(Harvard Business Review Wake-Up Call Spanish).- Al comienzo de cada nuevo año, establecemos metas, tanto profesionales como personales. Sin embargo, cuando llega diciembre, muchos de esos objetivos siguen sin cumplirse.
¿Por qué sigue ocurriendo esto? Al perseguir un objetivo, a veces nos centramos únicamente en el resultado deseado mientras nos olvidamos de aclarar el proceso que utilizaremos para lograr nuestros objetivos. Otras veces, perdemos de vista por qué perseguimos el objetivo en primer lugar y terminamos perdidos en la maleza.
He aquí tres formas en las que tendemos a equivocarnos al establecer metas, y qué hacer distinto esta vez.
1. Solo establecemos objetivos de rendimiento
El primer error que muchos de nosotros cometemos es establecer objetivos de rendimiento (qué tan bien queremos hacer algo) excluyendo los objetivos de aprendizaje (el conocimiento y las habilidades que necesitamos adquirir para lograr los objetivos de rendimiento).
El progreso proviene de identificar áreas de mejora, buscar retroalimentación, observar a los demás, experimentar con nuevos enfoques, practicar subhabilidades específicas y reflexionar sobre los errores.
Digamos que se ha fijado un objetivo de rendimiento para convertirse en gerente en un plazo de dos años. Perseguir este objetivo simplemente trabajando a tope de sus habilidades en su trabajo actual no garantiza que lo alcanzará. Para tener éxito, debe identificar qué habilidades necesita aprender para sobresalir al siguiente nivel y cómo adquirirlas.
En lugar de tratar de aprender todo a la vez, elija una habilidad para trabajar primero e investigue estrategias que otros hayan encontrado efectivas para su desarrollo.
Piense en las formas en que puede practicar las habilidades que desea desarrollar y, al mismo tiempo, realizar las tareas de las que es responsable.
2. Nos quedamos atrapados en objetivos de bajo nivel
Las metas de alto nivel a menudo representan nuestros objetivos principales, las razones detrás de nuestras acciones. Por el contrario, los objetivos de nivel inferior son a menudo los métodos o pasos que utilizamos para lograr esos objetivos principales. Podemos identificar nuestras metas de nivel superior preguntando: “¿Por qué quiero esto?” y nuestras metas de nivel inferior preguntando “¿Cómo puedo lograr esto?”
Pause y reflexione acerca de por qué hace lo que está haciendo (es decir, clarificar sus objetivos de nivel superior). Luego, considere cómo podría perseguir mejor esos objetivos más elevados.
3. Empezamos a pensar de forma demasiado estrecha
Un enfoque único en un objetivo puede hacer que pierda inspiraciones de áreas no relacionadas que podrían generar formas novedosas de lograr ese objetivo, ayudarlo a desarrollar nuevas formas de pensar y catalizar contribuciones importantes.
Si bien hay valor en la pericia profunda, mantenerse dentro de los límites de su disciplina también puede limitar sus habilidades para resolver problemas. Muchos de los avances más innovadores implican conectar ideas de disciplinas no relacionadas. Cuando se sienta atascado o no esté seguro de cómo superar un obstáculo que bloquea su objetivo, haga una pausa. Considere explorar áreas fuera de su experiencia para obtener inspiración.
*Eduardo Briceño es un conferencista y facilitador global que guía a muchas de las empresas líderes del mundo en el desarrollo de culturas de aprendizaje y alto rendimiento / De: HBR.org