El desconocido aporte irlandés en las guerras independentistas de América Latina

Un nuevo libro narra las historias de hombres y mujeres que pelearon en las revoluciones en todo el continente. Infobae publica un adelanto

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Mientras el aporte de los irlandeses al desarrollo de la América anglosajona ha sido bien documentado, se conoce menos el papel que hombres y mujeres irlandeses tuvieron en la historia moderna de la América hispánica. Porque si bien los nombres de William Brown y Bernardo O'Higgins no son desconocidos en Irlanda, y de hecho se los celebra, se tiende a pensar que se trata de excepciones, de anécdotas históricas, antes que de los nombres más famosos de una larga lista de personajes nacidos en Irlanda o de ascendencia irlandesa, que fueron fundamentales en la transformación de las colonias españolas americanas en repúblicas modernas.

La razón principal de que el aporte irlandés para lograr las independencias latinoamericanas no se conozca mejor radica en la barrera de la lengua. Son incontables los libros escritos en castellano que se han publicado en la Ciudad de Buenos Aires, Santiago de Chile, Caracas, Montevideo, Asunción y Bogotá referidos a los héroes irlandeses de las independencias nacionales. Hay apenas unas pocas excepciones notables en inglés.

La segunda razón es cultural. Conocemos el Viejo Oeste, las fiebres del oro, la Guerra Civil estadounidense, la vida en los conventillos neoyorquinos durante el siglo XIX y a los Kennedy gracias a las películas y a innumerables documentales en la televisión por cable. Nuestro conocimiento de la historia latinoamericana es brumoso, y lo que sabemos con frecuencia nos ha sido traducido por la mirada anglo-estadounidense de Hollywood.

El relato de los irlandeses que fueron a América Latina a fines del siglo XVIII y a principios del XIX no es menos interesante que el de sus primos de los Estados Unidos y Canadá. Algunos de ellos no llegaron a Hispanoamérica directamente desde Irlanda o Inglaterra, donde el gran general venezolano Simón Bolívar reclutaba voluntarios extranjeros para sus campañas épicas contra la dominación realista, sino desde España. Para mediados del siglo XVIII, los irlandeses ocupaban posiciones clave en el ejército y en la administración política de España. Eran emigrantes que se habían escapado de la persecución política y religiosa en Irlanda para tener una nueva vida en el continente. Muchos de ellos empezaron sus carreras como soldados o comerciantes, utilizando sus talentos para acceder a envidiables y lucrativos puestos de trabajo en España y en sus colonias americanas. Richard Wall, nacido en Francia de exiliados jacobitas, llegó a primer ministro español en 1754, y Ambrose O'Higgins, un muchacho de origen humilde que emigró a Cádiz, en el sur de España, y que llegó a ser virrey del Perú —el título de mayor rango para un oficial colonial en todo el Imperio español—, se cuentan entre los más destacados de estos hombres, porque, dado que por ese entonces a las mujeres se les impedía ocupar altos cargos por barreras legales y sociales, eran casi todos hombres.

Los hijos de esos emigrantes irlandeses de España también integran la lista de nombres ilustres de la historia de las independencias latinoamericanas. El general chileno Bernardo O'Higgins, hijo ilegítimo de Ambrose, es sin duda el más famoso. Otro nombre notable es el de Juan O'Donojú, quien, de un plumazo, dio lugar a la independencia de México.

Aunque no nacidos en Irlanda, estos soldados, comerciantes y diplomáticos españoles y latinoamericanos de ascendencia irlandesa conservaron fuerte afecto para con la patria de sus ancestros.

Ramón Power y Giralt es un buen ejemplo de la manera en que las comunidades irlandesas pudieron conservar un sentimiento de ascendencia compartida, adoptando al mismo tiempo nuevas identidades. Power era el hijo de un vasco de ascendencia irlandesa, que emigró a Puerto Rico en el siglo XVIII. Los Power eran parte de la comunidad de colonos ricos de origen irlandés. Al igual que los hijos de muchos criollos ricos, Ramón fue enviado a educarse en España. Antes de volver a Puerto Rico, sirvió como oficial en la marina española. En 1810 fue elegido como delegado de Puerto Rico ante las Cortes de Cádiz, Asamblea Nacional que surgió en respuesta a la invasión napoleónica de España. Power no sólo obtuvo importantes concesiones económicas para Puerto Rico, sino que desempeñó un papel clave redefiniendo más ampliamente la relación entre España y sus colonias americanas. En el proceso, ayudó a forjar una identidad nacional portorriqueña y hoy se lo considera uno de los padres fundadores de la isla.

La historia de los irlandeses en el mundo atlántico hispánico del siglo XVIII proporciona el contexto para el período revolucionario, momento en el cual los voluntarios nacidos en Irlanda viajaron a Latinoamérica desde puertos ingleses e irlandeses para pelear en los ejércitos patriotas bajo las órdenes de Simón Bolívar. Irlandeses como William Brown, Peter Campbell, John Thomond O'Brien, Francis Burdett O'Connor, Daniel Florence O'Leary, James Rooke, Arthur Sandes y Thomas Charles Wright son todavía recordados en Sudamérica por el papel desempañado en la liberación de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela. Todos ellos fueron oficiales de alto rango y dos de ellos, O'Connor y O'Leary, escribieron memorias que se convirtieron en unas de las más importantes fuentes para los historiadores que investiguen el período revolucionario. Mientras se los celebra con justicia, hubo miles de otros irlandeses que lucharon por la independencia en Hispanoamérica que han sido olvidados, nada menos que por haber sido ingresados en los anales de la historia como ingleses. No sólo hubo un Regimiento Hibérnico y una Legión Irlandesa de estilos propios, sino que la mayoría de los oficiales y los hombres alistados que lucharon en lo que se conoció como la Legión Británica, eran también irlandeses.

Los irlandeses estuvieron presentes en todas las grandes batallas en las que peleó Bolívar en el norte de Sudamérica durante las campañas que transformaron Colombia, Venezuela, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia de colonias españolas en repúblicas independientes. Pero, dado que toda la isla de Irlanda era entonces parte del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, y tanto las fuentes como las historias no discriminaron entre nacionalidades de ese Estado, los irlandeses que pelearon por la independencia de las repúblicas sudamericanas con frecuencia fueron considerados ingleses.

Pelearon por muchas razones diferentes. Algunos no tenían dinero y necesitaban ganarse la vida; otros sucumbieron al llamado de la aventura. Y luego estaban los que, como Francis Burdett O'Connor, que viajó a Venezuela como miembro de la infausta Legión Irlandesa y que luego desempeñó un papel prominente como alto oficial en las campañas de Bolívar en Perú y Bolivia, establecieron paralelismos entre la experiencia colonial de América Latina e Irlanda.

Daniel O'Connell, el gran héroe de la emancipación católica irlandesa y defensor de la autonomía para Irlanda, se inspiró en Bolívar. Recolectó fondos para la Legión Irlandesa y envió a Morgan, su hijo de 14 años, a Venezuela para servir como edecán a John Devereux, su oficial al mando, un pícaro del condado de Wexford. Para cuando O'Connell empezó a ser conocido en Irlanda como el Libertador, Bolívar ya se había ganado el título en Sudamérica.

Durante las guerras de independencia, los irlandeses lucharon en ambos bandos. Así, mientras Bolívar reclutaba a muchos voluntarios irlandeses en ciudades de Irlanda e Inglaterra, o mientras los voluntarios se sumaban a los ejércitos patriotas luego de emigrar por razones económicas a ciudades sudamericanas, había también oficiales irlandeses que servían en las fuerzas realistas y que creían que le debían todo al rey de España, como, por ejemplo, Diego O'Reilly, quien se suicidó luego de ser capturado por las fuerzas patriotas en Perú. Hubo también otros que cambiaron de bando, como John Mackenna, del condado de Monaghan, un soldado del ejército español, que, en Chile, fue nombrado gobernador de Osorno por Ambrose O'Higgins, antes de unirse a la lucha por la independencia junto con Bernardo, el hijo de Ambrose.

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La contribución a la independencia se recuerda en la memoria pública de América Latina en los nombres de calles, pueblos y escuelas. En la liga argentina de fútbol hay cuatro equipos que homenajean a Guillermo Brown, el marino del condado de Mayo a quien se le atribuye la fundación de la armada nacional argentina. La Pedro Campbell es una fragata de la marina uruguaya, así bautizada por el gaucho guerrillero nacido en el condado de Tipperary, quien participó en la independencia de ese país.

Menos conocido es el papel desempeñado en las independencias sudamericanas por un grupo de irlandeses que trabajaban para el gobierno británico. En el siglo XVIII, Gran Bretaña estaba desesperada por hacerse un lugar en los mercados coloniales de España. Ambos países guerreaban frecuentemente en esa época por el comercio atlántico; sin embargo, en el momento en que se oyeron los primeros llamados a la independencia en las calles de Buenos Aires, Caracas y Quito, Gran Bretaña y España cesaron las hostilidades y se hicieron aliadas contra Napoleón Bonaparte, el enemigo común. Entonces los británicos se encontraban en la posición de tener que permanecer abiertamente neutrales respecto de la independencia de las colonias, con el fin de aplacar a sus aliados españoles, mientras que, en secreto, negociaban con las juntas revolucionarias que fueron surgiendo a lo largo del continente sudamericano. George Canning y Lord Castlereagh, ambos anglo-irlandeses, fueron centrales en cuanto al dictado de la política británica para Sudamérica, mientras que Lord Strangford, un diplomático anglo-irlandés, desempeñaba un papel clave en su implementación. Fueron ayudados en sus esfuerzos por Thomas O'Gorman, un irlandés nativo que era comerciante en Buenos Aires, y por James Florence Bourke, un extravagante espía irlandés nacido en Francia.

Vale también recordar el aporte de los voluntarios irlandeses más notables que luego de servir en la guerra, se establecieron en América Latina, padeciendo muchos de ellos las guerras civiles y las intrigas políticas que siguieron a la independencia. Los voluntarios del ejército bolivariano que enfrentaron al Atlántico hacinados en barcos que zarpaban de puertos irlandeses eran soldados… y emigrantes. Uno de ellos fue William Ferguson, asesinado de un disparo en un oscuro callejón de Bogotá durante un fallido intento de magnicidio contra Simón Bolívar y enterrado con todos los honores en la catedral de la capital colombiana. Él fue uno de los soldados irlandeses a los que se les otorgó un lugar en el panteón patriótico de las nuevas repúblicas latinoamericanas independientes.

Como consecuencia de la independencia, muchos extranjeros empezaron a llegar a Latinoamérica para aprovechar las nuevas oportunidades económicas que ofrecía la introducción del libre comercio. Bernardo O'Higgins, John Thomond O'Brien y Francis Burdett O'Connor estaban entre los héroes revolucionarios que buscaron introducir colonos irlandeses para trabajar las tierras del interior del continente. Algunos de esos planes no fueron exitosos, pero uno en particular funcionó, llevando a decenas de miles de familias irlandesas a emigrar en masa, a mediados del siglo XIX, desde las ciudades y pueblos de los condados de Wexford, Offaly, Longford y Westmeath. Los hijos de esas familias irlandesas que partían de los puertos irlandeses e ingleses a una nueva vida en Argentina y Uruguay iban a contribuir de manera sustancial en la vida económica, cultural y social de sus nuevos países. Aunque muchas de esas familias irlandesas se asimilaban a sus nuevas comunidades en unas pocas generaciones, muchos de sus hijos seguían estando orgullosos de sus vínculos con su patria lejana del otro lado del océano Atlántico, dando muestra de la capacidad de las comunidades irlandesas de todo el mundo para retener un sentido de identidad al tiempo que se asimilan plenamente a la cultura que las acoge.

La comunidad irlandesa de habla hispana ha sido menos visible en Irlanda que los emigrantes irlandeses en el mundo anglosajón. Es necesario corregir ese desequilibrio y recordar a los soldados y marinos, empresarios y comerciantes, diplomáticos y políticos, sacerdotes y misioneros irlandeses que, al igual que sus primos, que desempeñaron un papel tan importante en la creación de los Estados Unidos, contribuyeron extraordinariamente en la forja de la moderna América Latina.

Este artículo es un extracto de "Paisanos" de Tim Fanning (Sudamericana).

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