La verdadera historia detras de la icónica foto de la bandera soviética en el Reichstag

La imagen, una de las más emblemáticas de la Segunda Guerra Mundial, fue una pieza de propaganda cuidadosamente elaborada por el régimen de Stalin, inspirada en el alzamiento en Iwo Jima

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La icónica foto del alzamiento de la bandera soviética en el parlamento alemán
La icónica foto del alzamiento de la bandera soviética en el parlamento alemán

Berlín, 1945. En la azotea del Reichstag, sede del Parlamento alemán, un soldado del Ejército Rojo soviético iza una bandera cruzada con la hoz y el martillo. Esta imagen marca la derrota de los nazis y el inminente desenlace de la Segunda Guerra Mundial. La importancia de esta escena, su simbolismo, fue capturado por un supuesto suertudo e impetuoso fotógrafo. Ésta, la versión oficial que la U.R.S.S. dio al mundo sobre una de las instantáneas más famosas de la contienda, poco tiene que ver con lo que pasó en realidad.

Esa foto no fue producto del azar, sino que fue el resultado de una elaborada reconstrucción a partir de un relato por parte de Yevgeny Khaldei, un avispado fotógrafo y soldado ruso que quiso perpetrar su nombre para la posteridad.

Los hechos

Todo comenzó el 16 de abril de 1945, cuando se iniciaba la Batalla de Berlín. Este enfrentamiento fue la última gran defensa de la capital del Reich que trataba de reivindicar su antiguo poder a sabiendas de que la suerte estaba echada. Alemania había perdido ya la guerra, pero sus jefes se negaban a admitirlo. Las tropas nazis, formadas por jóvenes reclutados de las "Juventudes hitlerianas" que seguían a un ya caído Führer se enfrentaban, con falsas promesas de gloria, a las tropas aliadas (fundamentalmente soviéticas) que avanzaban con el cuchillo entre los dientes hacia el último reducto de Hitler, el Reichstag.

El paso de los días recrudeció la situación. Los soldados alemanes defendían el búnker, mientras que los soviéticos avanzaban con un único objetivo: recuperar el Parlamento. Stalin no tenía problema en anteponer los objetivos a la vida de miles de sus soldados. La Orden 227 establecía que todo soldado que diera un paso atrás mientras defendía a la U.R.S.S. debía ser ejecutado por sus oficiales.

"El Reichstag se convirtió en una auténtica fortaleza. Para ello se minaron todas las calles que conducían al edificio, se colocaron barricadas y se cavaron trincheras y fosas antitanque. Los alemanes dispusieron varias piezas de artillería en el exterior y se hicieron fuertes en los sótanos, reforzados con vigas de hormigón y acero", cuenta el historiador Jesús Hernández en su libro "Las 100 mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial".

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La irrupción en el interior del edificio no fue tarea sencilla para las tropas soviéticas. Los primeros soldados se infiltraron en el vestíbulo a través de una brecha abierta en el muro. Se dispersaron a otras salas sosteniendo duros combates haciendo frente a una resistencia desesperada. La batalla por el Reichstag fue una lucha encarnizada por cada rincón del palacio. En medio de aquella vorágine de muerte, la versión oficial del gabinete de Stalin afirma que el 30 de abril (cuando todavía no se había tomado totalmente el Reichstag y aún resistían varios cientos de alemanes) un soldado soviético logró llegar hasta el techo del edificio, descolgó la bandera con la esvástica e hizo ondear el paño rojo con la hoz y el martillo.

La puesta en escena

La foto que conocemos no fue tomada aquel 30 de abril, sino tres días después, el 2 de mayo. Se trata de una imagen reconstruída a partir de lo que los soldados relataron. El fotógrafo de guerra Yevgeny Khaldei (1917-1997), de la agencia de prensa TASS, preparó la escena cuando el Reichstag ya no representaba peligro. Para eso pidió a varios soldados que posaran ondeando la bandera en lo alto del edificio. De las numerosas fotos resultantes de la sesión, escogió la que luego se haría mundialmente conocida. Algo parecido a lo que los norteamericanos habían hecho 70 días antes con el izamiento de la bandera en Iwo Jima, la controversial foto de Joe Rosenthal cuya popularidad parece ser que no contentó demasiado a Stalin.

Toma original, sin postproducción
Toma original, sin postproducción
Imagen retocada que trascendió históricamente
Imagen retocada que trascendió históricamente

La puesta en escena no fue la única manipulación que hizo esta instantánea posible. Una vez que la foto llegó a Moscú, los censores del régimen decidieron que no era todo lo que heroica que debía ser y que necesitaba algún que otro retoque para quedar perfecta. Se la reencuadró, se le añadieron dos columnas de humo en el fondo, se la contrastó, y se le quitó el reloj que uno de los protagonistas había robado a un soldado alemán muerto en defensa del Reichstag.

Todas estas modificaciones, realizadas 45 años antes que apareciera el Photoshop, realzaron la épica y la victoria soviética, otorgándole el dramatismo que el acontecimiento merecía. Esta imagen se convirtió en un símbolo, un artefacto visual capaz de revestir de sentido a un hecho que en sí mismo lo tuvo. Este "efecto de verdad" que transmite la foto tomada en medio del campo de acción no le quita carácter de testimonio; al contrario, ayuda a construir la representación cultural de lo que fue un instante irrepetible que cambió la historia para siempre.

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