1981. José Miguel Vanni vaga por las calles de Ginebra. Ha llegado allí con el auxilio de la Cruz Roja y no está bien del corazón. Falta de Buenos Aires desde hace seis años, cuando se embarcó en un vuelo de Aerolíneas a España con uno de sus mejores amigos, de quien ha oficiado como secretario: José López Rega.
El secretario del secretario ha quedado librado a su suerte cuando Lopecito lo dejó en Europa para que se las arregle por su cuenta mientras se va con su pareja, María Elena Cisneros. El Gordo Vanni no puede volver a la Argentina.
La Justicia lo reclama por múltiples delitos cometidos en el Ministerio de Bienestar Social. Para su otrora amigo no guarda sino un profundo rencor. Un día entra a una disquería. Comienza a revolver las bateas, Y de entre muchos LPs que observa, hay uno que le llama la atención. La cara de que aparece en la portada le resulta conocida. La recuerda muy bien. Y el disco le despeja toda duda cuando ve impreso el mismo nombre al que asocia ese rostro: es la novia de Lopecito. María Elena Cisneros ha grabado un disco de piano solo, financiado por el Brujo. Se trata de dos hombres: la Suite Helvética y el Concierto para la Suiza amada.
Vanni no lo piensa dos veces. Contacta al sello discográfico y consigue la dirección de la pianista. Bingo. Llegó el momento de ajustar cuentas. Y lo hará a través de otro amigo dejado en banda por Lopecito. Se trata de Emilio Abras, un periodista que llegó a ser embajador de Isabel Perón en Suecia y que había comenzado como secretario de medios. Abras trabaja para la agencia EFE en Madrid. Vanni lo llama y le dice que López Rega está instalado en un chalet en Villeneuve. El ex embajador le consigue 15 mil dólares por el dato y distribuye la especie. Sólo es cuestión de tiempo para que se confirme el paradero del hombre fuerte del tercero gobierno de Juan Domingo Perón.
Será en noviembre de 1982. Manuel Agustín Díaz monta guardia y consigue la foto del hombre más buscado de la Argentina. La foto de un López Rega envejecido fue tapa de Clarín el 24 de noviembre de 1982. El cerco se empezaba a estrechar y abandonó el poblado cercano a Ginebra, donde vivía con Cisneros y los padres de ella.
La carrera pianística de Cisneros materializada en el disco que encontró Vanni, había servido, de manera involuntaria, para acercar a López Rega al final de sus años de prófugo, según contó Marcelo Larraquy en su libro López Rega: El peronismo y la Triple A (Editorial Sudamericana).
Historia de una amistad disuelta
Vanni y López Rega se habían conocido en la década del 60 en la editorial Kier, que publicó Astrología esotérica, el libro del futuro secretario de Perón. Fue el Gordo quien presentó al juez Julio César Urien al flamante autor. Y fue Urien quien acercó a López Rega a la Logia Anael, que planteaba la liberación de América, Asia y África: en clave se hablaba de las Tres A. Algo muy distinto de lo que significaría la sigla una década más tarde. Al poco tiempo llegó Isabel Perón al país, enviada por su marido par terciar en la interna peronista de Mendoza y, a través de la logia, la tercera esposa del General entró en contacto con López Rega, que ya no se despegaría de ella.
Al despuntar los 70, y con la apertura política en ciernes, López Rega se hizo del control de la revista Las Bases, que sería el órgano oficial de difusión del justicialismo. Vanni ya estaba en su círculo íntimo y pasó cumplir funciones administrativas junto a otro personaje del entorno lopezreguista: Carlos Villone. Unos años, ambos habían sido los hombres del Brujo en una imprenta llamada Suministros Gráficos, ligada al esoterismo, y que tenía como presidente del directorio al propio López Rega. La empresa cerró, agobiada por deudas, y la Justicia procesó al tándem Vanni-Villone por quiebra fraudulenta. Ambos desembarcarían en el ministerio de Bienestar Social en 1973, cuando su jefe asumió en el gabinete de Cámpora.
López Rega usó al dúo como emisario ante el almirante Emilio Massera a fines de 1975 para sondear la posibilidad de un regreso. Salieron de Madrid a Buenos Aires. Era la primera vez que parte del grupo del Brujo ponía los pies en la Argentina tras la huida de junio, cuando el Rodrigazo pasó por un huracán. No hubo ninguna posibilidad de acordar nada, no estaban en posición de negociar y regresaron a Europa, donde darían vueltas como prófugos de la Justicia, que los buscaba como partícipes de los delitos de los que acusaba al ex todopoderoso ministro. Madrid fue el refugio de López Rega hasta abril de 1976, cuando cambió la capital española por Suiza.
Fue entonces cuando se despidió de Vanni y Villone, que quedaron varados en la península, mientras su antiguo jefe se acomodaba en los Alpes con María Elena Cisneros y sus padres. La salud de Vanni declinó y comenzaron sus problemas cardíacos. Ya rumiaba bronca contra López Rega: consideraba que Lopecito lo había abandonado a su suerte. Pasó esa etapa escribiendo un libro sobre Evita, que tituló La razón de su vida. Al tiempo consiguió ir a Ginebra, donde se sometió a un triple by-pass. Un día entró a una disquería y entrevió la posibilidad de la venganza.
El Brujo y la pianista
María Elena Cisneros había entrado en la vida de López en Rega en 1973, a los pocos meses de haber asumido como ministro. Fue en la provincia de Entre Ríos, donde ella lo saludó cuando una visita oficial. A partir de entonces comenzó a escribirle al ministerio. Y cuando el Brujo ya había optado por esconderse en Madrid, en la quinta que fuera de Perón, cuando se agotó su tiempo a mediados del 75, ella no dudó en tocarle el timbre. Había viajado a España al frente de una delegación escolar del colegio Don Bosco, donde enseñaba y aprovechó para darse una vuelta por Puerta de Hierro.
Había un tema en común entre el ministro y su admiradora de 24 años: la música. López Rega había estudiado canto y soñado con cantar en los más grandes teatros líricos. Cisneros era pianista. Aquel encuentro madrileño lo pasaron charlando de música. Vanni comprendió entonces que Cisneros era el cable a tierra de su amigo y gestionó el pasaje para que ella volviera a Madrid a las pocas semanas. Así fue como ella ató su destino al del ex ministro, al punto tal de instalarse con sus padres en Suiza, donde su pareja le recompensaría la fidelidad con la grabación de su primer disco, el que hallaría Vanni en la época que buscaba revancha.
No sería la única incursión discográfica de Cisneros, quien para esa época escribió la Suite Argentina, una serie de piezas dedicadas cada provincia.
En 1984, dos años antes del arresto de López Rega, llegó el turno de Joyas Musicales, cuyo primer tema, "Para un corazón solitario", fue retomado por Cisneros en su canal de YouTube. Más de treinta años después de aquella grabación, la pianista y compositora aparece al piano tocando esa pieza "que desgrana con maestría los estados anímicos de un patriota en el exilio". No se sabe si se refiere a su marido o a Perón, aunque en YouTube aclara que está dedicada "a mi amado esposo ausente". Según se describe en el disco, el tema "Quinta 17 de octubre" es "otra joya musical", que pretende ser "el mensaje recordatorio hacia el refugio español de una gloria argentina exiliada durante muchos años".
La contratapa del LP informa, de manera algo rebuscada, que la edición del disco "quiso significar el poder brindar al público una gama de composiciones, que al otorgar un grato instante de esparcimiento, le deje al mismo tiempo un mensaje espiritual que haga aflorar estados anímicos en sus más altos valores". También se informa que cada una de las piezas del disco, "por su melodía y romántico decir, demuestra un trabajo medular y concienzudo, tanto en lo técnico musical, como en lo expresivo de su interpretación".
Otra pieza que llama la atención por su descripción es "Plegaria", subtitulada "Oración musical", y que figura como Opus 33 número 1 del catálogo de obras de Cisneros. "En la Plegaria vibran ardientes y misteriosas las ondas de una profunda y honesta fe en el Supremo Creador. Es una oración que aporta al alma efluvios positivos, revitalizando el cuerpo del oyente".
Para 1985, la carrera musical de Cisneros llegó a su última incursión discográfica, ya que un año más tarde se produciría el arresto y extradición de su marido: la segunda parte de la Suite Argentina, publicada, como sus anteriores incursiones discográficas, por Cosmofonia Editions. Completó su Opus 13 con las piezas descriptivas de las provincias que le faltaban abarcar, y coronó la obra con un tema titulado "Unidad nacional". Se trata de "una maravillosa creación musical que sintetiza la armonía de cada una de las estampas provincianas, en una total integración fraternal con la esencia nacional argentina".
Disco: Paraná op 13 no 6 extrait de la suite Argentina
Y agrega un párrafo, en la contratapa del disco, que parece sacado de un discurso de su marido: "Unifica cada una de las presencias musicales, que son verdaderas partes orgánicas del cuerpo patrio, conformando en su extraordinario enlace un verdadero exponente de la vigencia universal de sus valores intrínsecos, que vibran en perfecta libertad, más allá de todas las fronteras materiales que las pasiones humanas suelen crear, para integrarse definitivamente en los planos de Dios, supremo juez".
Es de notar la dedicatoria de la Suite. Se informa al pie de la contratapa que Cisneros "ha deseado dedicar esta magnífica Suite Argentina a todos los grandes maestros y compositores de la música argentina que de una u otra manera han dedicados sus esfuerzos a plasmar en armonías musicales trozos del vivir de la Patria. Sea para ellos este recuerdo delicados y respetuoso".
Disco: Rueda: Para un corazón solitario
López Rega se entregó en 1986 y fue extraditado a la Argentina, donde murió en 1989 sin haber recibido condena. En 1988, por sus problemas de salud, fue llevado al Hospital de Clínicas, donde coincidió, aunque sin verse, con Vanni, que había sufrido nuevos problemas cardíacos. Ya en la legalidad, Vanni era representante de una firma española de máquinas tragamonedas. Murió en 1993.
De los discos de Cisneros queda la posibilidad de acceder a ellos vía YouTube, a través del canal de la propia pianista y compositora, encargada de preservar así su obra, la que involuntariamente ayudó a encontrar el paradero de López Rega.
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