
Para encontrar referencias al primer contacto de la República Argentina con la India debemos remontarnos a 1815, apenas cinco años después de la Revolución de Mayo (1810) y cuando nuestro país, por entonces Provincias Unidas del Río de la Plata, atravesaba los primeros e inciertos años del proceso independentista.
El 23 de junio de 1814 había capitulado Montevideo, lo que permitió terminar con la presencia española en el Río de la Plata. Para concretar ese triunfo estratégico, resultó clave la campaña naval conducida por el Almirante Guillermo Brown entre marzo y mayo de aquel año.
Asegurado para la revolución el panorama en el frente rioplatense con la caída de Montevideo, el gobierno del Directorio Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata evaluó distintas iniciativas para proyectar las actividades revolucionarias más allá de nuestras fronteras, en el dilatado espacio ultramarino, a fin de contribuir con el proceso independentista de Hispanoamérica. Entre dichas iniciativas se destacó particularmente el recurso a la guerra de corso, un tipo de guerra marítima perfectamente legal y autorizada por el gobierno, con fuerte intervención de intereses particulares, orientada a combatir el comercio marítimo del país con el cual se hallaba en conflicto (en nuestro caso, con España).
En los meses que siguieron a la capitulación de Montevideo, el Almirante Guillermo Brown habría sugerido a Juan Larrea, ministro de Hacienda del Directorio y uno de los artífices de la escuadra naval que triunfó en Montevideo en 1814, la designación de Juan Antonio Toll y Bernadet para conducir un buque con bandera argentina en una larga navegación hacia las lejanas comarcas de Asia, concretamente, hasta la India.

Para aquella audaz iniciativa, se eligió y preparó al bergantín “Primero”, también conocido como “Palomo”, un pequeño buque de origen español, tal vez apresado con la caída de Montevideo, que poseía las siguientes características: 28 metros de eslora (largo), 4,50 metros de manga (ancho) y 3,60 metros de puntal (alto). Para aquella ocasión fue armado con 14 cañones y se le asignó una tripulación de 78 hombres.
El elegido para comandar el bergantín “Primero” o “Palomo” fue, como señalamos, Juan Antonio Toll y Bernadet (1790-1864), un experimentado marino nacido en Cataluña que, tras prestar servicios en la flota española de Montevideo, se incorporó en 1814 a las fuerzas navales del Almirante Guillermo Brown. Así, como subordinado de Brown, participó en la decisiva campaña naval de 1814 contra Montevideo. En 1818 recibió, a su solicitud, carta de ciudadanía de nuestro gobierno. Además de conducir al bergantín “Palomo” en el viaje que es objeto de este artículo, Toll y Bernadet integró la Marina de Buenos Aires en las guerras civiles del litoral contra Entre Ríos (1821) y se halló en el decisivo combate naval de Colastiné (26 de julio de 1821).
Durante la guerra entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Imperio del Brasil (1825-1828), Toll y Bernadet se desempeñó como ayudante de órdenes y secretario del Almirante Guillermo Brown y se halló en diferentes acciones navales de aquel conflicto: ataques a Colonia del Sacramento (26 de febrero y 1 de marzo de 1826); ataques a las fragatas brasileñas “Nichteroy” y “Emperatriz” (abril de 1826); combates navales de Banco Ortiz (2 de mayo de 1826), Balizas (23 de mayo de 1826), Los Pozos (11 de junio de 1826), Quilmes (29 y 30 de julio de 1826) y Juncal (8 y 9 de febrero de 1827); también acompañó al Almirante Brown en su campaña corsaria a las costas del Brasil para atacar el comercio imperial (octubre de 1826-enero de 1827). Como mano derecha y hombre de confianza de Brown, durante el combate naval de Quilmes recibió del mismísimo Almirante la famosa arenga: “Es preferible irse a pique antes que rendir el pabellón”. También luchó en el combate naval de Bajíos de Arregui (29 y 30 de mayo de 1828), donde fue tomado prisionero junto con su jefe el teniente coronel de marina Tomás Espora, siendo liberados rápidamente por los brasileños en reconocimiento a la notable actuación de ambos en aquel combate.

Durante la época de Rosas (1829-1852), Juan Antonio Toll y Bernadet se halló una vez más junto al Almirante Guillermo Brown durante la guerra entre la Confederación Argentina y la República Oriental del Uruguay (1839-1851), participando en los bloqueos a Montevideo y ejerciendo el comando interino de la escuadra de la Confederación Argentina. También fue edecán del brigadier general Juan Manuel de Rosas. Posteriormente, fue director y profesor de la Escuela Teórico-Práctica de Marina, de fugaz existencia, que funcionó en el bergantín “Río Bamba” (1857-1858). Se retiró del servicio naval con el grado de coronel de marina. Falleció en la ciudad de Buenos Aires el 5 de julio de 1864.
Con apenas 24 años de edad Juan Antonio Toll y Bernadet, a principios de septiembre de 1814, fue designado comandante del bergantín “Palomo” con el fin de efectuar, como señalamos, una prolongada navegación hasta la India. ¿Pero cuáles eran los objetivos de tan audaz travesía? Los documentos de época no especifican las razones del viaje del “Palomo” a la India, pero podemos señalar que se trataría de una expedición con fines comerciales, tal vez combinada con objetivos de una campaña de corso. Cabe destacar que, en aquel tiempo, el Reino Unido había consolidado su presencia en la India desde su triunfo en la guerra de los Siete Años (1756-1763) y la consideraba una posesión sumamente importante y rica, que pasó a ser conocida como la “Joya de la Corona Británica”.
El bergantín “Palomo” al mando de Toll y Bernadet poseía registro y documentación de origen británico, pertenecientes a su propietario (un comerciante particular, tal vez británico) y enarbolaba la bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Su comando, tripulación y armamento estuvieron a cargo del gobierno directorial de las Provincias Unidas.
El 10 de septiembre de 1814 el bergantín “Palomo” zarpó del puerto de Buenos Aires. La navegación se desarrolló sin mayores complicaciones a través del Atlántico Sur, y llegó a las islas de Tristán de Acuña, donde nuestros marinos encontraron tres enigmáticos personajes (uno nacido en la isla de Elba y dos británicos) que habrían sido abandonados desde hacía años en aquellas desamparadas islas por buques del Reino Unido; durante la estadía en esas islas (4 y 5 de octubre de 1814), la tripulación del “Palomo” se abasteció de alimentos y habría embarcado y brindado asistencia médica a aquellos tres misteriosos personajes.

Tras atravesar el cabo de Buena Esperanza, el “Palomo” penetró en el océano Índico. Entre octubre y diciembre de 1814, los marinos rioplatenses navegaron y reconocieron las islas San Pablo y Amsterdam, Engaño (Enggano), Sumatra, Laeg, Nassau, Los Cocos, Pulo Rondo, Pulo Way y Tomlonga. Ya en enero de 1815, pasaron por el mar y el archipiélago de Andamán; aquí, tuvieron contacto con nativos de la región, que se acercaron con sus canoas para ver al “Palomo”. Durante enero de 1815, en rumbo Norte con dirección a Calcuta, se surcaron las islas de Landefall y Sagor y navegaron frente a Puerto Droiment; en ese tramo, divisaron algunos buques y recibieron la visita de canoas de indios y de las autoridades locales. Finalmente, el bergantín “Palomo” llegó a Calcuta, donde permaneció desde el 1 de febrero hasta el 11 de abril de 1815, sin haberse conocido, hasta ahora, las actividades realizadas por los marinos del capitán Toll y Bernadet en aquella importante ciudad de la India.
En su viaje de regreso a las Provincias Unidas del Río de la Plata, el bergantín “Palomo” atravesó nuevamente las aguas de los océanos Índico y Atlántico Sur, pasando, entre otros puntos, por el cabo de Buena Esperanza y la isla Trinidad. El 13 de septiembre de 1815 el “Palomo” fondeó en Punta Lara, luego en Ensenada de Barragán y, finalmente, ancló en el puerto de Buenos Aires el 19 de septiembre de 1815. Cabe destacar que, al llegar a Buenos Aires, el “Palomo” traía a bordo cargamento de telas de la India y azúcar, lo cual refuerza la opinión de que se habría tratado de un viaje de corte más bien comercial.
Así concluyó el audaz, exótico y a la vez misterioso periplo del bergantín “Palomo” a Calcuta que, al mando del capitán Juan Antonio Toll y Bernadet y acompañado por sus esforzados tripulantes, hizo flamear, por primera vez, el pabellón celeste y blanco de las Provincias Unidas de Río de la Plata en las lejanas tierras del subcontinente indio.
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