Debates acalorados, noches de baile en Santa Fe y un prócer olvidado: cómo nació la Constitución Nacional

En el Día de la Constitución Nacional, un repaso por los hechos que derivaron en la sanción de la Carta Magna argentina

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Con la sanción de la Constitución Nacional, la Argentina alcanzó su ansiada organización política y jurídica
Con la sanción de la Constitución Nacional, la Argentina alcanzó su ansiada organización política y jurídica

¿Por qué hoy es el Día de la Constitución Nacional? Porque es el día en el que, en 1853, a través de ella, la Argentina alcanzó su tan ansiada organización política y jurídica como país. Pero el camino hasta llegar a ese momento clave para la historia argentina no fue sencillo.

Todo comenzó en 1852: el 3 de febrero, Juan Manuel de Rosas, que no quería organizar al país constitucionalmente, fue derrocado en la Batalla de Caseros por Justo José de Urquiza. Después de aquella contienda, el vencedor convocó al resto de los gobernadores a una reunión que se realizó en la localidad San Nicolás el 31 de mayo. Allí hubo acuerdo para empezar el proceso de organización político-jurídica de la Argentina, y salvo la provincia de Buenos Aires, que rechazó ese "acuerdo", las trece restantes pusieron manos a la obra y enviaron a Santa Fe dos representantes cada una para que se redactara en un congreso la Constitución Nacional.

El 3 de febrero de 1852 Juan Manuel de Rosas, que no quería organizar al país constitucionalmente, fue derrocado en la Batalla de Caseros por Justo José de Urquiza
El 3 de febrero de 1852 Juan Manuel de Rosas, que no quería organizar al país constitucionalmente, fue derrocado en la Batalla de Caseros por Justo José de Urquiza

El Congreso se instaló hacia fines de 1852 y, entre las primeras medidas que tomó, estuvieron las de crear una comisión redactora del proyecto de Constitución, y la designación de sus integrantes. Se decidió que fuera presidida por el joven José Benjamín Gorostiaga.

De a poco iban arribando los constituyentes a Santa Fe, una ciudad arenosa cuyos habitantes vieron cómo sus vidas sencillas se revolucionaban por la llegada de estos conspicuos hombres de galera y levita que llegaban, nada menos, que para sancionar la carta magna.

Por esos días de fiesta cívica se creó el Club del Orden en el que se organizaban tertulias y bailes que permitieron confraternizar a los constituyentes con las santafecinas. De hecho, gracias a esas reuniones sociales se formalizaron noviazgos y hasta posteriores casamientos. Un ejemplo fue el de  Juan María Gutiérrez, soltero de 43 años, constituyente por Entre Ríos, quien se casó con Gerónima Cullen. Otros ejemplos fueron los del viudo Salustiano Zavalía, representante de la provincia de Tucumán, quien se unió a Emilia López, y del joven médico Luciano Torrent, quien representaba a la provincia de Corrientes y terminó conociendo y casándose con Severa Zavalía.

La Constitución Nacional de 1853
La Constitución Nacional de 1853

Los días transcurrían entre sesiones nocturnas en los altos del Cabildo -porque el calor del verano santafecino era agobiante- y los bailes en el Club del Orden. Finalmente el proyecto elaborado por la comisión redactora fue presentado al Congreso el 18 de abril de 1853, y el 20 se iniciaron los debates que se desarrollaron durante once días.

Por esos días de fiesta cívica se creó el Club del Orden en el que se organizaban tertulias y bailes que permitieron confraternizar a los constituyentes con las santafecinas. De hecho, gracias a esas reuniones sociales se formalizaron noviazgos y hasta posteriores casamientos

La gran sorpresa ocurrió el primer día del debate: al iniciarse la discusión en general, sorprendentemente aparecieron algunas voces que cuestionaban la oportunidad para sancionar una Constitución. Sí. Así como se lee. Algunos constituyentes creían que no era momento organizar políticamente al país. Increíblemente uno de esos personajes era nada menos el presidente de la Convención, el salteño Facundo de Zuviría. Pero lo acompañaban otros convencionales como el General Pedro Ferré (quien contradictoriamente había formado parte de la comisión redactora), el fray Manuel Pérez y Pedro Zenteno. Argumentaban que en la Argentina no había hábitos de cumplimiento de la ley y que era necesario esperar que el país se pacificara antes de sancionar una Constitución.

Por suerte la mayoría pensaba diferente y la Constitución Nacional se sancionó el 1 de mayo de 1853, cuando se cumplía el segundo aniversario del llamado "pronunciamiento" de Urquiza contra Rosas.

Urquiza, el gran vencedor de la Batalla de Caseros
Urquiza, el gran vencedor de la Batalla de Caseros

Con la sanción de la Constitución Nacional, la Argentina se constituyó en un Estado de Derecho, que es aquel en el cual los gobernantes conducen los destinos del país con los límites que impone una ley suprema.

El Congreso constituyente siguió funcionando en Santa Fe hasta el 7 de marzo de 1854, dos días después de haber asumido Justo José de Urquiza el cargo de presidente de la Nación Argentina.

Fue allí cuando el histórico Congreso, que casi un año antes había organizado política y jurídicamente a la Nación al amparo de una Constitución, clausuró sus sesiones y redactó el "manifiesto" dirigido a los pueblos de la Confederación.

"Este Congreso sólo tiene que hacer una recomendación a sus compatriotas: una sola recompensa que pedirles en premio de sus desvelos por el bien común. En nombre de lo pasado y de las desgracias suplidas les pide y aconseja: obediencia absoluta a la Constitución que han jurado. Los hombres se dignifican postrándose ante la ley, porque así se libran de arrodillarse ante los tiranos", señalaba el escrito.

José Benjamín Gorostiaga, un prócer olvidado y una figura clave para la sanción de la Constitución Nacional
José Benjamín Gorostiaga, un prócer olvidado y una figura clave para la sanción de la Constitución Nacional

Suele considerarse que Juan Bautista Alberdi es el Padre de la Constitución. Sin embargo, Alberdi no fue constituyente. En todo caso su enorme mérito fue el de haber elaborado una obra que inspiró a quienes en 1853 escribieron nuestra Carta Magna, titulada Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina. Pero ese crédito histórico debe ser compartido con José Benjamín Gorostiaga, quien no solo fue el principal redactor de la Ley Fundamental, sino que además tuvo luego un prolífero cursus honorum institucional, gracias al cual merece se recordado con estatuas, calles y bibliotecas.

En efecto, Gorostiaga no solo tuvo a su cargo la magna obra constitucional, sino que además fue diputado nacional, ministro del Interior de Urquiza y uno de los primeros cinco integrantes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, de la que formó parte durante veinte años y que presidió durante diez. Fue además Académico Honorario en la Facultad de Derecho, título máximo que otorga esa Facultad, y que solo ostentan personajes de la talla de Vicente Fidel López, Bartolomé Mitre, Carlos Tejedor y José Manuel Estrada.

La historia no ha repartido bien los méritos entre estos dos grandes hombres del derecho público argentino. Alberdi, merecidamente, tiene su enorme reconocimiento histórico; Gorostiaga, inmerecidamente, apenas alguna que otra calle con su nombre.

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