Lima era el centro del poder español en América. Allí fue donde el 14 de mayo de 1514 se creó el Correo Mayor de Indias. Sin embargo, para que Buenos Aires tuviera un servicio similar, hubo que esperar un tiempo. Fue Domingo Basavilbaso uno de los principales promotores en el Río de la Plata. Tenía 18 años cuando, procedente de Bilbao, se radicó primero en Montevideo y luego en Buenos Aires, donde tuvo mucha suerte con el comercio, lo que lo hacía viajar con frecuencia.
Este español fue quien gestionó ante la corona española la instalación de un correo que uniera Buenos Aires con Potosí, sistema que comenzó a funcionar el 17 de junio de 1748, fecha considerada clave en el inicio de esta actividad entre Buenos Aires, Potosí y Lima.
Por entonces las cartas y pliegos no llegaban hasta los domicilios, sino que eran retirados en lugares establecidos.
El propio Basavilbaso fue el primer administrador del correo y también el promotor del servicio marítimo, que unió a Buenos Aires, Montevideo y La Coruña. El funcionario sería, además alcalde y procurador general del cabildo, tesorero del ramo de guerra y de las rentas de la catedral. Cuando en 1771 se retiró dejó el puesto a su hijo Manuel, que también hizo mucho en esta actividad, como el establecimiento de un sistema de postas cada cuatro leguas.
Si hubo un primer correo también hubo un primer cartero y fue el sevillano Bruno Ramírez. Su empleo era cosa seria. Contratado para “que se sirva entregar a los interesados las cartas, que no se sacan del oficio”, el 14 de septiembre de 1771 juró ante el gobernador Juan José Vértiz ante “Dios Nuestro Señor”, haciendo la señal de la cruz.
Cada dos cartas entregadas, cobraba medio real. Desempeñó el cargo durante quince meses, tras lo cual regresó a su Sevilla natal.
En 1802 fue nombrado como entregador de pliegos, esto es, cartero, Domingo María Cristóbal French, quien en 1806 ascendió a auxiliar de correos. Esta actividad le permitió conocer al dedillo a cada vecino de Buenos Aires, dato sumamente útil cuando movilizó con su amigo Antonio Beruti a la gente en los históricos días de mayo de 1810.
Uno que hizo historia fue el vizcaíno Melchor de Albín y Cañedo, quien se había afincado con su hermano en Buenos Aires. La casualidad quiso que se emplease en el comercio de los Basavilbaso. Hizo carrera en el rubro y llegó a ser administrador y se dio el lujo de rechazar el puesto de administrador del correo en Lima.
Peleó contra los ingleses y fue tal su adhesión a la Revolución de Mayo, que la Primera Junta le confió el envío de despachos reservados. Al año siguiente fue nombrado administrador principal de correos.
Este español organizó un sistema de postas de correos entre Tucumán y Catamarca y otro entre Córdoba y San Luis. Dejó el trabajo luego de 55 años de intensa labor.
Fue Bernardino Rivadavia quien nacionalizó el servicio y pasó a denominarse Dirección General de Correos, Postas y Caminos, que estuvo a cargo de Juan Manuel de Luca durante 32 años.
En 1853 pasó a depender de Hacienda y tres años después del Ministerio del Interior. Fue Gervasio Antonio de Posadas Bustillo quien instaló los primeros buzones, elaboró el primer reglamento para los carteros y fijó tarifas postales.
Buzones
Los primeros estaban ubicados en las iglesias y no se usaban para depositar cartas, sino para dejar denuncias anónimas.
Al principio eran de madera, y estaban amurados. Diez años después se reemplazaron por los de metal y se colocaron en los comercios. Para enviar una carta había que estar atento al horario de atención del comercio.
En 1874 llegaron al país, procedentes de Gran Bretaña, los primeros ocho buzones cilíndricos, tan característicos en la geografía urbana de la Ciudad durante mucho tiempo.
Para 1879 ya eran cuarenta y a fines de siglo se arreglaron contratos con los Talleres Félix, Vasena y Guido Scarasino para hacerlos acá. Para la década del 30 había más de 4600.
Hasta 1972 lo pintaron de rojo, año en que lo cambiaron por negro y amarillo. Luego en 1983 fueron verde claro, rojos en 1987, cambió a azul y amarillo en 1997 y al año siguiente volvió a su rojo original.
Pocos saben que un bello edificio del correo lo mandó a construir Domingo F. Sarmiento y que lo inauguró su sucesor, Nicolás Avellaneda el 29 de enero de 1879. Era una construcción levantada frente a Plaza de Mayo. El presidente Roca quedó tan maravillado con ese edificio que mandó a hacer uno igual al lado. Con el tiempo ambas construcciones se unieron con un arco a la altura de Balcarce 50 dando como resultado la Casa Rosada.
El Palacio de Correos, sobre la avenida Leandro N. Alem, fue encargado en 1888 por Miguel Juárez Celman e inaugurado por Marcelo T. de Alvear en septiembre de 1928. Funcionó hasta el año 2002. En la actualidad, allí funciona el Centro Cultura Kirchner (CCK)
La primera estampilla que tuvo el país se emitió en Corrientes el 21 de agosto de 1856 y existe una que homenajea a Bruno Ramírez, el primer cartero que tuvo estas tierras.