Parecía un buen vecino, era un asesino serial: la vida del “destripador de Hollywood”, el criminal que durante años masacró jóvenes mujeres

En octubre, el jurado pidió la pena de muerte para Michael Gargiulo. Se le imputan con certeza tres crímenes. Una de sus víctimas era la novia de Ashton Kutcher. La historia del despiadado hombre que aparentaba ser un buen padre de familia pero acechaba bellas mujeres para asesinarlas

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Ashton Kutcher testificó en el juicio contra el asesino en serie que mató a su ex novia Ashley Ellerin (Genaro Molina / AFP)
Ashton Kutcher testificó en el juicio contra el asesino en serie que mató a su ex novia Ashley Ellerin (Genaro Molina / AFP)

Ashton Kutcher de 23 años, el famoso actor de Hollywood -que luego sería pareja de Demi Moore y, en la actualidad de Mila Kunis-, llama por teléfono a su novia Ashley Ellerin. Ella no le responde. Son las 22. 30 del miércoles 21 de febrero de 2001.

Kutcher acaba de terminar de ver por tevé, en casa de un amigo, la entrega número 43 de los Grammy -que se hizo en el Staples Center de Los Ángeles- y tiene que pasarla a buscar para ir a una fiesta. Como Ashley no atiende sus llamadas, él supone que está enojada porque está demorado. Se sube a su auto y conduce hasta el departamento de la joven en la zona de Hollywood.

En la entrada del edificio blanco está estacionado el auto BMW de ella. Las luces del departamento N°10 están encendidas. Sube los pocos escalones de un tramo de escaleras y golpea la puerta de madera. Nada. Intenta girar el picaporte, pero está con llave. Intenta espiar por la ventana. No ve demasiado, solo observa un poco de vino tinto derramado sobre la alfombra y... decide irse convencido de que ella está demasiado molesta.

No sabe que Michael Thomas Gargiulo, un vecino y técnico de calderas y aires acondicionados, acaba de asesinar brutalmente a su novia.

Tampoco sabe todavía que el vino que creyó ver no era otra cosa que la sangre de Ashley recién derramada.

Ashley

Con solo 22 años Ashley Ellerin, que era estudiante del Fashion Institute of Design de Los Ángeles (FIDM), soñaba con ser modelo. Estaba saliendo con un actor en ascenso: Ashton Kutcher. Se habían conocido en diciembre de 2000, por amigos en común.

En el que se transformaría en el último día de su vida, tenía un gran plan: salir a tomar algo a las 20 horas para hacer tiempo hasta la fiesta que tenían después de los Grammy. Pero a último momento un amigo de Kutcher lo invitó a ver la entrega de los premios en la tevé de su casa. La salida, entonces, se pospuso para un rato después. Eso cambiaría fatalmente el destino de Ashley. La última comunicación entre ella y Kutcher se produjo a las 20.24 cuando Ashley lo llamó del celular de Jennifer Disisto, su compañera de departamento, para decirle que el teléfono de línea de la casa no andaba, que acababa de salir de la ducha, que se iba a secar el pelo y que le avisara cuando terminara de ver el programa. Lo esperaba un poco más tarde.

Pero no habría más tarde.

Con solo 22 años Ashley Ellerin, que era estudiante del Fashion Institute of Design de Los Ángeles (FIDM), soñaba con ser modelo (Shutterstock)
Con solo 22 años Ashley Ellerin, que era estudiante del Fashion Institute of Design de Los Ángeles (FIDM), soñaba con ser modelo (Shutterstock)

Esa noche, entre las 20.30 y las 22.45, el psicópata Michael Gargiulo entró al departamento de Ashley y la atacó cuando ella salía de la ducha. La apuñaló 47 veces. Luego sacó el cuerpo del baño y lo dejó en el piso en una posición con clara connotación sexual.

Kutcher (en ese momento el actor participaba en la tevé con That ‘70s Show y ya había hecho Hey, ¿dónde está mi auto?) había llegado tarde. Demasiado tarde.

Esa misma noche Jennifer, quien compartía el departamento con Ashley desde hacía varios meses, había estado a las 22 horas en la puerta, pero no había podido entrar: se había olvidado sus llaves en el auto de su novio. No le sorprendió ver todas las luces prendidas. Ashley era así y el departamento era, por demás, abierto a las visitas y parejas ocasionales. Algo que, Disisto reconoció en el juicio, le incomodaba un poco.

Decidió, entonces, ir a buscar las llaves a la casa de su pareja y se quedó a dormir allí. Volvió al día siguiente a las 9 de la mañana, abrió la puerta y encontró el cuerpo de Ashley. Disisto dijo al medio 48 hours: “Pensé que la persona que había hecho eso podía estar allí todavía, salí corriendo y llamé al 911 desde mi celular… quedé profundamente traumatizada”. Lo mismo le pasó a Kutcher que jamás habló del caso públicamente. Al principio, temió ser considerado sospechoso. Años después los dos fueron parte de los 250 testigos citados en el juicio contra Gargiulo.

Michael Gargiulo después de su arresto en 2008. Se lo acusó de masacrar al menos tres mujeres. El criminal se escondía detrás de la imagen de un buen marido, vecino y padre de familia (Shutterstock)
Michael Gargiulo después de su arresto en 2008. Se lo acusó de masacrar al menos tres mujeres. El criminal se escondía detrás de la imagen de un buen marido, vecino y padre de familia (Shutterstock)

Los forenses examinaron las 47 heridas infligidas a Ashley: 12 habían sido fatales. La puñalada en el cuello casi la había decapitado. Tenía otras profundas en el pecho, el estómago y la espalda. Además, poseía heridas defensivas.

No quedó claro cómo los destinos de Ashley Ellerin y Michael Gargiulo se habían cruzado. Sí se supo que Gargiulo vivía cerca y había estudiado sus movimientos detenidamente. Los investigadores están convencidos de que Ashley le abrió la puerta porque lo conocía. Y, sobre este punto, hubo al menos tres teorías que no se excluyen entre sí. Una decía que se habían conocido porque él la había ayudado a cambiar el neumático pinchado del auto. Al terminar de hacerlo, Gargiulo le había dado a Ashley, su tarjeta de técnico, y ella lo habría llamado para reparar la caldera del departamento. Otra, avaló rumores no confirmados que sugerían que habían tenido algún tipo de relación amistosa porque él se aparecía con frecuencia en reuniones o fiestas en el departamento de las chicas, a las que no había sido invitado.

Esa noche Ashton fue a buscar a su novia. Golpeó la puerta del departamento y nadie respondió. Intentó girar el picaporte, pero estaba con llave. Por la ventana solo observó un poco de vino tinto derramado y decidió irse convencido de que ella está demasiado molesta. Luego se sabría que eso no era vino: era la sangre de Ashley  (AP)
Esa noche Ashton fue a buscar a su novia. Golpeó la puerta del departamento y nadie respondió. Intentó girar el picaporte, pero estaba con llave. Por la ventana solo observó un poco de vino tinto derramado y decidió irse convencido de que ella está demasiado molesta. Luego se sabría que eso no era vino: era la sangre de Ashley (AP)

Y, por último, estuvo el relato más impactante, el de un amigo de Ashley, Justin Peterson, al medio 48 hours. Dijo que una mañana, muy temprano, habían visto a Gargiulo merodeando fuera del departamento de Ashley y salieron a confrontarlo. Gargiulo les dijo algo que les resultó muy extraño e intimidante: que no podía volver a su casa porque el FBI estaba levantando allí sus huellas por un crimen que había ocurrido años atrás en Chicago donde había muerto su mejor amiga. Justin molesto le dijo que si no tenía nada que ocultar que se fuera a su casa de una vez, pero observó como él acercó su mano a un cuchillo que tenía abrochado con una tira de velcro en su tobillo. Logró echarlo del lugar, pero la escena había sido atemorizante.

Lo cierto es que muchos amigos de Ellerin señalaron a ese joven de pelo castaño oscuro y 1,75 m, de buena apariencia, musculoso y de unos 25 años, como un hombre que acechaba a Ashley con regularidad. Varias veces lo pescaron mirando la casa. Esa noche del crimen habían visto su camioneta frente a los departamentos.

Después del homicidio, la policía recogió todos los testimonios, pero cuando decidieron interrogarlo Gargiulo ya había desaparecido.

Todo quedaría en la nada por un largo tiempo.

Tricia

Michael Thomas Gargiulo, nació el 15 de febrero de 1976 en Glenview (cerca de la ciudad de Chicago), Illinois, Estados Unidos.

Debido a sus constantes problemas de conducta tuvo una educación especial durante toda su infancia. Tenía una clara tendencia a la ira: en la escuela le tenían miedo. Su temperamento explosivo se revelaba no solo con los chicos menores que él, también con los mayores.

A 200 metros de la casa de los Gargiulo, vivían los Pacaccio. Doug Pacaccio, solía jugar con él y se visitaban en sus respectivas casas. Tricia, era la hermana mayor de la familia Pacaccio, tenía 18 años y estaba por empezar a cursar Ingeniería Ambiental en la Universidad de Purdue.

Tricia Pacaccio vivía en Chicago a 200 metros de la casa de la familia Gargiulo. Su hermano Doug, solía jugar con Michael. Ella tenía 18 años y estaba por empezar a cursar Ingeniería Ambiental. El 13 de agosto de 1993, salió con amigos. En la madrugada del 14, volvió a su casa y mientras sacaba las llaves de su cartera un hombre la sorprendió desde atrás, le rodeó el cuello con un brazo y se lo apretó hasta fracturárselo. Cuando Tricia cayó al suelo el agresor la apuñaló 12 veces con un sadismo salvaje (Shutterstock)
Tricia Pacaccio vivía en Chicago a 200 metros de la casa de la familia Gargiulo. Su hermano Doug, solía jugar con Michael. Ella tenía 18 años y estaba por empezar a cursar Ingeniería Ambiental. El 13 de agosto de 1993, salió con amigos. En la madrugada del 14, volvió a su casa y mientras sacaba las llaves de su cartera un hombre la sorprendió desde atrás, le rodeó el cuello con un brazo y se lo apretó hasta fracturárselo. Cuando Tricia cayó al suelo el agresor la apuñaló 12 veces con un sadismo salvaje (Shutterstock)

El 13 de agosto de 1993, Tricia salió con amigos. En la madrugada del 14, entre la una y las dos de la mañana, volvió a su casa ubicada en un tranquilo cul de sac. Mientras sacaba las llaves de su cartera un hombre la sorprendió desde atrás, le rodeó el cuello con un brazo y se lo apretó hasta fracturárselo. Cuando Tricia cayó al suelo el agresor la apuñaló 12 veces con un sadismo salvaje.

La encontró su padre por la mañana. Las llaves habían quedado tiradas en el piso y en las uñas de Tricia había ADN de su asesino. Se había defendido. ¿Pero con quién compararlo si no había sospechosos ni testigos? Llevaría muchos años hallar a su verdugo.

Sus padres quedaron desolados.

En 1998, cinco años después, una tarde la madre de Tricia, Diane, sintió un golpe en la puerta. Abrió. Era su vecino Michael Gargiulo que le preguntó: “¿Está el señor Pacaccio en casa?”. Diane le dijo que su marido estaba en el trabajo. Michael preguntó si podía esperarlo. Ella lo dejó pasar y él se sentó a esperar en la cocina durante una hora. Cuando Rick llegó pensó que Michael Gargiulo le traería alguna novedad sobre el caso de su hija. Pero apenas Michael empezó a hablar, entraron precipitadamente sin tocar la puerta el padre y la hermana y se lo llevaron del brazo sin mediar palabra. Los Pacaccio habían estado, sin saberlo, sentados con el asesino de su hija.

Pocos días después Michael se mudó a Los Ángeles.

Al jurado se les mostró la cercanía de la casa donde vivía Tricia junto a su familia y donde moraban los Gargiulo
Al jurado se les mostró la cercanía de la casa donde vivía Tricia junto a su familia y donde moraban los Gargiulo

En esos años la policía tenía en su lista muchos posibles sospechosos, entre ellos siempre estuvo Gargiulo. Por el año 2003 los análisis habían permitido determinar que había rastros de ADN de Gargiulo en Tricia, pero no podían probar si provenía de un contacto casual con el vecino.

Recién en 2006, trece años después, los Pacaccio tuvieron el llamado que esperaban. Unos investigadores de Los Ángeles les dijeron que habían comparado dos crímenes de su zona con el de su hija Tricia y querían saber algo... ¿Conocían por casualidad a alguien llamado Michael Gargiulo?

Lo conocían, claro.

Los peritos, con avanzados tests de ADN, habían podido comparar las células que había arrancado Tricia con sus uñas en sus últimos segundos de su vida con el de Gargiulo. Y coincidía ciento por ciento.

Fue entonces que Diane Pacaccio contó una anécdota que, a la luz de los hechos, resultó escalofriante. Una vez al ir a buscar a sus hijos a la casa de la familia Gargiulo, escuchó sin querer una conversación que la había dejado petrificada. El hombre y la mujer en cuestión conversaban sobre lo mucho que temían a su hijo Michael.

Según Diane el hombre dijo: “¿Mirá si lo echamos de casa y después regresa a matarnos? Probablemente necesita medicamentos, pero no los tomará”. Ya, entonces, existían muchas razones para temerle.

Diane Pacaccio volvió a vivir con su marido, a aquella casa, cuatro años después del crimen. Mantuvo el cuarto de Tricia tal cuál había quedado: los tonos rosa pastel, el poster con las palabras Happy Sweet 16, sus fotos y libros, el ropero lleno con su ropa.

“Están sus cosas, pero no está ella. No puedo abrazarla, no podemos reír ni llorar juntas”, dice conmovida Diane. Hoy una nieta juega en esa habitación con la ropa y las cosas de Tricia. Es el homenaje “viviente” que Diane puede hacerle a esa hija que recuerda cada día de su vida.

Velma, Ana Luz y Yadira

De la vida de Gargiulo se sabe muy poco. Hubo quienes dijeron que hacía artes marciales y que había estudiado ciencias forenses. No mucho más.

Por 1998 ya se lo puede ubicar viviendo en Los Ángeles, California. Es escaso también lo que se pudo reconstruir sobre su vida de pareja. Se supo que tuvo algunos romances. Se dijo que estuvo casado con una tal Ana Luz González y que tuvo al menos un hijo, Andrew que en la actualidad es adolescente.

Otra mujer, Velma Carrillo, que admitió haber tenido una relación con él, declaró que el homicida le había contado que se había ido de Chicago porque la mejor amiga de su hermana había sido asesinada y la policía lo había querido involucrar.

En los trabajos también tenía problemas con su ira. Mientras trabajaba en el Rainbow Bar & Grill, en Sunset Boulevard, como custodio en la puerta de entrada se hizo amigo de Leary Temer y Anthony Dilorenzo. Ambos coincidieron en que Michael era un tipo raro, que iba armado con una pistola y un cuchillo y que, cada vez que el ambiente se ponía tenso, él automáticamente dirigía su mano al puñal que llevaba entre sus ropas. Todas sus víctimas murieron acuchilladas.

Ante sus ex compañeros de trabajo habría alardeado, en una salida nocturna, refiriéndose al famoso crimen de Chicago: “Yo dejé a esa perra en el paso de la muerte. Yo lo hice”. La víctima a la que se refería era Tricia Pacaccio. Los amigos no le creyeron.

Yadira Reyes salió con él en el año 2005 cuando ella tenía 26 años. Gargiulo ya tenía, para ese entonces, dos muertes en su haber: la de Tricia, en 1993, y la de Ashley, en 2001. La relación duró seis meses. Pero nada supo de la doble vida de su ex novio hasta el año 2015 (Los Angeles County Sheriff's Department)
Yadira Reyes salió con él en el año 2005 cuando ella tenía 26 años. Gargiulo ya tenía, para ese entonces, dos muertes en su haber: la de Tricia, en 1993, y la de Ashley, en 2001. La relación duró seis meses. Pero nada supo de la doble vida de su ex novio hasta el año 2015 (Los Angeles County Sheriff's Department)

En 1999 Gargiulo fue echado de ese empleo después de golpear a un cliente. Dilorenzo continuó siendo su amigo y Temer (también con problemas con la ley) se mudó a Nueva York. Fue Leary Temer quien viendo un video de Rick Pacaccio, el padre de Tricia, rememoró esa confesión increíble de Gargiulo y decidió ir a declarar. Además, recordó una remera que había diseñado Gargiulo, por aquel tiempo, en el que se veía la figura de una mujer de espaldas con las piernas sobre sus hombros, los brazos abiertos y un logo con un cuchillo y una palabra que no recordaba bien, pero que era muy similar a Pacaccio. Curiosamente, el apellido de su primera víctima.

Yadira Reyes salió con él en el año 2005 cuando ella tenía 26 años. Gargiulo ya tenía, para ese entonces, dos muertes en su haber: la de Tricia, en 1993, y la de Ashley, en 2001. La relación duró seis meses. Pero nada supo de la doble vida de su ex novio hasta el año 2015, cuando una serie de fotos de ellos abrazados y besándose salió en la prensa. Una tía la llamó para decirle que la policía buscaba a la joven que estaba abrazada a ese feroz asesino serial que ya estaba tras las rejas porque temían que fuera otra víctima. Esa persona que buscaban más muerta que viva... ¡era ella!

Las fotos y la solicitud de información sobre Michael Gargiulo (Los Angeles County Sheriff's Department)
Las fotos y la solicitud de información sobre Michael Gargiulo (Los Angeles County Sheriff's Department)

Yadira, que ya estaba casada y con hijos, entró en pánico y sintió vergüenza. Finalmente se animó y fue a la policía a dar su testimonio. Lo que contó no sorprendió a nadie. Relató que la última vez que se vieron él la había forzado a entrar en la parte de atrás de su camioneta de trabajo y la había violado. Ella le rogó que parara. De golpe él se había detenido y la había llevado a su casa. Pero antes de dejarla la amenazó: le dijo que sabía sus horarios laborales y que si decía algo de lo ocurrido iba a lastimar a su familia.

A Yadira le funcionó el instinto: se cuidó al extremo y no le contó nada a nadie.

Gargiulo iba logrando lo que quería. Le decía a sus amigos que se codeaba con famosos gracias a su trabajo como técnico reparador de aires y calderas en la zona. Un empleo perfecto para introducirse en las casas, conocer el terreno y concretar sus intenciones más oscuras. Nada era al azar. Gargiulo escogía a sus víctimas, las acechaba para encontrar el momento de asesinarlas. Era un sádico que deambulaba por los barrios con cara de tipo normal, trabajador y amigable.

María

Varios años más tarde volvió a matar. La tercera víctima comprobada fue María Bruno, de 32 años. Una madre de cuatro chicos (de 4 y 5 años y mellizos de 2) recién separada, quien fue atacada mientras dormía el 1 de diciembre de 2005. Fue el caso más patológico y estremecedor: le asestó 17 puñaladas, le cortó los senos y le retiró los implantes mamarios. Los detectives de homicidios estaban espantados.

María Bruno -que era nativa de El Salvador y había llegado a Estados Unidos en su adolescencia- tuvo la desgracia de mudarse al mismo edificio de departamentos de El Monte, en las afueras de Los Ángeles, al que también se había mudado tiempo atrás quien sería su victimario. Era un complejo de viviendas de clase media trabajadora. María vivía en el apartamento 20. Gargiulo, que desde su casa podía ver perfectamente la puerta de entrada de María, la ventana del living y la ventana de la cocina, la fue observando para encontrar el momento justo y atacar. Hacía días ella le había comentado a sus amigos que se sentía incómoda porque un tipo la estaba “mirando” cada vez que entraba o salía. No se había equivocado.

Las víctimas de Gargiulo como se mostraron en la Corte. tres murieron apuñaladas, Michelle logró luchar mientras él la cortaba con su cuchillo y pudo salvarse de un terrible final (Al Seib/Pool via REUTERS)
Las víctimas de Gargiulo como se mostraron en la Corte. tres murieron apuñaladas, Michelle logró luchar mientras él la cortaba con su cuchillo y pudo salvarse de un terrible final (Al Seib/Pool via REUTERS)

El cuerpo de María, fue descubierto por su ex marido quien llamó conmocionado al 911 diciendo que en el departamento había “una piscina de sangre”. El criminal se había colado en la casa por la ventana de la cocina.

Tampoco esta vez hubo muchas pistas. Solo una bota descartable de cirugía celeste, las que se ponen los médicos sobre los zapatos, fuera del departamento de María. Pero no tenía huellas.

Gargiulo continuaba impunemente su sangriento raid.

Michelle

La siguiente víctima, en este conteo del horror, tendría más suerte. Era otra vecina de Gargiulo. Michelle Murphy, de 26 años, fue atacada en su departamento de la avenida Euclid, en Santa Mónica, el 28 de abril de 2008, pero sobrevivió para contarlo.

Aquella fatídica noche Michelle se fue a dormir a las 22.30, pero se despertó una hora después desnuda con un hombre sobre ella -que llevaba un buzo con capucha- que la apuñalaba, siete u ocho veces, en los brazos y en el pecho con un cuchillo con sierra.

La sangre de Gargiulo encontrada en la casa de Michelle permitió cotejar el ADN (Imagen Corte de Los Angeles)
La sangre de Gargiulo encontrada en la casa de Michelle permitió cotejar el ADN (Imagen Corte de Los Angeles)

Michelle, que mide 1,54, no sabe de dónde sacó fuerzas. Agarró con las dos manos la hoja del cuchillo y se trabó en lucha. Al atacante se le resbalaron las manos por la sangre que manaba de su víctima y se cortó en la muñeca. Ella aprovechó el segundo de distracción y logró darle una patada en el pecho para quitárselo de encima. Él cayó, golpeó contra la pared y, de pronto, dejó de hacer lo que estaba haciendo y escapó corriendo mientras gritaba “¡Lo siento!”.

Esas gotas de su sangre sobre las sábanas de Michelle iban a cambiar la historia de impunidad que venía escribiendo el temible Gargiulo.

Michelle se encerró en su cuarto, cerró la ventana -por la que se cree trepó Gargiulo- y llamó histérica, entre gritos y sollozos, a su novio primero (hoy su marido) y a la policía después. Fue trasladada de urgencia al hospital. Se recuperó, pero jamás volvió al departamento ni al barrio. No puede tolerar cruzar esas calles. Pasó meses sin poder dormir ni apagar la luz. Todo esto le contó al medio People.com.

En el juicio contra Gargiulo declaró: “Peleé por mi vida con toda la fuerza que tenía”.

Las mujeres a salvo

El ADN recuperado del atacante en la escena del ataque a Michelle Murphy coincidió con el de Gargiulo. En su casa y en el baúl de su auto encontraron también fundas quirúrgicas para zapatos de color celeste, como la encontrada fuera del departamento de María Bruno. Todas habían sido manufacturadas por la misma empresa. Fue arrestado el 6 de junio de 2008 en su propio departamento, en Santa Mónica.

El ADN de Gargiulo fue entonces comparado con el de los otros dos crímenes de Los Ángeles sin resolver. El rompecabezas se completó. El monstruo finalmente había sido atrapado.

Michael Gargiulo durante el juicio en 2019. Lo llamaron "el destripador de Hollywood" y el jurado pidió para él la pena de muerte (Lucy Nicholson / POOL / AFP)
Michael Gargiulo durante el juicio en 2019. Lo llamaron "el destripador de Hollywood" y el jurado pidió para él la pena de muerte (Lucy Nicholson / POOL / AFP)

El 7 de julio de 2011 fue imputado también por el asesinato de Tricia Pacaccio, ocurrido en Chicago. Los investigadores están convencidos de que hay más víctimas, pero a pesar de haber encontrado su ADN en otros 10 casos, no pudo establecerse que él efectivamente tenga algo que ver.

El fiscal Daniel Akemon describió los asesinatos como una “matanza metódica y sistemática de mujeres”. Calificó a Gargiulo como un asesino despiadado que atacaba por “gratificación psicopática”.

El abogado defensor del criminal, Daniel Nardoni, trató infructuosamente de conmover al jurado presentando un testimonio de una perito que había entrevistado al acusado y a su familia, incluyendo a su padre y a sus seis hermanos por más de 300 horas. Según este testimonio la infancia de Gargiulo había sido un infierno de abusos.

Vianne Castellano, psicóloga forense propuesta por la defensa, intentó probar que el acusado era insano. Aseguró que ya a los 10 años había estado hospitalizado por “desorden disociativo”. Además, dijo que desde los 2 años había sido brutalmente golpeado por su padre que le pegaba en la cabeza con un bate de baseball y un palo de golf; que le quemaba las manos poniéndoselas sobre la hornalla; que lo encerraba en un closet durante días; que sus hermanos, como sabían que amaba los animales, lo inmovilizaban en el jardín trasero mientras mataban a tiros a gatos y hamsters.

Nadie sabe si realmente amaba a los animales, pero sí se sabe que -parafraseando a una famosa novela negra- Gargiulo era un hombre que no amaba a las mujeres.

La distancia entre la casa de Gargiulo y la de Ashely, según se le mostró al jurado
La distancia entre la casa de Gargiulo y la de Ashely, según se le mostró al jurado

Mientras Castellano decía esto, Gargiulo se mostraba impertérrito. Y la perito dijo algo más: que los Gargiulo tenían dos familiares con esquizofrenia paranoide y que los 6 hermanos tenían problemas mentales. En resumen, sostuvo que la familia completa era enferma mental. Pero aun así todos ellos se negaron rotundamente a testificar en favor de Michael.

El perito por parte de la fiscalía sostuvo todo lo contrario. Dijo que si bien detectaba en él un desorden de la personalidad múltiple o disociada, que lo inclinaba a la violencia y al crimen, eso no lo convertía en legalmente insano.

El hijo de 16 años de Gargiulo, Andrew (que tenía 5 años cuando su padre fue a prisión) prestó también testimonio: “Yo no veo a un psicópata. Yo solo veo a mi padre y me gustaría que viva para poder hablar de nuevo con él”.

Gargiulo se declaró inocente de todos los cargos.

El jurado, que ya había visto las tremendas fotos de los cuerpos de las víctimas proyectadas en la pantalla gigante de la sala, no se conmovió. Lo que había hecho no merecía perdón.

Lo llamaron "El chico de la puerta de al lado", el buen vecino que escondía a un sádico criminal. Durante el juicio el acusado -que se presentó con una impecable camisa rosa, anteojos Versace, rapado-  se mostró inmutable al escuchar la sentencia de muerte (Al Seib/Los Angeles Times via AP)
Lo llamaron "El chico de la puerta de al lado", el buen vecino que escondía a un sádico criminal. Durante el juicio el acusado -que se presentó con una impecable camisa rosa, anteojos Versace, rapado- se mostró inmutable al escuchar la sentencia de muerte (Al Seib/Los Angeles Times via AP)

Gargiulo, que ya ostenta el horrendo sobrenombre de El destripador de Hollywood, estaba detenido en la cárcel de Los Ángeles, desde hacía 11 años, pero recién fue a juicio en mayo de 2019. El cambio permanente de abogados, por parte del acusado, fue uno de los motivos de semejante retraso de la justicia.

El viernes 18 de octubre pasado, el jurado compuesto por 6 hombres y 6 mujeres, después de deliberar durante casi 5 horas, recomendó unánimemente la pena de muerte. De todas formas, difícilmente sea ejecutado. En marzo de este mismo año el Gobernador de California, Gavin Newson, suspendió la pena de muerte llamándola un “castigo inmoral”. El estado tiene más de 700 presos en el corredor de la muerte y, desde 2006 no se han realizado ejecuciones.

El acusado, que se presentó al juicio con una impecable camisa rosa, anteojos Versace y rapado, otra vez se mostró inmutable al escucharlos.

El 28 de febrero de 2020 Michael Gargiulo, de 43 años, el que sentenció a morir a tantas mujeres, escuchará su propia sentencia. Y recién entonces será extraditado a Illinois para enfrentar los cargos por el asesinato de Tricia Pacaccio. Aun así el, frío asesino serial de Los Ángeles, parece no sentir absolutamente nada, ni siquiera ante la inminencia de su propio destino.

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