Nueve películas para ver la Primera Guerra Mundial

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Confianza suicida

Empecemos por dos películas que reflejan muy bien una de las características de esta guerra: el despreocupado entusiasmo con el cual miles y miles de jóvenes, alentados por los adultos, marcharon al frente para luchar por su patria. La convicción generalizada era que la guerra sería corta y fácil y nadie quería perderse la oportunidad de participar de ese acto de heroísmo. La Europa confiada, optimista y llena de fe en un futuro de expansión y de inagotable progreso envió alegre y ciegamente a la muerte a sus hijos.

"Sin novedad en el frente" es en realidad un libro, un best seller del alemán Erich Maria Remarque, publicado en 1929 y que se ha convertido en un clásico del género de denuncia contra la guerra. Hay más de una versión cinematográfica de esta novela que narra el traumático paso a la edad adulta de un grupo de jóvenes que marchan de modo voluntario a la guerra alentados por sus profesores. También refleja el muro de incomunicación que se abre entre los soldados y su familia o amigos que no han dio al frente por la imposibilidad para transmitir el horror vivido por ellos y de los otros por comprender.

En el video, puede verse como un profesor arenga a sus alumnos para convencerlos de alistarse.

"Mi hijo Jack", película de 2007 protagonizada por Daniel Radcliffe, David Haigh y Kim Catrall, está basada en una historia real: la de Rudyard Kipling, el gran apologista del Imperio británico, y la forma en que, declarada la Guerra, movió cielo y tierra para lograr que su único hijo varón, Jack, fuese alistado en el Ejército.

El joven padecía una grave miopía por lo que no era apto para el servicio. Pero un padre como Rudyard Kipling no podía tolerar la idea de que su hijo no tomara parte de lo que consideraba sería una verdadera gesta y, como piensa el profesor alemán de Sin novedad en el frente, una guerra corta y con pocas bajas. Kipling usa de toda su influencia y logra que el Ejército reclute a Jack. El muchacho parte a la guerra y desaparece en su primera entrada en combate. Dos años le tomará a la familia confirmar su muerte. Lo que más impacta de la película es la obstinada inconsciencia con la cual un padre envía a su hijo al frente sin al parecer representarse en ningún momento que puede resultarle fatal.

"Senderos de Gloria (o La Patrulla infernal)" y "Por la Patria"

Otras dos películas que comparten el mismo tema: el fusilamiento de soldados supuestamente desertores del frente o remisos a obedecer la orden de entrar en combate. Fue también un rasgo de esta guerra: hubo un número muy elevado de fusilamientos por este motivo, a medida que la guerra se prolongaba y el sinsentido de tanta muerte se iba volviendo patente. En Senderos de Gloria -que aquí se llamó La Patrulla infernal-, film dirigido por Stanley Kubrik, la injusticia es flagrante porque la acusación es falsa.

En el film de Joseph LoseyPor la Patria-, el acusado es culpable pero la situación no deja de ser absurda por el contraste entre el empeño por fusilar a un soldado que deserta de una batalla que fue calificada como "inútil".

En "Senderos de Gloria" se juzga una supuesta "cobardía" ante el enemigo, que en el fondo era una reacción lógica frente a una comandancia que exigía una conducta casi suicida de sus tropas. El argumento de la película se inspira en hechos reales ocurridos en el frente durante la batalla del Marne. Precisamente, el título de la película está tomado de un poema de Thomas Gray, que concluye así: Los senderos de gloria no conducen sino a la tumba.

"Por la Patria (o Rey y Patria)" es el nombre de la película que Joseph Losey filmó en 1964, con dos interpretaciones de lujo: la de Dick Bogarde, como un capitán que oficia de abogado defensor en una corte marcial, y la de Tom Courtenay, como el soldado desertor.

Durante una de las largas batallas de la Primera Guerra Mundial, la de Passchendaele, que duró del 31 de julio al 12 de noviembre de 1917 y que fue llamada "El infierno del barro", porque las tropas debieron soportar condiciones meteorológicas terribles. Dejó un saldo de 300.000 alemanes y 250.000 aliados muertos. Miles de ellos perecieron ahogados en los cráteres que abría la lluvia torrencial. En esa batalla se usaron balas explosivas que contenían gas mostaza.

El argumento del film es el juicio a un soldado que abandona el frente por motivos personales. y contiene una fuerte crítica a la clase militar, a una oficialidad clasista, despótica y mediocre. La ejecución de soldados por deserción o insubordinación fue un lamentable rasgo de esta larga guerra. Se calcula que 350 soldados británicos fueron fusilados bajo ese cargo.

"Caballo de batalla (2012)". Es uno de los films más recientes. Una superproducción de Steven Spielberg sobre el protagonismo que estos animales tuvieron en una Guerra que todavía conservaba características tradicionales. El film se basa en el vínculo especial de un joven con un caballo que es vendido para la guerra. Ambos, el caballo primero y luego el joven, parten al frente, por separado.

En 1918, con la Guerra aún en curso, Charles Chaplin filma Armas al hombro, una comedia satírica sobre un soldado estadounidense, Charlie, el más torpe del pelotón, y convencido de su mala suerte ya que le ha tocado el número 13, y que sin embargo acabará protagonizando una proeza.

Otra película que apela al humor para tratar lo siniestro es la del realizador francés Jean-Jacques Annaud, "La victoire en chantant (La victoria cantando)", de 1976, que aquí fue estrenada con el título Blanco y negro en color.

Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1977, el film transcurre en la Guinea francesa, en la frontera con Camerún, entonces colonia alemana. Los puestos militares de ambas colonias coexisten pacíficamente. Incluso cooperan. Los alemanes compran en la proveeduría de los franceses. Sin embargo, al llegarles la noticia de que sus países han entrado en guerra, se apodera de ellos el sentimiento del deber patriótico, y de vecinos amigables que eran pasan a convertirse en beligerantes. Claro que todo es a costa de la población local: los africanos de ambas colonias son reclutados y armados para luchar entre ellos en defensa de países que ni siquiera conocen. Todo tiene un tono de comedia pero no por ello deja de ser trágico. Una denuncia de la guerra a través del absurdo.

"Lawrence de Arabia (1962)", de David Lean y con un reparto de lujo -Peter O`Toole, Omar Sharif, Anthony Quinn y Alec Guinness, entre otros- está basada en la vida de Thomas Lawrence, el historiador y arqueólogo británico que participó de la revuelta árabe fomentada por su país contra el Imperio otomano. El film muestra el ataque y conquista de Áqaba, el canal de Suez, las batallas contra los turcos y la ofensiva final para tomar Damasco. Pero también la decepción posterior de Lawrence cuando comprende que, tras la caída de Constantinopla, no surgirán en la región naciones independientes sino un nuevo reparto colonial.

"Gallipoli (1981)", de Peter Weir, protagonizada por Mel Gibson, es la historia de dos jóvenes amigos australianos, ambos corredores, que participan de la operación Dardanelos, diseñada por el Reino Unido y sus aliados para atacar al Imperio Otomano y así abrir un frente por el sur para poder abastecer a Rusia y de paso sacar a la guerra de la situación de empantanamiento en que se encontraba en el centro de Europa. La batalla de Gallipoli fue una de las más sangrientas para ambos beligerantes. Como en "Sin novedad en el frente" y "Mi hijo Jack", reaparece aquí el tema de la empresa suicida a la cual se envía a toda una generación de jóvenes idealistas.

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