“Está teniendo espasmos, en la calle Sunset y Larrabee. Por favor, vengan aquí. Creo que tomó Valium o algo así, no lo sé. ¡Por favor! ¡Se está muriendo! ¡Por favor!”, grita Joaquin Phoenix en su estremecedor llamado al 911.
El que se se está muriendo es su hermano mayor, River, que con 23 años ya era una estrella querida por todos en Hollywood. Tirado en la vereda, el joven respira con dificultad. Joaquin acaba de cumplir 19 años y arrastra a su hermano hasta la calle para intentar reanimarlo. Su hermana Rain llora. No puede estar ocurriendo esto.
Están en la puerta del Viper Room en Los Ángeles. Habían llegado entrada la noche. Es el 30 de octubre de 1993, el Sunset Strip se preparaba para celebrar Halloween y la creme de la creme elige el club donde uno de sus propietarios es Johnny Depp, quien tocaría con su banda. El otro número previsto era una zapada comandada por Flea, bajista de los Red Hot Chili Peppers, en la que tocaría River. El actor no lucía bien, pero nadie pareció notarlo.
River había ido al Viper a tocar música. Era lo que realmente disfrutaba. Era volver a su infancia cuando cantaba por unas monedas en las calles de Latinoamérica, donde su familia se había instalado luego de dejar la cabaña en Oregon.
La actuación se había vuelto un trabajo que ya que no disfrutaba, pero con el dinero que ganaba podía ayudar a su familia. Ya lo había pensado: iba a actuar en Entrevista con el vampiro y esa sería su última película. Soñaba cerrar su carrera allí y asegurar la universidad de su hermana menor. Luego le daría el adiós a la pantalla.
River había llegado con su novia, la actriz Samantha Mathis y con sus hermanos Rain y Joaquin al Viper Room. Cuando se acercó al escenario, Flea le dijo que no había lugar para él, y se volvió a su mesa. Alguien le alcanzó un trago, y él lo bebió de un tirón, sin preguntar su contenido. Al rato le dijo a un amigo: “No me siento demasiado bien. Creo que sufro una sobredosis”.
¿Qué le habían dado de tomar? ¿Quién era ese misterioso sujeto que le había alcanzado el vaso? El hombre, que nunca fue identificado, le había convidado una mezcla líquida de cocaína y heroína. Lo que siguió fue todo desesperación.
Cuando la ambulancia llegó, ya era tarde: River Phoenix murió en el hospital, en la madrugada del 31 de octubre de 1993.
La historia de un gran actor con cara de niño
Arlyn Sharon Dunetz fue una de las tantas chicas que, en la década del 60, dejó su casa en Nueva York y un aburrido puesto de secretaria para buscar un destino diferente al que le imponían sus padres. Se sintió libre y emprendió un viaje hacia la costa oeste. En el camino conoció a John Lee Bottom, un joven y apuesto carpintero. Se enamoraron, un año después ya estaban casados y el 23 de agosto de 1970 nacía su primer hijo, en una cabaña en una aldea de Oregon. A la hora de bautizarlo, no tuvieron dudas. Se iba a llamar River, inspirado en la novela Siddartha de Herman Hesse, y Jude, por “Hey Jude”, el himno de los Beatles.
Los Bottom vivían de la recolección de frutos en Texas. En 1972, nació Rain. Al poco tiempo, se unieron a la secta “Niños de Dios”, se convirtieron en misioneros y empezaron a peregrinar por México, San Juan de Puerto Rico –donde nació Joaquin-, y finalmente Venezuela, donde tuvieron a Liberty.
River y sus hermanos crecieron como nómades, sin educación formal, con absoluta libertad. Al mayor, lo primero que le interesó fue la música. A los cinco años le regalaron una guitarra y con su hermana Rain se ganaban algunas monedas tocando en la calle.
En Venezuela, los Bottom se hicieron veganos. El maltrato al que sometían a los peces durante las jornadas de pesca se les hicieron insoportables y cambiaron su alimentación. Pero no todo era idílico, algo empezaba a andar mal en la secta. Su líder David Berg se volvía cada vez más rico y poderoso mientras que el resto vivía en la pobreza. La práctica del “flirty fishing”, la prostitución religiosa, fue la gota que rebalsó el vaso.
En 1977, la familia abandonó la secta y voló a Florida. Un año después nació su hija más pequeña, Summer y cambiaron su apellido por Phoenix, en referencia al mito del ave que resucita. River y Rain eran inseparables, y disfrutaban tocando y cantando juntos. En ese entonces nadie soñaba con entrar al mundo del entretenimiento ni pensaban en un futuro en la actuación. Peor llegó una nueva mudanza a Los Ángeles y todo cambió.
Arlyn empezó a trabajar como secretaria en la cadena de televisión NBC y consiguió una cita con la agente Iris Burton. La mujer quedó fascinada con los niños y decidió representar a los cinco Phoenix. Luego de algunos comerciales, River y Rain debutaron en un programa de televisión llamado Fantasy.
El talento de River se vio en su primer papel para latelevisión en Siete novias para siete hermanos. A partir de allí, todo fue en ascenso. El niño que apenas había cumplido los 10 años se transformó en el soporte de toda su familia. Después de Backwards, donde interpretó a un joven con dislexia y donde compartió elenco con su hermano Joaquin, la televisión le quedó chica: era el momento de dar el salto a la pantalla grande.
Corría 1985 cuando Explorers fue su primer protagónico en cine. Al año siguiente llegó su consagración con dos títulos que lo marcaron sentimental, física y profesionalmente. En Cuenta conmigo, un filme iniciático para toda una generación, lideraba a un grupo de amigos en busca de un cadáver. Su sensibilidad sorprendió al director, Rob Reiner. En una de las escenas tenía que llorar y River no era de lágrima fácil. El director le aconsejó que recordara alguna decepción, y el adolescente lloró de una manera tan convincente que no hizo falta repetir la toma. “Después de hacerla, temblaba y lloraba tanto que tuve que abrazarlo. No tenía técnica alguna, era pura intuición”, señaló Reiner
Fue en Cuenta conmigo donde River empezó a beber alcohol con mayor frecuencia y también donde probó la marihuana. Tenía 15 años.
“Lo único que recuerdo de esa noche es sentarme en las vías del tren con todo girando a mi alrededor”, contó sobre lo que luego se convertiría en el primer peldaño de una pesadilla que lo llevaría a la muerte.
En 1986 se estrenó La Costa Mosquito, donde interpretó el papel del hijo de Harrison Ford. El filme no tuvo la repercusión esperada, pero Ford quedó tan encantado con su actuación que lo recomendó a Steven Spielberg para hacer el papel del joven Indiana Jones en Indiana Jones y la última cruzada.
Dos años más tarde llegó la nominación al Oscar por mejor actor de reparto por su papel de Danny Pope en Al filo del vacío. La estatuilla la ganó Kevin Kline, pero el mundo hablaba de River Phoenix.
Cerca de sus 20 años se dejó crecer el pelo y el adolescente de rostro aniñado dio paso al joven serio y conflictuado que iba a copar las portadas de revistas. No quedaba claro si era una pose, pero River rara vez reía. Su seriedad contrastaba con una personalidad solidaria, militante de causas como la lucha contra el maltrato animal o la contaminación ambiental. En suma, un duro de corazón blando.
En 1991 se estrenó Mi mundo privado, el filme al que le puso el alma y el corazón, y que, en retrospectiva, muchos señalan como un llamado de atención sobre su muerte. El filme le valió a River Phoenix el reconocimiento de la crítica, pero la película lo consumió por dentro.
Acostumbrado a poner el cuerpo, durante el rodaje abusó de sustancias para hacer más creíble su papel de taxi boy. River tomaba mucho alcohol, y testimonios de quienes lo conocieron esos años aseguran que en ese entonces comenzó una relación con la cocaína y la heroína que nunca dominaría.
La última noche de River
Tuvieron que pasar más de 25 años desde esa terrible noche para que la actriz Samantha Mathis, hoy de 48 años, pudiera contar cómo vio a su novio River Phoenix morir en las afueras del night club The Viper Room. Conmovida, frente a un periodista de The Guardian, recordó por primera vez la trágica sobredosis que terminó con la vida de uno de actores más prometedores de Hollywood.
“Sabía que algo iba mal esa noche, algo que no entendía. No vi a nadie consumiendo drogas, pero él estaba drogado de una manera que me hizo sentir incómoda”, contó al periódico británico.
Apuntó al entorno por lo que sucedió puertas adentro del boliche: “La heroína que lo mató no apareció hasta que entramos en The Viper Room. River ayudó a muchos de sus amigos a salir de las drogas, pero cuando él necesitó ayuda, ellos no lo ayudaron. De hecho, en algunos casos, fue todo lo contrario”.
River -junto a su novia y sus hermanos Joaquín y Rain- solo planeaba pasar por el club. Tenía cosas en el maletero de su coche, ya que pensaba ir a la casa de Samantha esa noche. Pero cambió la salida cuando un amigo, que se estaba presentando en el famoso lugar, le pidió si podía tocar en su banda. 45 minutos después estaba muerto.
Samantha, quien como River tenía 23 años en ese momento, admitió que primero pensó que había estado peleando con otro hombre cuando un guardespaldas lo sacó del baño del club y lo expulsó. Fue entonces cuando vio a River caer al pavimento con convulsiones. Y escuchó los gritos desesperados de Joaquin que lo había arrastrado hasta la vereda.
Lo que sea que lo mató, él no lo consiguió, dice ella, hasta que llegaron al club ubicado en Sunset Boulevard. “Sabía que estaba drogado esa noche, pero la heroína que lo mató la consiguió allí”.
Mathis – que trabajó en filmes como Psicópata Americano-guardó silencio durante mucho tiempo sobre la noche trágica, pero se sintió obligada a hablar sobre la muerte de su novio después de volver a ver The Thing Called Love (1993), película en la que los actores se conocieron y se enamoraron. Ella lo sintió como una señal de que “el universo quería que hablara de él”.
“Creo que si River todavía estuviera aquí, creo que estaría actuando, dirigiendo, salvando el medio ambiente y pasando el rato”, dijo Mathis con nostalgia a The Guardian.
A su vez, describió al actor, que se había convertido en un ídolo adolescente, como “sensible y obsesivo” y que “sentía las cosas en su corazón muy profundamente”.
Mathis contó que la madre de los actores se había mudado a Florida para mantener a sus hijos alejados de los lados más sórdidos de Hollywood a medida que se hacían más famosos.
En todos esos años, nunca se conocieron las verdaderas circunstancias que terminaron con la vida de River Phoenix. Lo que ocurrió aquella noche quedó como un pacto de silencio entre sus hermanos y amigos. Sintieron que era una manera de protegerlo. Solo su madre habló en forma de carta abierta a la prensa.
“¿Cuántas otras jóvenes almas han muerto después de consumir drogas de forma recreativa? Rezo porque la forma en la que nos ha dejado River sirva para llamar la atención sobre cómo se desgastan los espíritus de su generación”, escribió la dolida Arlyn.
El recuerdo de Joaquin
La muerte de River caló hondo en la industria del espectáculo, que lejos de reivindicarlo como a otras estrellas muertas en la juventud, como James Dean, más bien lo hizo a un lado. También fue un llamado de atención sobre el consumo de drogas entre los niños actores. Los amigos lo recordaron cada uno a su manera. Johnny Depp resolvió mantener cerrado el Viper Room todos los 31 de octubre, y artistas como Red Hot Chili Peppers, R.E.M. y hasta Milton Nascimento le dedicaron discos y canciones.
Nunca se sabrá hasta dónde hubiera llegado River Phoenix si no hubiera ingerido aquel cóctel maldito en esa noche maldita.
Tenía todo para ser la gran estrella de su generación -James Cameron reconoció que fue su primera opción para el protagónico de Titanic-, pero se convirtió en el emblema de una juventud que vivió demasiado rápido el desencanto y la frustración.
Hoy Joaquin está en la cumbre de todos aclamado por su protagónico en Joker. Pero el que lo vio primero fue River, que cuando ya tenía premios y reconocimientos, miró fijo a su hermano y delante de su madre, le predijo “Vas a ser un actor y serás más conocido que yo”.
"Mi madre y yo nos miramos con cara de ‘¿qué diablos está hablando?’. No sé por qué dijo eso o qué sabía de mí mi hermano. No había estado actuando en absoluto. Pero también lo dijo con cierto peso, con un conocimiento que me parecía tan absurdo en ese momento, pero por supuesto ahora, en retrospectiva, piensas: ‘¿Cómo diablos lo sabía?’”.
Joaquin tiene presente a su hermano cada día de su vida. Emocionado, reconoció en una de las pocas entrevistas que dio, que aún siente culpa por su muerte : “Es algo que nunca voy a entender. Esa noche River quería quedarse en casa tocando la guitarra, pero yo lo convencí de salir... Él no tenía ganas, solo lo hizo para asegurarse que yo estuviera bien... Después de la muerte de River sentí que estaba alterado. Me tomó más de un año volver a empezar mi vida".
En el último Festival en Toronto, entre las aclamaciones por su papel en Joker, Joaquin volvió a recordar a River:
“Cuando yo tenía 15 o 16 años, mi hermano River llegó a casa del trabajo con una copia en VHS de una película llamada Toro salvaje. Me dijo que me sentara y me obligó a verla. Y al día siguiente me despertó y me hizo verla otra vez, y me dijo: ‘Vas a volver a actuar otra vez, eso es lo que vas a hacer’. No me lo preguntó, me lo dijo. Y estoy en deuda con él porque actuar me ha proporcionado una vida increíble”.
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