Transitaba el mejor año de su vida. Aquel 1992, la bella Daniella Pérez (22) lo tenía todo. Estaba protagonizando su cuarta novela con un éxito rotundo: De cuerpo y alma, de la Red Globo de Televisión, donde interpretaba a Yasmin. La veían diariamente unos 35 millones de personas. La mayor audiencia del momento, en Brasil, con 52 puntos de rating.
Pero su vida feliz y prometedora daría un vuelco horroroso el lunes 28 de diciembre de 1992. El día de los Santos Inocentes Daniella se encontraría con su propio Herodes.
Ocurrió así. Ese lunes Daniella estaba grabando las últimas escenas del año: en ellas terminaba su relación en la ficción con Bira, interpretado por Guilherme de Padua (23). El actor estaba claramente ofuscado. Estaba convencido de que su personaje desaparecería.
Tuvo una crisis de llanto y de furia. Fue a buscar desesperadamente, una vez más como lo había hecho en los últimos tiempos, a Daniella por los estudios Tycoon. Quería insistir para que la madre de la actriz, la aclamada escritora Gloria Pérez y autora de esta telenovela en particular, lo siguiera incluyendo en los siguientes guiones. No quería desaparecer de escena y pretendía que su personaje creciera.
La encontró en un camarín y quiso hablarle, pero Daniella ya estaba cansada del acoso de Guilherme y se rehusó a recibirlo. Él le ponía mucha presión. Se había acercado a ella de todas las maneras posibles, incluso tratando de seducirla. Daniella, que estaba casada y feliz, quería mantener una distancia prudencial. Intentó no darle más importancia al asunto. Todavía quedaban varias escenas para grabar, ya hablarían en otro momento.
Guilherme se retiró enojado. Salió de los estudios y se fue a su departamento en Copacabana. Poco rato después salió de allí con su mujer Paula Thomaz (19). Los vecinos los vieron subirse al auto. Paula llevaba una sábana y una almohada en las manos.
El matrimonio volvió a los estudios, pero del auto solo se bajó Guilherme que debía seguir grabando. Paula se quedó escondida en el asiento de atrás del coche estacionado, tapada por la sábana.
La filmación de Daniella y Guilherme terminó cerca de las nueve de la noche. Salieron a saludar a los fans que los esperaban en la puerta, se sacaron fotos y se despidieron normalmente. Sería la última imagen con vida de Daniella Pérez.
Cada uno fue por su lado al estacionamiento a buscar su auto. En el camino a su casa Daniella paró a cargar combustible. Ese momento fue aprovechado por Guilherme y Paula que la iban siguiendo. Cuando Daniella salió de la estación de servicio no pudo avanzar, tenía el auto de Guilherme bloqueando el paso. Parecía estar solo. Ingenuamente, se bajó a preguntar qué pasaba. Nunca pensó que su compañero de escena le haría una fatal emboscada con su mujer que estaba en ese momento embarazada de cuatro meses.
Guilherme se le acercó agresivo, ella intentó defenderse, pero él le dio una trompada en el medio de la cara. Cayó inconsciente. Él la introdujo la parte trasera de su vehículo, mientras Paula se pasaba al asiento del conductor. Luego el actor se subió al auto de Daniella (un Escort XR3 negro) y los dos coches salieron del lugar. Sabían perfectamente dónde iban: a una zona aislada en Barra da Tijuca, que ya habían previamente escogido para concretar su venganza.
Cuando llegaron, Paula trató de lastimar a Daniella con un destornillador, pero fracasó. Entonces recurrió a una tijera con la que apuñalaron a la joven actriz -usamos el plural porque ambos se acusaron mutuamente por el hecho- 18 veces: 8 fueron directo al corazón, 6 le perforaron el pulmón y 4 fueron al cuello. La dejaron tirada entre los matorrales y se fueron.
No se sabrá nunca si Daniella aquella noche, en el trayecto en auto, recuperó la consciencia antes de ser apuñalada.
De allí, la pareja se dirigió a una estación de servicio donde lavó su auto, para luego volver al departamento. Paula se tiró a descansar, el embarazo la tenía agotada. Guilherme, en cambio, optó por salir a dar un paseo por Copacabana. Fue durante esa caminata por la playa que se deshizo del arma homicida tirándola al mar. Jamás se encontró.
El arma sería un punto vital en la defensa para intentar probar que no hubo premeditación: los acusados hablaban de tijera y dijeron haberla tenido en el auto para abrir sachets de leche. Pero los peritos forenses explicarían en el juicio que, por cómo eran las heridas, el arma había sido una daga o un puñal, probando así que sí había existido premeditación.
Siempre hay un testigo
Pese a que buscaron un lugar desolado para el crimen, una persona que pasó esa noche por la ruta fue vital para desenmarañar velozmente el caso. El abogado Hugo da Silveira iba conduciendo cuando vio dos vehículos estacionados a un costado del camino y tres personas, dos eran mujeres. Pensó que estaba presenciando un asalto, algo bastante frecuente en Río de Janeiro. Llegó a anotar una de las patentes: OM 1115. Al llegar a su casa, llamó a la policía y pasó la información.
Cuando las autoridades fueron a verificar la denuncia, en esa zona boscosa de Barra da Tijuca, solo encontraron el auto de Daniella. En la guantera estaban los documentos de su marido Raúl Gazolla. El coche con la patente que les habían pasado no estaba. Mientras inspeccionaba el terreno, en medio de la oscuridad, uno de los oficiales de policía se tropezó con algo... el cuerpo ensangrentado de una mujer joven, vestido con una musculosa negra y jeans.
Era la famosa Daniella Pérez. La joven estrella de la tevé. Y estaba muerta. No podían creerlo.
Las primeras noticias del crimen estallaron horas después, el 29 de diciembre de 1992, y conmocionaron al país opacando la noticia de la renuncia del entonces presidente de la República, Fernando Collor de Mello.
Versiones de cómplices
Apenas la policía confirmó que el cuerpo hallado correspondía a la actriz Daniella Pérez, llamaron a su familia. La madre, un hermano y el viudo llegaron conmocionados a la comisaría donde se encontraron con Guilherme de Padua que arribaba, aparentemente, tan espantado como ellos. A nadie le llamó la atención que estuviera ahí, eran compañeros de trabajo. Se abrazaron. La prensa retrató esos instantes de abrazos entre los dolidos familiares y el hipócrita asesino. Puro cinismo. Guilherme disfrutaba de su concretada venganza de la que creía saldría impune. Pero solo sería por unas horas.
Al día siguiente, los investigadores fueron con los números de la placa -que les había proporcionado aquel abogado que además declararía haber visto a Paula Thomaz en la escena- hasta los estudios de televisión donde Daniella grababa su novela. Buscando en el parking encontraron una matrícula llamativamente similar en un Santana azul metálico: LM 1115. Ese auto era el que usaba el actor Guilherme de Padua y pertenecía al padre de Paula Thomaz, su mujer. Bingo. Fácilmente se demostró que él había puesto cinta adhesiva en su patente, el día del crimen, para evitar ser identificado. Quedaron petrificados.
Guilherme de Padua empezó negando todo, pero terminó confesando su crimen.
De allí en más empezarían las miles de versiones que sostendrían, tanto él como Paula su mujer, a lo largo de los años.
De Padua, en su primera declaración, se hizo responsable del homicidio. Dijo que la había asesinado porque Daniella lo estaba persiguiendo, que ella pretendía tener relaciones sexuales y que él trataba de evitarlas; que decidió matarla en defensa propia porque la actriz lo había amenazado con matar a su esposa embarazada si él terminaba su relación sentimental con ella. Y que su mujer iba en el auto escondida porque quería demostrarle que él no tenía relaciones sexuales con Daniella.
Todos estos dichos los pondría en reversa, poco tiempo después, al divorciarse de Paula Thomaz.
Durante el proceso judicial, Guilherme de Padua, cambió entonces su testimonio y responsabilizó directamente a Paula por el homicidio.
En su nueva versión aseguró: que su mujer la había matado porque le tenía unos celos espantosos a Daniella. Y, agregó, que había mantenido una relación con Daniella por interés, para que su madre lo ayudara en su carrera como actor. Explicó que cuando Daniella se enteró de que Paula estaba embarazada intentó terminar el romance y que, por eso, la noche del crimen la llevó a una playa desierta para hablar con ella. Añadió que su esposa iba escondida en la parte trasera del auto así podía ser testigo de todo lo que decían. Pero que todo se salió de cauce y estalló una violenta pelea entre los tres.
“Mientras agarraba a Daniella, trataba de detener a Paula con la otra mano, pero perdí el equilibrio y caí al suelo”, dijo en su declaración. El acusado sostuvo que, debido a la caída, Daniella y él se golpearon las cabezas, perdiendo ambos la conciencia, por lo que Paula pensó que Daniella estaba muerta. Momentos después, volvió en sí y escuchó unos ruidos raros: “...dije 'Paula, ¿qué está pasando?’ Volví en mí y solo escuché los dos o tres últimos tijeretazos”.
Luego, huyeron del lugar.
Paula Thomaz negó esa versión y responsabilizó de todo a su ex marido. Ella solo había sido una espectadora del brutal crimen.
Tanto la madre de Daniella, como los compañeros de trabajo, desmintieron a los acusados y aseguraron que Daniella jamás había tenido una relación con Guilherme de Padua, ni lo había perseguido.
“No me extraña que alguien como él sea capaz de intentar manchar la memoria de la víctima, que ya no puede defenderse”, señaló Gloria Pérez.
“Guilherme vivió muy intensamente la ruptura de la ficción y acabó por adquirir las características del personaje”, sintetizó con criterio un actor del elenco que prefirió no ser identificado. Aquel 28 de diciembre, continuó, Guilherme caminaba como loco por los estudios y parecía muy contrariado.
Un tatuador profesional reveló que unos 10 días antes del asesinato, Guilherme y Paula lo habían contratado para que les tatuara el nombre de ella en los genitales de él y el nombre de él en la ingle de ella: “Nunca vi algo igual en mis 15 años de tatuador”, declaró. ¿Era un pacto de sangre por lo que estaban por hacer?
Juicio final
La historia oficial aceptada finalmente por el Tribunal brasileño fue que el acusado intentó seducir a Daniella por interés, por el poder que ostentaba su madre al ser la guionista.
Él estaba convencido de que ella le había contado a Gloria sobre sus intentos de seducción y que, por eso, lo estaban sacando del medio. Cuando le comunicaron que su personaje terminaría se convenció: Daniella y su madre boicoteaban adrede su carrera. La frustración y el resentimiento fueron una combinación letal. Él se lamentaba de sus problemas frente a su esposa, Paula, que a su vez moría de celos por las escenas que protagonizaban la bella Daniella y su marido. Paula echaba más nafta al fuego.
El fiscal sostuvo que Guilherme con su esposa planearon el asesinato de la joven, llenos de odio, como una represalia. Y el juez calificó el hecho de “premeditado, violento, perverso y cobarde”, y explicó que De Padua atrajo la víctima a un “lugar yermo”, sin posibilidad de defensa ni de pedir socorro a nadie.
El país estaba en shock. El juicio movilizó a miles de personas que reclamaban que fuera aplicado el máximo castigo.
“El asesino es un cínico. Piensa que puede resultar absuelto”, decía furiosa Gloria Pérez. “No importa quién dio las 16 puñaladas a mi hija, eso es secundario, no queda ninguna duda de que ambos planearon el crimen”, observó.
Vida, amor y trabajo
Daniella nació en Río de Janeiro el 11 de agosto de 1970. Tenía dos hermanos menores Rodrigo y Rafael. Desde pequeña deambuló entre los actores y las historias para telenovelas que escribía su madre Gloria Pérez. Su destino como actriz y bailarina era bastante previsible.
A los cinco años, ya hacía baile. Se destacó enseguida al punto que llegó a bailar profesionalmente en una de las mejores compañías de danza de Río de Janeiro. A su marido Raúl Gazolla, un actor que le llevaba 15 años, lo conoció en su primera aparición en televisión, cuando interpretaba a una bailarina de tango en la telenovela Kandega japonesa, de Rede Manchete. En 1990, se casaron.
Ese mismo año, el grupo de Daniella fue invitado por Red Globo para bailar en una novela escrita por su madre. Daniella hizo una audición individual y consiguió su primer personaje. Inmediatamente captó la atención de los productores. Era bella, carismática y talentosa. Se estaba abriendo camino y haciéndose más y más conocida.
Fue así que llegó al personaje de Yasmin, en De cuerpo y alma, una telenovela guionada por su propia madre Gloria Pérez: allí se contaba la historia de un juez que se enamoraba de la mujer que había recibido el corazón de su amante.
El personaje de Yasmín era adorado por el público. No así el de Guilherme de Padua que le daba vida a Bira, el extremadamente celoso novio de Yasmin, un hombre que le impedía vivir libremente y la censuraba si se vestía sexy. La telenovela era un éxito que paralizaba a Brasil a las ocho en punto de la noche.
Luego del homicidio, la partida de Yasmin se explicó con un viaje de estudios al extranjero, mientras que el personaje del actor Guilherme de Padua, simplemente, dejó de existir. No merecía más explicaciones.
La lucha de Gloria
El 25 de enero de 1997, Guilherme de Padua fue condenado a 19 años de cárcel. El 16 de mayo de 1997, Paula Thomaz fue sentenciada a 18 años y medio de prisión. Ambos ya llevaban varios años encarcelados al momento de la sentencia. Paula tuvo a su hijo Felipe en prisión y eso fue, en parte, el motivo del acortamiento de la pena. En 1999, salieron tras cumplir menos de 7 años de la sentencia.
La indignación popular y la de la familia de Daniella, se plasmó en una lucha que encabezó Gloria Pérez, ahora una militante por la justicia, para cambiar la legislación penal. Hasta ese caso, el homicidio calificado no era considerado de igual magnitud que los que incluían secuestro, extorsión o violación, que eran castigados con la pena máxima.
La campaña nacional que encaró Gloria para que las penas por esos delitos se cumplieran con régimen cerrado (es decir sin posibilidad de salir anticipadamente) la llevó a recolectar 1.300.000 firmas. Eso hizo que el congreso de Brasil votara y aprobara una enmienda popular que convertía al homicidio calificado en un crimen mucho más grave, a la altura de los antes mencionados. Fue la primera enmienda popular aprobada de la historia brasileña. Pero como esta modificación legal se hizo luego del juicio, la enmienda no afectó a los asesinos de Daniella y pudieron acceder el régimen anterior, mucho más benigno.
También fue Gloria la que persuadió a los tres empleados de la estación de servicio donde Daniella fue interceptada para que declararan en contra de Guilherme y Paula. La madre se había puesto el caso al hombro desde el primer día. En una entrevista publicada, en 2012, por el diario O Globo, Gloria Pérez relató con amargura que los asesinos de su hija “cumplieron seis años en el área VIP de los respectivos presidios y fueron puestos en la calle. A ellos matar les salió barato”.
En marzo de 2002, el juez Paulo Gustavo Horta dictaminó que Gloria Pérez y Raúl Gazolla deberían recibir una indemnización de 500 salarios mínimos cada uno por parte de los condenados por el asesinato. Guilherme de Padua y Paula Thomaz, según el fallo, también deberían pagar los gastos del entierro. Por las recurrentes apelaciones todo se fue posponiendo durante años. Recién el 29 de abril de 2016, Gloria y Raúl Gazolla, lograron el reclamo de indemnización por daños morales y materiales contra los acusados.
“No hay dinero en el mundo que pague por un asesinato. El dinero no paga nada. Lo que realmente quisiera es no tener un centavo, pero que los asesinos estén tras las rejas y dejen de disfrutar de la vida como lo están haciendo. Para mí, un asesino tiene que estar preso”, expresó dolorido Raúl.
Gloria Pérez (que además es licenciada en Historia) dejó de escribir para la tevé durante 3 años. El asesinato la consumió.
Guilherme, un mal personaje
Guilherme de Padua nació el 2 de noviembre de 1969 en Joachim, estado de Minas Gerais, Brasil. Había llegado a Río de Janeiro para conquistar éxitos como artista, pero no llegó muy lejos. Él mismo se ocuparía de arruinar su mejor oportunidad. En 1990 había hecho una pequeña aparición en la telenovela Mico Preto, de Rede Globo, así que la tira De cuerpo y alma, en 1992, era su gran oportunidad de trascender. Paradójicamente el crimen lo llevó a las primeras planas, pero también lo convirtió en el actor más odiado por el gigantesco público brasileño.
En la época del asesinato, hubo versiones que señalaron que tanto él como Paula practicaban magia negra o algún raro ritual pagano. Se casaron de rojo y blanco; en la casa que estaban construyendo las habitaciones eran en rojo y blanco; la camisa que llevaba Guilherme puesta el día del hecho era colorada; los tatuajes que se habían realizado en sus zonas íntimas… todo dio mucha letra a la prensa.
Estando en la cárcel, Guilherme intentó probar una nueva vocación: la de escritor. Quería, decía, contar su verdad. Pero Gloria se enteró, interpuso un recurso y evitó la publicación de su libro. Igualmente, años después, la segunda esposa de Guilherme lanzó uno. Tras salir de la cárcel, De Padua comenzó a trabajar en Belo Horizonte, en la Iglesia Bautista de la Lagoinha. Y, como suele suceder dentro de la cárcel, se convirtió en Pastor. Este año, además, lanzó su canal de YouTube para hablar de religión y del sistema penitenciario brasileño.
El ex actor, ordenado pastor en 2017, también fue un ferviente defensor de Jair Bolsonaro. Un video en las redes, hablando del entonces candidato a presidente, provocó repudio entre los brasileños. De Padua dijo: "He visto graduados, incluso maestros, ya sabés... personas así que podrían tener un doctorado, creyendo que Bolsonaro perseguirá a negros y homosexuales como Hitler ha perseguido a judíos. Es sorprendente cómo los radicales pueden poner locuras en la cabeza de las personas ”, dijo en el video. Que el ex criminal haya reaparecido viralizando el mensaje fue un escándalo en Brasil.
De Padua se casó dos veces más y, en 2012, concedió una polémica entrevista para la tevé donde aseguró que él había intentado evitar el homicidio, pero que le había resultado imposible detener a su esposa Paula.
Así lo relató: “Durante mucho tiempo tuve dudas si había sido yo, porque en la dinámica de como sucedió pensamos que ella había muerto en la pelea antes de ser apuñalada. Y si ella murió antes, entonces fui yo quien la mató”, dijo. Pero aclaró que si no había fallecido por el golpe: la asesina había sido Paula. ¿Por qué Paula la apuñaló? Él ofreció la siguiente explicación: “Yo le pregunté por qué lo había hecho, y ella me dijo: ‘Es para que ellos piensen que fue algún fan loco, porque los fans locos hacen esas cosas’".
¿Qué ocurrió con Paula Thomaz desde que salió de la cárcel? Se casó con un abogado con quien tiene dos hijos y estudió abogacía… Y con una particularidad: se anotó como alumna en el curso Derecho Constitucional que daba el fiscal Piñeiro, quien la había acusado en el juicio. Hoy vive instalada entre la clase media alta de Copacabana, en Río de Janeiro. Eso sí, teñida de rubia para que nadie la reconozca. Porque hasta el día de hoy el caso sigue sensibilizando al público que, partidario de Gloria, cree que 6 años no fueron suficiente castigo.
En las cabezas perturbadas de Guilherme -resentido con los triunfos ajenos- y de Paula -carcomida por los celos de la protagonista de la telenovela- germinaba el horror. Si ellos no podían concretar sus deseos, tampoco lo haría la exitosa y joven Daniella.
La ficción televisiva perdió terreno frente a la realidad brutal. Y la tragedia rompió ese mágico cristal de la pantalla hogareña y golpeó a 35 millones de espectadores.
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