El día que el best-seller John Dos Passos se hizo "peronista"

Aquel al que Sartre consideraba “el mejor escritor estadounidense” visitó la Argentina en 1948 y en declaraciones a la prensa se mostró sorprendido por el estándar de vida de la gente y definió a Perón y a Evita como “personajes excepcionales”

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El escritor estadounidense John Dos
El escritor estadounidense John Dos Passos es recibido por Perón, a fines de 1948

El autor de Manhattan transfer y Paralelo 42 (ésta última parte de su trilogía U.S.A.) era parte del grupo de Ernest Hemingway y Scott Fitzgerald, entre otros escritores estadounidenses que vivían a caballo entre dos culturas: la propia y la europea.

John Dos Passos (1896-1970) hizo un recorrido parecido al de Hemingway: también él viajó a España en tiempos de la Guerra Civil, también él ejerció el oficio de periodista en paralelo al escritor.

De hecho, cuando vino por primera vez a la Argentina fue para escribir un artículo sobre Eva Perón para la revista Life.

Ernest Hemingway y John Dos
Ernest Hemingway y John Dos Passos en España

En ocasión de ese viaje, Dos Passos hizo declaraciones al diario Democracia sobre sus impresiones acerca de Argentina y de Perón y su esposa.

En la introducción de la crónica que publicó Life, se dice que Evita era una "co-dictadora", pero eso corre por cuenta de los editores: para Dos Passos, "aunque despierta la ira" de algunos sectores, la mujer de Perón "es fascinante de ver".

El escritor había acompañado a Eva Perón en una de sus intensas jornadas de trabajo y quedó impactado al verla pasar de una reunión con referentes sindicales y delegaciones juveniles a recibir a toda clase de gente con las más variadas demandas -y resolverlas- y luego a un acto con Perón, todo prácticamente sin pausa.

Eva Perón en abril de
Eva Perón en abril de 1947 (Photo by Keystone/Getty Images)

Dos Passos afirma que Evita es "virtualmente la ministra de Trabajo" del gobierno. Esa mañana, describe, ella recibe a delegaciones sindicales que le traen problemas a resolver. También a un grupo de jóvenes finalistas de un concurso de belleza. Evita iba y venía de un grupo a otro, conversando con todos, por momentos hacía una pausa para hablar por teléfono con Perón o para tomarse una fotografía con alguno de sus interlocutores. "La Señora nunca perdió sus amigables modales", dice dos Passos, y cada vez que se tomaba una decisión, llamaba a una asistente para transmitírsela en tono perentorio. "En cuatro horas, ella no se detuvo ni se sentó", escribe Dos Passos.

Mucha gente espera afuera para hablar con Evita o al menos verla. Dos Passos escucha a una señora decir: "Es demasiado delgada. Esta mujer está trabajando hasta matarse".

John Dos Passos, para Sartre,
John Dos Passos, para Sartre, “el mejor escritor estadounidense”

Durante su visita, Dos Passos también fue recibido por Perón y tuvo la oportunidad de recorrer distintos barrios de la ciudad e incluso del gran Buenos Aires y hablar con toda clase de gente.

De tendencia socialista, Dos Passos tenía inquietudes políticas. Y aunque hacia el final de su vida se acercó al Partido Republicano, en ocasión de su visita a Argentina, a fines de los 40, todavía conserva sus simpatías hacia el socialismo. Sin embargo, un viaje a la URSS realizado con mucha expectativa en 1928 lo había decepcionado. Su estadía se prolongó más de la cuenta por problemas burocráticos y cuando finalmente pudo salir de la URSS, Dos Passos dijo: "…admiraba al pueblo ruso. Me había fascinado su país, enorme y variado, pero cuando a la mañana siguiente crucé la frontera polaca me sentí como si saliera de la cárcel".

Dos Passos concedió una entrevista
Dos Passos concedió una entrevista a Democracia antes de dejar el país

Sus impresiones sobre la Argentina son muy diferentes.

Las declaraciones que hizo a Democracia fueron luego incluidas en un librito, La verdad sobre Argentina, que compila opiniones de diferentes personalidades extranjeras que habían visitado Argentina como Dos Passos: sindicalistas, empresarios, políticos, y que el gobierno peronista editó para contrarrestar la campaña de desprestigio que ya padecía por parte de ciertos gobiernos y cierta prensa extranjera.

Estas son las impresiones de John Dos Passos, en vísperas de dejar la Argentina, publicadas por el diario Democracia y luego incluidas en La verdad sobre la Argentina:

¡Son todos "peronistas"!

La Argentina fue para mí algo inesperado. Me voy sorprendido por su tranquilidad, comparable a la de los Estados Unidos. Como muchos de mis compatriotas, yo la englobaba en esa 'South America', que para nosotros representa inquietud, luchas políticas endémicas, gobiernos de fuerza al margen de la voluntad popular y, por supuesto, miseria. Mi primera sorpresa fue Buenos Aires y su extraordinario estándar de vida; y luego, ¡qué tranquilidad, qué tolerancia, qué libertad, qué respeto mutuo pude observar!

En cuanto al gobierno autoritario…. he hablado con todo el mundo, con todos aquellos con los que quería especialmente hablar, obreros, empleados, pequeños comerciantes, el hombre de la calle, en fin…. ¡son todos peronistas!  

Estándar de vida

Fui a los barrios alejados, a Avellaneda, a las localidades del gran Buenos Aires, en todos los lugares donde se puede ver al verdadero pueblo. Admiré las vitrinas del centro, increíbles por su riqueza y abundancia: comí en los grandes restaurantes de lujo, allí me encontré con gente de clase media. Pero, sobre todo, recorrí los barrios alejados, y en todas partes, en una escala distinta, observé el mismo bienestar. En los restaurantes baratos en los que comí, la botella de vino y el enorme bife, como no he visto en ningún otro país del mundo, incluido el mío, presidían la mesa de los obreros. Ustedes tienen un estándar de vida sorprendente, no tanto por su elevación como por su uniformidad en todas las clases de la población. Aquí, todos viven bien y están bien vestidos. En los Estados Unidos, donde la ropa es menos cara, algunos están bien vestidos, y los demás se ponen lo que tienen.

La democracia

Noté que se encuentran todas las opiniones entre ustedes, pero con una inmensa mayoría de peronistas. La popularidad del presidente es prodigiosa, pero no me sorprende. Hablé con él, así como con la señora Perón. Son personajes excepcionales. Conversé durante una hora con él, y confieso haber aprendido muchas cosas en muy poco tiempo. Su saber, la simpatía que emana de él, su sencillez son extraordinarias. Tiene el magnetismo de los grandes jefes. Me habló de política, de economía, de las cuestiones sociales de la Argentina, coloreando su conversación con reflexiones, con opiniones que denotan un juicio sólido y una verdadera doctrina de gobierno. A la luz de mis observaciones, preparo un libro sobre el problema social en el mundo, Introduciré en él muchas de las ideas del general Perón.  Si bien me habló sobre todo de las cosas de Argentina, sus puntos de vista son universalmente válidos, y pueden, con la misma fortuna, encontrar su aplicación en cualquier lugar del globo.

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