El petit hotel ubicado en el corazón de Vicente López, en el norte del conurbano bonaerense, donde Juan Domingo Perón se instaló junto a su esposa María Estela Martínez cuando regresaron a la argentina a fines de 1972 todavía tiene las marcas de haber sido la residencia del fundador del Justicialismo. Sin embargo, la residencia que es propiedad del PJ Bonaerense se encuentra algo deteriorada producto del paso del tiempo y de la falta de mantenimiento.
La casa, en cuya fachada no hay nada que la destaque por sobre el resto de las casas de la cuadra, todavía tiene algunos cuadros con imágenes características del peronismo, como retratos de Perón y Evita (juntos y separados), un busto del líder justicialista de color dorado que se puede apreciar apenas se ingresa, y hasta un cuadro en el que se puede ver a Néstor Kirchner abrazar a Cristina Kirchner.
Pero el estado general del inmueble no es el mejor. El fondo está medianamente mantenido, pero está lejos del esplendor que supo mostrar cuando hace casi 50 años Perón e Isabel Martínez caminaban por esos pasillos.
Salvo sucesivos caseros que cuidaron el petit hotel, nadie más habitó en esa casa. El curioso que quiera pasar, o los turistas que son llevados en combis, ven un frente bien pintado y ninguna referencia o monolito que dé cuenta de los sucesos ocurridos allí. Sin embargo, esa casa fue convertida en monumento histórico muchos años después.
La historia de Perón en Gaspar Campos
Juan Domingo Perón se había ido a bordo de una cañonera a Paraguay el 20 de septiembre de 1955, derrocado por el golpe encabezado por el general Eduardo Lonardi, quien tras enunciar la efímera frase “Ni vencedores y vencidos” sería desplazado por Pedro Eugenio Aramburu. De Paraguay, Perón pasó a Panamá, de allí a Nicaragua, luego a Venezuela, a República Dominicana y, finalmente, se instaló en España.
Volvió a la Argentina el 17 de noviembre de 1972 pese a que el dictador Alejandro Lanusse le había prohibido la entrada al país. Fue a vivir a un petit hotel en Gaspar Campos 1065, corazón de Vicente López, un barrio poco hospitalario para los peronistas. Sin embargo, muy cercano a la Residencia Presidencial, que está a 1.700 metros.
La casa había sido construida en 1936. El dueño era Alfonso Van Der Becke, cuyo hermano Carlos, fallecido, había llegado a general antes que Perón y era un furibundo antiperonista: había participado del intento de golpe de Estado de 1951, al igual que Lanusse, quien purgó tres años de cárcel en Rawson. A su vez, Carlos Van Der Becke había integrado el tribunal que despojó a Perón de su grado militar.
De esos días de Perón en Gaspar Campos quedó registrada la entrevista que les brindó a los periodistas Jacobo Timerman, Sergio Villarroel y Roberto Maidana quienes debieron ingresar traspasando la ligustrina de una casa lindera.
Ya en su regreso definitivo, de junio de 1973, se instaló en Gaspar Campos hasta el 12 de octubre cuando, al asumir como presidente, se trasladó a la Residencia de Olivos y nunca volvió a pisarla.
En abril de 1992, cuando Carlos Menem vivía en la Quinta de Olivos, se realizó una operación para que, finalmente, esa casa quedara en manos del Partido Justicialista bonaerense.
La titular era la heredera natural, María Estela Martínez de Perón, tercera viuda del general que, como estaba radicada en España, le dio un poder a su abogado para que el edificio quedara a nombre de Blanca y Herminia Duarte, hermanas de Eva, la segunda viuda de Perón. A su vez, ellas vendieron en el mismo acto al PJ Bonaerense, por entonces presidido por Alberto Pierri, hombre fuerte del peronismo matancero.
El regreso de Perón
El miércoles 15 de noviembre, desde Roma, Perón dirigió un mensaje al pueblo argentino: “Pocos podrán imaginar la profunda emoción que embarga mi alma, ante la satisfacción de volver a ver de cerca de tantos compañeros de los viejos tiempos, como a tantos compañeros nuevos, de una juventud maravillosa que tomando nuestras banderas, para bien de la patria están decididos a llevarlas al triunfo.”
Al día siguiente, casi todos los diarios argentinos publicaban la solicitada firmada por Perón, dirigida "A mi pueblo": "Nunca hemos sido tan fuertes. En consecuencia ha llegado la hora de emplear la inteligencia y la tolerancia, porque el que se siente fuerte suele estar propicio a prescindir de la prudencia". Luego aclaraba: "Agotemos primero los módulos pacíficos que, para la violencia, siempre hay tiempo".
A las 20.21 de ese jueves, el avión DC-8 Giuseppe Verdi de Alitalia, partía desde Roma con una comitiva de figuras tan relevantes como contrapuestas entre sí: Carlos Mujica, Lorenzo Miguel, Hugo del Carril, José Sanfilippo, Chunchuna Villafañe, Marilina Ross, Juan Carlos Gené, Marta Lynch, José María Rosa, José María Castiñeira de Dios, Guido Di Tella, Jorge Taiana, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo Luis Duhalde, José López Rega, Rogelio Coria, José Rodríguez, Casildo Herrera y Vicente Solano Lima, entre otros.
El clima, además de lluvioso era de terremoto. Alrededor del aeropuerto de Ezeiza, había un cerco militar con unidades de todo el país: camiones y tanques recorrían los accesos a la Capital y muchas de sus avenidas. El ministro del Interior, Arturo Mor Roig, el día anterior metía miedo: el operativo movilizaría a 35.000 efectivos con armamento pesado, unos 20.000 bloqueando el acceso al aeropuerto y 10.000 patrullando la ciudad de Buenos Aires.
Hacia las ocho de la mañana, los manifestantes se habían juntado en varios puntos: los grupos más numerosos estaban en los alrededores de Ciudad Evita y en el cruce de la autopista Ricchieri con el río Matanza. Unas 10 mil personas estaban plantadas frente a los tanques, muchos con banderas argentinas.
–A la pelotita, a la pelotita, a la pelotita/ que Perón está cerquita –se coreaba en todos lados.
Los soldados también esperaban, envueltos en sus capotes, y los tanques estaban extrañamente inmóviles.
Perón preso en Ezeiza
A las 11.08 del viernes 17 de noviembre el avión aterrizó. A las 11.20, Perón apareció en la escalerilla del avión junto a María Estela Martínez. El secretario general del Movimiento, Juan Manuel Abal Medina, y el de la CGT, José Ignacio Rucci, salieron a su encuentro. Este último con un paraguas que quedó fijado en todas las fotos. Un poco más atrás, se mojaban unos 1.500 periodistas de todo el mundo.
Casi enseguida, Perón fue custodiado hasta el Hotel Internacional del aeropuerto. Durante horas quedaría encerrado en el edificio. La situación era confusa: no estaba oficialmente detenido pero no le permitían abandonar el aeropuerto.
A las diez de la noche Perón pidió que le alistaran su coche para irse a su casa en la calle Gaspar Campos. Bajaron las valijas, llegó el Fairlane, se movilizó la custodia y, unos minutos después, aparecieron tres camiones de la Fuerza Aérea. Se bajaron dos docenas de soldados e instalaron ametralladoras pesadas apuntando a la salida. Las valijas volvieron a la suite del General.
A la una de la mañana del sábado 18, el secretario de Prensa del gobierno, Edgardo Sajón, daba una conferencia de prensa en el Hotel Internacional para decir que Perón no estaba detenido. Poco después, Héctor Cámpora dijo a los mismos periodistas que Perón estaba "arrestado en la habitación". A eso de las dos de la mañana, Perón consiguió la promesa de que podría abandonar el aeropuerto cuando saliera el sol.
El sábado 18 a la mañana, Perón le ganaba la pulseada a Lanusse y ya estaba en Gaspar Campos 1065. Más de 20 mil personas esperaban que saliera a saludar. Gente por todos lados: encima de las medianeras, trepados a los árboles, en los postes de luz.
A eso de las dos y media de la tarde, Perón salió al balcón de su casa. A su lado, José López Rega sonreía. Los gritos redoblaron: Perón hizo su clásico saludo con los brazos en alto y después se enjugó unas lágrimas. Tenía un traje oscuro, con camisa blanca y corbata de colores. Trataba de sonreír pero le salían pucheros. Después se puso las dos manos junto a la mejilla para decir que quería dormirse un rato, y volvió a entrar.
A eso de las cinco de la tarde, volvió a salir al balcón, agarró un megáfono y gritó el clásico "¡Compañeros!":
–Les agradezco mucho esta muestra de cariño que retribuyo con el mismo cariño. Tengan cuidado. Se pueden lastimar. Cuidado con los cables de alta tensión –dijo.
Isabel Martínez le dio un gorro “pochito” y el General se lo puso, se lo sacó, lo agitó un momento y lo tiró a la multitud. Hubo avalanchas para agarrarlo. Nadie se iba y seguían los bombos y los gritos, los bailes, los encuentros.
–Muchachos, les pido que por favor hagan un poco de silencio, necesito dormir porque hace como tres días que no me saco los botines.
El silencio fue absoluto. A eso de las siete de la mañana del domingo 19, miles de personas decidieron despertarlo:
–Buenos días General/ su custodia personal.
Perón salió al balcón a saludar.
–La Casa Rosada/ cambió de dirección/ está en Vicente López/ por orden de Perón.
Los políticos
El desfile en Gaspar Campos de dirigentes de toda laya fue incesante y el lunes 20 Perón reunió a todos los partidos -salvo los que reivindicaban alguna continuidad con el gobierno militar, por un lado, y el partido Comunista y el Socialista Argentino, por otro- en un restorán vecino, Nino, donde según dicen solía ir a comer con Evita.
Perón intentaba aliarse con la mayor cantidad posible de partidos para aislar a los militares y prevenir maniobras que entorpecieran las elecciones. Y, eventualmente, formar un frente electoral con algunos de ellos.
¿Qué pasó con la casa?
En 1992 esa casa quedó en manos del PJ bonaerense. Hubo intentos de usarla para distintas actividades pero nunca se concretaron. En diciembre de 2008, cuando Néstor Kirchner ya no era presidente, impulsó que Alberto Balestrini, vicegobernador bonaerense de Daniel Scioli y gran aliado de Néstor, asumiera la presidencia del Justicialismo provincial. A tal efecto, la ceremonia se hizo en Gaspar Campos.
Lo importante era la simbología: la casa quedaba como una marca fuerte del peronismo juvenil y combativo de los setentas. Poco más de un año después, en abril de 2010 Balestrini sufrió un ACV y quedó postrado hasta que murió diez años después. En cuanto a Kirchner, seis meses después del ACV de Balestrini moría de un infarto.
Hay una página de Facebook (Casa-Gaspar-Campos-De-Perón) donde pueden apreciarse infinidad de fotos tomadas a lo largo de estos años de actividades y visitas a esa casa, declarada patrimonio histórico. En la puerta hay un busto de Perón y en la ventana de arriba, una lámina con el rostro de ese hombre que el 18 de noviembre de 1972 fue allí tras 17 años de exilio.
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