Los presentadores y comunicadores más eficaces tienen un fuerte sentido de su identidad y autoconciencia (adquirido a través de la reflexión sobre sus creencias, actitudes y patrones de comportamiento). Es mucho más fácil cambiar y mejorar nuestra forma de comunicar cuando entendemos por qué hablamos y actuamos de la manera en que lo hacemos.
Para aprender a hacer presentaciones con claridad y confianza, considere trabajar en tres áreas internas.
1. PRACTIQUE EL MÉTODO DE INMUNIDAD AL CAMBIO
El método de inmunidad al cambio (desarrollado por Robert Kegan y Lisa Lahey, profesores de Harvard) ayuda a las personas a abordar las barreras que les impiden hacer los cambios que desean. Kegan y Lahey denominan a estas barreras como "compromisos ocultos", es decir, las cosas que nos importan más que alcanzar nuestros objetivos, y de las que quizá no seamos inmediatamente conscientes.
Para identificar si tiene un compromiso oculto, pregúntese cuál es su objetivo y luego haga una lista de las cosas que está haciendo (o dejando de hacer) y que le impiden alcanzarlo. Por ejemplo, si su objetivo es convertirse en un presentador más seguro de sí mismo, su lista podría incluir:
-- No estoy practicando mis presentaciones.
-- No estoy pidiendo retroalimentación.
-- Estoy dejando que mi ansiedad por cometer un error en público se apodere de mí.
Ahora pregúntese: "Después de reflexionar sobre mis acciones, ¿qué me parece más importante que convertirme en un presentador más seguro de mí mismo?". Es posible que descubra que está más comprometido con evitar momentos potencialmente vulnerables que con hablar con confianza frente a una audiencia. Si no identifica este compromiso oculto, probablemente le resulte difícil desarrollar sus habilidades para hablar en público.
2. CONECTE CON SU PORTAFOLIO DE IDENTIDADES
Según Blake Ashforth, un destacado experto en identidad de la Universidad Estatal de Arizona, nuestro sentido del "yo" se basa en gran medida en cómo nos perciben los demás. Mostramos una versión diferente de nosotros mismos con cada persona con la que interactuamos. Este "portafolio de identidades" nos permite ser la persona que necesitamos ser en un momento determinado.
Cuando se trata de hablar en público, probablemente desee que se presente la versión más segura de sí mismo. Sin embargo, muchos de nosotros nos refugiamos en lo que yo llamo nuestro "yo tímido", especialmente si es la primera vez que hacemos una presentación o estamos en una situación de alta presión.
Recuerde que tiene otras versiones de sí mismo a las cuales recurrir:
-- El "yo seguro", que cree que tiene algo valioso para aportar a la conversación, establece contacto visual directo y proyecta su voz.
-- El "yo informado", que confía en que ha hecho el trabajo necesario para compartir su perspectiva y ofrece de manera proactiva sus propias opiniones y experiencias.
-- El "yo amigable", que considera que una presentación es un diálogo (y no un monólogo) e involucra a la audiencia en la discusión del tema.
3. CUÉNTESE UNA HISTORIA DIFERENTE
Muchos de los profesionales con los que trabajo se sienten más intimidados por las historias que se inventan sobre las presentaciones, que les provocan ansiedad, que por los hechos en sí. Por ejemplo, trabajo con muchos hablantes no nativos de inglés que necesitan hacer presentaciones en este idioma. A menudo, me dicen que se sienten menos inteligentes en entornos de habla inglesa y que nadie entiende su acento.
Si pone fin a esta historia y, en su lugar, opta por enfocarse en los hechos (y en lo que puede hacer para cambiar o aceptar esa realidad), podrá reducir la ansiedad que hace que los presentadores parezcan menos seguros y competentes.
Convertirse en un buen presentador requiere más que sólo centrarse en el desarrollo de sus habilidades vocales, verbales y visuales. También implica adoptar la mentalidad correcta mediante la reflexión sobre sus creencias y comportamientos.