Ya sea usted un líder o un colaborador individual, cuando se embarca en una nueva colaboración con alguien, tiene sentido alinearse en torno a metas, objetivos y plazos, funciones y responsabilidades, expectativas, recursos y apoyo. Pero hay otra conversación clave que a menudo olvidamos.
LA CONVERSACIÓN SOBRE "ALINEACIÓN DE ESTILOS"
Al trabajar con alguien nuevo, es una buena idea dedicar tiempo a hablar sobre lo que es importante para usted, lo que lo motiva y le hace funcionar lo mejor posible, y luego crear un diálogo abierto sobre la mejor manera de trabajar juntos. Cuando se habla explícitamente de los estilos de trabajo y las preferencias de cada uno antes de entrar de lleno en el trabajo, es más probable que se eviten malentendidos y desajustes en el futuro. Me gusta llamar a este tipo de conversación inicial como la conversación de "alineación de estilos".
CÓMO TENER UNA CONVERSACIÓN DE "ALINEACIÓN DE ESTILOS"
Un buen punto de partida es reflexionar sobre sí mismo y sus preferencias laborales, de modo que sea capaz de articular de forma concisa algunas características clave de su estilo a los demás. He aquí algunas preguntas de reflexión:
¿Qué es lo que más me importa en términos de trabajar con otros y cómo se realiza el trabajo?
¿Qué sensibilidad o "botón activo" mío deberían conocer los demás?
¿Qué me ayuda a ser productivo?
Es una buena idea avisar a la otra persona para que también pueda reflexionar y prepararse. Conviértalo en un punto de la agenda y reserve tiempo para ello en su próxima reunión individual. Comparta su intención o el objetivo de esta reunión en la solicitud.
COMPARTIR Y ESCUCHAR.
Comience haciendo que cada uno de ustedes comparta sus reflexiones individuales sobre sus valores, preferencias laborales, "botones activos", etc., y su relevancia para su colaboración.
Pero compartir es sólo una parte de la ecuación. La otra es escuchar bien. Aborde esta conversación con auténtica curiosidad y voluntad de aprender sobre la otra persona.
ESTABLECER ACUERDOS.
Haga que su discusión sea práctica a la hora de establecer algunos acuerdos (por ejemplo, en torno a la comunicación, el intercambio de información o la toma de decisiones) que guíen su comportamiento futuro y creen prácticas sobre cómo trabajarán juntos.
He aquí algunas preguntas que pueden ayudarlo a cocrear acuerdos:
¿Qué valores o principios son importantes para nuestra asociación? ¿Qué es importante acerca de cómo queremos trabajar juntos?
¿Cómo podemos apoyarnos mutuamente, y crear un sentido de auténtica colaboración, sin dejar de alcanzar nuestros objetivos?
¿Cuáles son las acciones o prácticas concretas con las que queremos comprometernos y responsabilizarnos mutuamente?
Los acuerdos son como los planes de un proyecto; sólo son útiles si se utilizan. Viva sus acuerdos a través de sus acciones, señale cuándo lo apoyan, modifíquelos cuando sea necesario y vuelva a ellos en las conversaciones de retroalimentación y en las sesiones informativas.
Las diferencias de estilo no disminuirán como resultado de su conversación. Pero es probable que pueda verlas con más claridad. Y eso es bueno. Si comprende mejor de dónde viene alguien, no reaccionará simplemente a su comportamiento y se sentirá molesto al hacer suposiciones potencialmente falsas sobre por qué alguien se comporta de cierta manera. En su lugar, puede aportar más compasión y menos reactividad a sus relaciones laborales, e incluso evitar conflictos en el trabajo.