Los cínicos creen que los seres humanos son fundamentalmente egoístas. Esto también significa que las interacciones entre las personas son, en esencia, una lucha despiadada y darwiniana por la supervivencia, en la que el camino hacia el éxito exige pasar por encima de las personas que nos rodean.
Muchos de nosotros seguimos esta lógica sombría. Más de la mitad de los padres creen que, para tener éxito, sus hijos deben pensar que el mundo es cruel y peligroso. En Silicon Valley, donde trabajo, líderes brillantes pero tóxicos como Steve Jobs son celebrados y, con demasiada frecuencia, emulados.
El cinismo puede drenar la creatividad, la apertura, la moral y los resultados de los lugares de trabajo. La buena noticia es que el cinismo no es una cadena perpetua. Las investigaciones sugieren que apenas una cuarta parte es genética, lo que significa que el entorno social moldea significativamente nuestra disposición a dar y ganar confianza. Con los hábitos adecuados, los cínicos pueden desarrollar nuevas mentalidades e inclinarse hacia la conexión.
Como psicólogo investigador y autor, llevo años estudiando la ciencia del cinismo. También trabajo con organizaciones y líderes para ayudarlos a combatir el cinismo y llevar la ventaja cooperativa a sus equipos. He aquí algunos puntos para empezar.
HACER DE LA CONFIANZA LA NORMA.
Hace 10 años, unos economistas estudiaron dos pueblos pesqueros en el sudeste de Brasil. Uno estaba ubicado junto al océano, donde la pesca requiere grandes embarcaciones, equipo pesado y trabajo en equipo. El otro bordeaba un lago, donde los pescadores salen en pequeñas embarcaciones y compiten entre sí por los mejores lugares. Los investigadores evaluaron los niveles de cooperación, confianza y generosidad de ambas comunidades.
Los pescadores que trabajaban en el mar y en el lago empezaron con perfiles sociales similares. Pero cuanto más tiempo pescaban en el lago, más desconfiados y egoístas se volvían, incluso fuera del trabajo.
Muchos lugares de trabajo funcionan como ciudades lacustres. Los estudios revelan que esta mentalidad erosiona la confianza y encierra a las personas en una lucha competitiva que puede perjudicar a muchas de ellas a largo plazo.
Pero los líderes pueden crear "aldeas oceánicas", que conecten a las personas con formas de poder comunitario.
COMBATIR LAS NORMAS FANTASMA.
Cuando las empresas me piden que las ayude a generar empatía y confianza, suelo empezar con una encuesta anónima a todos los empleados. Les pregunto: ¿En qué medida quieren un lugar de trabajo definido por la colaboración en lugar de la competencia? ¿Y cómo creen que respondería su colega promedio a esta misma pregunta? La mayoría de los empleados desean profundamente una cultura de colaboración, pero piensan que sus colegas están de acuerdo con la competencia.
Los psicólogos lo llaman "ignorancia pluralista", y está en todas partes. Las voces fuertes, extremas y tóxicas dominan las conversaciones públicas. Estudio tras estudio, demuestra que mostrar a las personas lo que la mayoría realmente quiere las orienta a perseguir sus objetivos compartidos.
Los líderes pueden aprovechar esto, mostrando a los empleados la verdad. Las empresas encuestan constantemente a sus empleados. Si preguntan sobre sus valores, es probable que descubran que una gran mayoría cree en el apoyo mutuo. Si los líderes preguntan qué quiere la gente, la mayoría dirá que anhela una cultura más conectada. En una reunión de todos los empleados, un líder puede revelar estos datos y mostrárselos a los empleados. Las personas pueden verse unas a otras bajo una nueva luz, darse cuenta de cuán populares son realmente los valores cooperativos y sentirse más seguras en la búsqueda del éxito colectivo.