional “solo somos buenos amigos”.
Después de la película fueron a bailar a una discoteca. El príncipe había cumplido 28 y la joven, 23. Unos meses antes Harry había bromeado en una entrevista que no lograba enamorar ni enamorarse porque las chicas quedaban intimidades por su título y sobre todo por su fama de rebelde. No ayudaba mucho que una de sus novias, Chelsy Davy lo hubiera dejado luego de declarar que Harry prefería la libertad al compromiso. Florence Brudenell y Mollie King, también cortaron su relación con él cuando comprendieron que no quería ataduras sentimentales.
Pero Cressida no se dejó intimidar y comenzaron una relación. Cressie, como la llamaban los amigos, conocía los vericuetos y privilegios de la realeza británica pero también había mostrado signos de rebeldía. Quería ser actriz y era modelo de una marca de lujo inglesa. Su gran pasión era la danza y completó una licenciatura de tres años en la Universidad de Leeds. Con Harry compartía haber crecido en una familia poco tradicional. La de Cressie fue rodeada de medios hermanos, ex maridos de su madre y un padre que se la pasaba haciendo investigaciones históricas y jugando al golf. Obviamente los problemas económicos no existían en sus vidas.
A la bella aristócrata y el menor de los hijos de Lady Di se los empezó a ver juntos en algunas escapadas como cuando se dejaron fotografiar esquiando en Suiza, en un acto benéfico en el Wembley Arena, en un partido de rugby y en unas cortas y exóticas vacaciones de esquí en Kazajstán. La relación duró de 2012 a 2014 y los medios ya especulaban con otra boda real, pero no. Luego de dos años el noviazgo se rompió.
Nunca se supo con certeza por qué se distanciaron. Versiones hubo varias, que Cressida era demasiado demandante, que ella deseaba vivir un poco más sin compromisos y crecer en su carrera. Si estas causas eran ciertas el príncipe había recibido un poco de su misma medicina: una novia que no quería comprometerse.
Con el tiempo se supo que Cressidda, que había cumplido 25 años, notaba la enorme presión que se comenzaba a ejercer sobre ella y su novio para que formalicen. Los diarios se preguntaban “¿Harry hará de Cressida su princesa?” y el Daily Mail especulaba que le propondría matrimonio bajo la aurora boreal en Islandia. Tatler una tradicional revista dedicada a la realeza puso en su portada: “Harry ama a Cressie: 20 cosas que hay que saber sobre Cressida Bonas”. Mientras Ingrid Seward, editora de la revista Majesty aseguraba sin citar fuentes que a Bonas le costaba adaptarse a la atención mediática: “No le gusta, porque quiere poder salir a la calle sin maquillaje y esas cosas. Se siente muy limitada. Pero Harry la protege mucho”.
La novia de Harry detestaba salir a la calle y encontrar fotógrafos esperándola. Le gustaba la moda pero sin ser adicta a ella y padecía cuando se observaba y criticaba con minuciosidad cómo se vestía.
Además el hijo menor del príncipe Carlos comenzaba a mostrar sus deseos de tranquilizarse un poco. Es que dos misiones en Afganistán, como piloto de helicóptero, el reconocimiento que disparó a matar, el casamiento de su hermano y el nacimiento de su sobrino George modificaron mucho su visión de la vida.
Según una versión publicada por el diario The Sun, Cassie tomó la decisión de cortar el noviazgo luego de un viaje oficial de Guillermo y Kate por Australia y Nueva Zelanda. La hasta entonces novia de Harry vio como su posible futura cuñada hacia malabares para cumplir sus múltiples compromisos protocolares con una sonrisa enorme y el pequeño príncipe George en sus brazos. Comprendió que no estaba preparada para semejante desafío y aceptó que tampoco deseaba prepararse.
La ruptura del noviazgo fue cordial. Tanto que la rubia fue invitada a la boda de Eugenia de York con Jack Broocksbank y a la de su ex novio con Meghan Markle. No fue a la única ex que invitó Harry, también asistió Chelsy Davy.
Asistir a la boda de un ex puede generar una situación por lo menos incómoda, sobre todo si las cámaras que transmiten la ceremonia te enfocan buscando alguna sonrisa nerviosa. Sin embargo para Cressida lo peor no era la presión mediática sino elegir sombrero.
Ella misma lo explicó en su blog: “Los amigos están empezando a casarse, lo que significa el dilema del atuendo de boda británico. Sombreros. ¿Por qué encuentro que los sombreros son tan complicados? Difíciles de llevar, difíciles de ver y extremadamente complicados para la pobre alma sentada en el banco de atrás. La mayoría de las veces evito sombreros. Esto puede provocar miradas de desaprobación de las generaciones anteriores. El fin de semana pasado asistí a la boda real. La invitación indicó claramente que los invitados deben usar sombreros. Opté por un número mínimo de plumas, y sólo puedo esperar haber acertado…”.
Cressida reconoce que ser la ex de Harry lejos de ayudarla muchas veces la perjudicó en sus proyectos de actriz: “Creo que fue un problema de sentirme encasillada. En este país especialmente encuentro que las personas son muy rápidas a la hora de meterte en una caja, o de aislarte en una esquina, y pensar ‘Oh bueno, eres eso así que debes ser esto otro’", explicó durante una entrevista con Woman’s Hour y agregó: “Es increíblemente frustrante, especialmente en la industria en la que me encuentro, pero al final se trata de aceptar que las cosas como son, pero dejar claro que ‘no, esta es la que yo soy y esto es lo que quiero hacer’”.
Ya fuera del foco mediático, ella también encontró su gran amor y en otro Harry. Se comprometió con Harry Wentworth-Stanley, hijo de la marquesa de Milford y con el que habían sido novios antes de conocer al príncipe.
Hace una semana le preguntaron a Cressida qué opinaba sobre la decisión de su ex de alejarse de sus compromisos reales. “Jamás me posicionaría al respecto porque estaría completamente fuera de lugar. Quiero centrarme en mi trabajo, y también lo digo por respeto. ¿Cuál es la expresión que estoy buscando? ¿Cómo me sentiría si cambiaran las tornas y fuera un ex mío el que hablara de mi vida?”, afirmó en una entrevista al suplemento ES. La contundente respuesta de una verdadera lady.
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