Ser una persona feliz y positiva en el trabajo puede ser beneficioso tanto para los empleados como para las empresas. Un amplio estudio de la Saïd Business School demostró que los empleados son un 13% más productivos cuando están felices. Pero, ¿qué sucede cuando su jefe utiliza la positividad como un arma?
Una y otra vez he visto a líderes practicar una positividad tóxica. No importa cuán mala o estresante sea la situación, se convencen a sí mismos de que simplemente actuar felices o pensar positivamente cambiará el resultado, y luego transmiten esta positividad tóxica a sus equipos. Al hacerlo, responsabilizan a las personas de tratar de sobrevivir y perseverar en entornos rotos y disfuncionales, sin abordar las causas fundamentales en cuestión.
¿Cómo se puede diferenciar entre un jefe que es optimista, piensa positivamente y entrena e inspira a su equipo, y uno que practica la positividad tóxica? He aquí tres señales de alerta a las que debemos prestar atención.
1. SE RODEAN DE GENTE QUE DICE "SÍ".
"No aceptaremos un no por respuesta", decía siempre un líder de ventas con el que solía trabajar. "El no, no es una opción". En las raras ocasiones en que fue cuestionado, evocó analogías militares: "Algunos de los más grandes generales nunca se retiraron del campo de batalla. Nosotros nos quedamos en el campo". Siempre se mostraba positivo, sonriente y optimista al transmitir estos mensajes repetitivos.
"Como líder, debe equilibrar el optimismo con una dosis de realismo", dice Sonali Pai, fundadora de Grapefruit Beauty Collective.
Según Pai, un líder optimista tendrá un pensamiento equilibrado y realista. Estará dispuesto a escuchar lo que no funciona, a resolver problemas con el equipo y a pivotar cuando sea necesario. Aceptará un no por respuesta, y aceptará que el fracaso es una opción. Una vez que los líderes aceptan el fracaso, pueden reevaluar qué hacer de manera diferente la próxima vez.
2. ELOGIAN EN EXCESO.
Un líder lleno de positividad tóxica puede utilizar los elogios, los cumplidos y la adulación como forma de manipulación. Podría apelar a las tendencias de agradar a la gente y al deseo de salvar el día de alguien, halagándolo para que haga lo que le gustaría que se hiciera.
He visto que esto es especialmente preocupante en un mercado caracterizado por despidos, reducciones de personal y recortes presupuestarios. Los líderes a menudo no toman decisiones estrictas sobre qué trabajo debe detenerse y qué trabajo debe continuar, y podrían alentar a las personas a hacer más con menos recursos. La positividad tóxica puede parecer motivadora al principio, pero con el tiempo puede afectar la moral y la productividad del equipo.
3. ESPERAN QUE LA GENTE SEA FELIZ, SIN IMPORTAR LAS CIRCUNSTANCIAS.
En tiempos de incertidumbre económica, los empleados pueden sentirse desmotivados y abrumados. No es razonable que los líderes esperen que los empleados siempre practiquen la gratitud y la alegría en el trabajo.
Los buenos líderes validan cómo se sienten los miembros del equipo, en lugar de practicar una positividad tóxica. Evitan frases como "Podría ser peor", "Todo sucede por una razón" y "Mira el lado bueno". En su lugar, escuchan activamente, ofrecen ayuda y apoyo. Por ejemplo, "Lamento que esté pasando por esto. ¿Cómo puedo ayudarle hoy? ¿Hay algo que pueda hacer por usted en el trabajo para apoyarlo?"