Estados Unidos tiene el sistema de salud con peor desempeño entre todos los países de ingresos altos. Incluso los estados con mejores resultados están por detrás de países como Francia, Alemania, Reino Unido y Australia.
Estas son las conclusiones de un estudio exhaustivo del Commonwealth Fund, que comparó el sistema de salud de Estados Unidos con el de otras nueve naciones (Australia, Canadá, Francia, Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Suecia, Suiza y Reino Unido). Con base en factores como el acceso a la atención médica, los resultados de salud, la eficiencia administrativa, el proceso de atención y la equidad, Estados Unidos quedó en último lugar en términos generales, y en último o penúltimo lugar en cuatro de estas cinco grandes categorías.
Los datos comparables entre los estados de Estados Unidos y los nueve países de referencia son limitados, sin embargo, existen dos indicadores clave: la esperanza de vida al nacer y la mortalidad evitable, que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) define como las muertes que podrían haberse evitado mediante intervenciones de salud pública eficaces o una atención médica oportuna y de alta calidad.
En 2021 (los datos comparables más recientes), la esperanza de vida en los cinco estados estadounidenses que obtuvieron mejores resultados en este indicador oscilaba entre 79.9 años en Hawái y 79 en Nueva York. La esperanza de vida más corta entre los nueve países de ingresos altos en el análisis del Commonwealth Fund fue de 80.4 en el Reino Unido.
¿Por qué ni siquiera los mejores estados de Estados Unidos pueden superar a la mayoría de los países de ingresos altos, que gastan mucho menos per cápita en servicios de salud? Los problemas comienzan con la cobertura de seguros. Todos los países de ingresos altos, excepto Estados Unidos, cubren a todos sus residentes. Los estados estadounidenses con mejores resultados en términos de esperanza de vida tienen tasas de personas no aseguradas de entre el 3% y el 6%, en comparación con aproximadamente el 8% a nivel nacional. Sin embargo, un rango del 3% al 6% no equivale a una cobertura universal.
Otro problema es la calidad de la cobertura. En Estados Unidos, los altos costos de coseguros y deducibles disuaden a muchos estadounidenses asegurados de recibir atención médica, lo que resulta en gastos significativos de bolsillo. Los estados con mejores resultados tienden a tener un gasto de bolsillo menor al promedio nacional del 7.3% de los ingresos, pero estas cifras pueden llegar al 3.4% de la mediana de los ingresos estatales en Minnesota (3,195 dólares en 2022), uno de los estados estadounidenses con mejores resultados. En contraste, la mayoría de los demás países de ingresos altos imponen límites más estrictos al gasto de bolsillo.
Un tercer problema es la falta de atención primaria en Estados Unidos. Un indicador del acceso a la atención primaria es si los encuestados dicen tener una fuente regular de atención. El 87% de los estadounidenses afirma tenerla, en comparación con el 90% o más en la mayoría de los demás países de ingresos altos. En los estados estadounidenses con mejores resultados, la proporción es superior al promedio nacional, aunque sigue estando por debajo de las tasas de los países comparables.
Por supuesto, hay más factores que influyen en la calidad de la atención médica en los Estados Unidos (además de los servicios de salud). La pobreza, la falta de vivienda, la inseguridad alimentaria, la violencia armada y la desigualdad socioeconómica, dificultan que el sistema de salud de Estados Unidos compita con el de otros países de ingresos altos.
Dada su riqueza colectiva, sofisticación tecnológica y gasto, Estados Unidos debería liderar los resultados de atención médica a nivel mundial, no rezagarse. Sin embargo, su sistema de salud lo frena.