Lin, una estrella en ascenso, realiza presentaciones impecables, hasta que llega la sesión de preguntas y respuestas. En ese momento, su confianza se desvanece y se queda paralizada. En el otro extremo del espectro está Josh, quien lidera un proyecto de alto riesgo, cuyo éxito podría impulsar su carrera al siguiente nivel. Sin embargo, reacciona a la defensiva ante cualquier comentario o pregunta.
Estos comportamientos se desarrollaron como una forma de lidiar con un entorno altamente estresante y a menudo impredecible, y se han arraigado en su sistema nervioso, actuando casi como una segunda naturaleza cuando están bajo presión. En mi trabajo de coaching, clasifico a estas personas como "escáneres" (individuos hipervigilantes en su entorno que se caracterizan por reaccionar rápidamente ante las amenazas, reales o imaginarias, de una forma que resulta contraproducente).
La hipervigilancia puede desencadenarse por condiciones físicas, mentales o psicológicas, así como por situaciones sociales y familiares (como traumas infantiles, discriminación racial y experiencias de guerra). Estos eventos dejan huellas duraderas, moldeando la forma en que las personas responden a las amenazas percibidas en su entorno. En casos donde las demandas de estos factores estresantes exceden la capacidad del individuo para afrontarlas, pueden incluso conducir al trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Controlar la hipervigilancia es clave para romper con los patrones habituales y convertirse en un líder y compañero de equipo más eficaz. Hay cosas que puede hacer día a día para convertirse en un líder más equilibrado cuando enfrente situaciones estresantes.
1. SER CURIOSO (Y NO CONFRONTACIONAL)
Para pasar de la reacción a la reflexión, los "escáneres" deben practicar un momento de pausa que les permita activar la parte del cerebro asociada con las funciones ejecutivas como el razonamiento, la planificación y la regulación emocional.
Una de las formas más efectivas de aprovechar esta pausa es hacer preguntas abiertas que inviten a la curiosidad en lugar de a la confrontación. Estas preguntas crean el espacio para formular una respuesta más consciente mientras se reevalúa el desencadenante con curiosidad.
2. ELEGIR VÍAS ALTERNATIVAS DE INTERPRETACIÓN
El reencuadre consiste en generar múltiples marcos alternativos para comprender el comportamiento de la otra persona, de modo que su respuesta se modere al considerar otras posibles interpretaciones de la situación. Identificar otros marcos seguros crea una sensación de seguridad interna que puede reducir, retrasar o prevenir la reactividad.
A continuación, se indican cuatro pasos para practicar el reencuadre:
(1) Deténgase e identifique el primer marco.
(2) Genere marcos alternativos.
(3) Elija el marco más constructivo.
(4) Practíquelo con regularidad.
3. CREAR UN AMBIENTE TRANQUILO
Diseñar deliberadamente su entorno para activar sus sentidos y practicar conductas autotranquilizantes puede reducir la reactividad del sistema nervioso. Por ejemplo, una estrategia eficaz es ralentizar la respiración, centrándose en exhalaciones más largas para ayudar a calmar un estado de agitación.
También puede intentar crear un entorno visual relajante, colocando plantas o flores frescas en su escritorio, lo que puede enviar señales a su cuerpo de que es seguro entrar en el estado de reposo y digestión, en lugar de permanecer en modo de lucha o huida.
Practicar la curiosidad (antes de la confrontación) y el reencuadre, así como cultivar un entorno tranquilo y relajante, permite a los "escáneres" ser más visibles y accesibles al interactuar con los demás. Sin embargo, incluso con estas habilidades, los "escáneres" pueden malinterpretar una situación, por lo que practicar la autocompasión se vuelve esencial.