Curva mortal, discusión familiar y un misterio que sigue sin respuesta: el trágico final de Grace Kelly

El último día de la actriz, en una reconstrucción que puede agregar algunas piezas al sombrío puzzle del 14 de septiembre de 1982

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Grace Kelly en 1954, durante la entrega de los Oscar
Grace Kelly en 1954, durante la entrega de los Oscar

La semana que termina ese 13 de septiembre de 1982 no fue fácil. Según el chofer, el jardinero y la reconstrucción de Jeffrey Robinson, biógrafo de Su Alteza Serenísima Grace Kelly, ella –52 años– y la menor de sus hijos, Estefanía –17 años–, "fue turbulenta".

Pasaron esos días en la residencia de verano del pequeño pueblo de La Turbie, región de Provenza-Alpes-Costa Azul entre reproches y gritos, sin tregua siquiera durante el magro desayuno.

Problemas viejos pero siempre ardiendo…

Grace se enfurece ante la conducta de la rebelde Estefanía: amores precoces con el hijo de Alain Delon y el de Jean-Paul Belmondo, fiestas alocadas, súbitas desapariciones. Por fortuna, en pocos días más estará en París y en su colegio, de modo que las dos deben volver al palacio.

Según el biógrafo de la artista, su última semana de vida fue “turbulenta”
Según el biógrafo de la artista, su última semana de vida fue “turbulenta”

Las espera un viaje tan corto como peligroso: apenas 10 kilómetros y un soplo, pero en una carretera endiablada. Un camino de cornisa con curvas, contracurvas, y una de ellas tan cerrada, que hasta el más audaz no la tomaba a más de 20…

Camino con prosapia: en 1955 se filmó allí Para atrapar al ladrón, con Grace Kelly y Cary Grant, dirigidos por Alfred Hitchcok

A las nueve y media, la princesa le pide al chofer que prepare el auto. Una joya: Rover P&B 3500, dorado, cambio automático, regalo de la fábrica British Leyland en 1972. Dato en contra: una joya, pero con diez años sobre sus chapas y motor.

Antes de arrancar, Grace apila varios vestidos en el asiento trasero, y a las 10 en punto, al volante, emprende el breve viaje.

Cinco minutos después, al enfrentar la curva diabólica, el Rover sale del camino, se despeña por la ladera de la montaña, y cae en un sembradío.

El accidente de Grace Kelly tuvo lugar en el camino en el que 1955 filmó “Para atrapar al ladrón” de Alfred Hitchcok
El accidente de Grace Kelly tuvo lugar en el camino en el que 1955 filmó “Para atrapar al ladrón” de Alfred Hitchcok

Sesto Lecchio, labriego y dueño del terreno, advierte que el auto despide humo: preludio de incendio. Apaga las primeras llamas y ayuda a salir a Estefanía "por la puerta delantera izquierda, la del conductor", declarará en la seccional de policía, e infinitas veces a la ávida prensa.

Una vez a salvo Estefanía –apenas unos golpes–, saca a Grace por la luneta trasera, porque el impacto la arrojó sobre el asiento en el que estaban los vestidos.

Por fin llama a una ambulancia, y las dos mujeres son llevadas al hospital. Princesa Grace. Creado e inaugurado por ella.

Interrogado otra vez, Lecchio declara algo clave:

–El auto venía a no menos de cien por hora, y no bajó la velocidad: salió disparado como una bala. Para colmo, ninguna de las dos tenía puesto el cinturón de seguridad. Eso no podía terminar bien…

Grace Kelly fue una de las actrices más famosas de la historia de Hollywood
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Grace está malherida: fracturas del fémur derecho, clavícula, costillas. Diagnóstico: "Grave". Pero no hay alarma de desenlace fatal…

Sin embargo, a las diez y media de la noche del 14 de septiembre, algo más de doce horas después de accidente, la mata una severa hemorragia cerebral.

Junto a su cama, Rainiero y sus tres hijos: Carolina, Alberto y Estefanía.

En el centro del luto se instala un clavo ardiente: ¿Quién manejaba?

Según Lecchio, el testigo más directo y valioso, "la señora princesa". Según los devotos de la estadística, "no pudo ser otra que Estefanía, sus locuras la condenan". Pero no hay pruebas.

Primer testimonio de Estefanía: "Manejaba mi madre".

El misterio permanece hasta la actualidad: ¿quién manejaba el auto? (Shutterstock)
El misterio permanece hasta la actualidad: ¿quién manejaba el auto? (Shutterstock)

Palabras que repite en 1989, siete años después, amplía al cumplirse dos décadas de la tragedia, frente a un periodista de Paris Match: "No sólo pasé por el horrible trauma de perder a mi madre tan joven, sino estar a su lado en el momento del accidente. Nadie puede imaginar lo que sufrí… ¡y lo que sigo sufriendo!".

Pero volvamos a Grace y los ecos de ese último día de su vida.

Ecos extraños…

La primera y obvia pregunta de todo el Principado: "¿Fallaron los frenos?"

Incógnita sin respuesta, o silencio sospechoso: nunca se informó públicamente el resultado de los peritajes. El Rover fue llevado al garaje del Palacio de Roquebrune, y jamás salió de allí.

Nunca se informó públicamente el resultado de los peritajes en el auto de la tragedia: el Rover fue llevado al garaje del Palacio de Roquebrune, y jamás salió de allí (Shutterstock)
Nunca se informó públicamente el resultado de los peritajes en el auto de la tragedia: el Rover fue llevado al garaje del Palacio de Roquebrune, y jamás salió de allí (Shutterstock)

¿Grace había bebido? Pregunta pertinente: la perseguía cierta fama de adicción al alcohol desde sus días de estrella de Hollywood. Pero si hubo análisis de dosaje, nadie supo el resultado en Mónaco ni en el mundo.

¿Fue bien atendida? Uno de los tantos rumores desplegados como abanico asegura que el hospital monegasco no tenía tecnología suficiente para detectar el derrame cerebral in progress, y que si la hubieran llevado a una clínica especializada de Niza –a veinte kilómetros de Mónaco–, tal vez se habría salvado. ¿Posible, o sólo un dado en el aire?

Más declaraciones de ese mismo y negro día.

Un gendarme: "Me crucé con el Rover antes del accidente, y reconocí a Grace al volante".

Un camionero: "Iba detrás de ellas, y me extrañó mucho que ni en la curva ni al salir del camino se encendieran las luces traseras de freno. No me lo explico".

El príncipe Rainiero de Mónaco, en su casamiento con Grace Kelly
El príncipe Rainiero de Mónaco, en su casamiento con Grace Kelly

Según el chofer y el jardinero de la residencia veraniega de Le Turbie, "la princesa sufría de grandes dolores de cabeza. Cefaleas muy agudas que la paralizaban".

Dato que lleva a otra conjetura: ¿uno de esos dolores la acometió antes del accidente, y perdió el control del volante?

Y otra, más loca, improbable, pero que se esgrimió: "¿Fue un suicidio? Y si no lo fue, ¿por qué ante esa curva, que conocía muy bien, no frenó?".

Según algunos médicos cercanos al caso, "lo que desencadenó el desastre fue un accidente cerebrovascular. Ocurrió un poco antes de la curva, paralizó a Grace, y perdió el control del volante. Estefanía nada pudo hacer…".

Carolina de Mónaco y Rainiero de Mónaco en el funeral de Grace Kelly (Casa Real de Mónaco)
Carolina de Mónaco y Rainiero de Mónaco en el funeral de Grace Kelly (Casa Real de Mónaco)

Estefanía, que amplió su inicial declaración ante Paris Match algo después.

"Yo no manejaba. Eso está claro. Salí disparada dentro del auto, y mi madre, catapultada al asiento trasero. La puerta del copiloto estaba destrozada, y salí por el único lugar posible: el del conductor. A lo largo del camino, mi madre se quejó del dolor de cabeza, y al parecer, poco después, sintió un fuerte dolor en el cráneo, y durante un segundo pareció desmayarse. En ese momento, el auto empezó a desviarse. Ella abrió los ojos rápidamente, pero fue tarde. Siempre me pregunto: ¿confundió el pedal del freno con el pedal del acelerador?"

Pasaron 37 años. Todas esas voces se acallaron. Pero el misterio será siempre una oscura nube sobre Mónaco: esa bellísima e inconmovible postal de mar, cielo y millones.

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