Hace ciento cincuenta años, para las mujeres, estudiar en la universidad era una misión casi imposible. Pero Marie Curie desafió su destino: dedicó su vida entera a investigar en un sótano “casi irrespirable” y gracias a ella hoy existen terapias para diagnosticar y tratar distintos tipos de cáncer.
“Lo lindo de contar a estos personajes es hacerlos carne”, dice la escritora y periodista Carolina Balbiani, creadora de Historias cortas de grandes personajes. Esta colección, exclusiva de la plataforma Leamos, cuenta las biografías de figuras importantísimas como Marie Curie, Einstein, Frida Kahlo, Mozart, Mandela, y muchos más. Con textos breves pensados para chicos y chicas de entre 10 y 12 años, la intención es mostrar cómo estos grandes personajes fueron personas con una vida parecida a la de cualquiera: tuvieron desdichas, problemas de aprendizaje y de relación, pero, “aceptaron el desafío”.
“Marie Curie salvó de la muerte, y sigue salvando cada día, a millones de personas con enfermedades oncológicas”, apunta Balbiani.”A veces, lo que nos brinda la ciencia nos parece tan normal y corriente que olvidamos a los que hicieron posible el avance de la medicina. Por eso, la vida de Marie Curie merece ser recordada”.
Un gran paso para las mujeres, y otro enorme para la humanidad
Marie Curie nació en Varsovia, Polonia, bajo el nombre de María Salomea Sklodowska.
Durante su infancia tuvo dos grandes golpes que la marcaron para siempre: su hermana Zofía murió de tifus en 1876 y dos años después perdió a su madre por una tuberculosis, con tan solo 10 años. Desde ese momento Marie se volvió agnóstica: no creía en nada que su razón no le permitiera entender. Desde ese momento ya se vislumbraba en ella su perfil científico.
Estudió en París, en la prestigiosa Universidad de La Sorbona, donde se licenció en Física y Matemática. Allí, en 1874, conoció a Pierre Curie, un físico y profesor francés muy respetado. Juntos publicaron en total treinta y dos trabajos científicos. Entre ellos, uno muy prometedor para la humanidad que constituía el principio de la radioterapia. En 1903 recibieron el Premio Nobel de Física junto a Henri Becquerel.
Los esposos Curie decidieron no patentar sus descubrimientos. Si bien era algo que les hubiese proporcionado mucho dinero, Marie le dijo a Pierre “Si nuestro descubrimiento tiene posibilidades comerciales, será una circunstancia de la cual no debemos sacar partido. Además, el radio se va a emplear para combatir una enfermedad. Sería imposible aprovecharnos de eso”. Ese día, en palabras de Balbiani, “eligieron a conciencia entre la riqueza y la pobreza”.
Marie vivió una vida llena de desafíos, sin tener conciencia del lugar y la voz que estaba dando a las mujeres a partir de sus propios logros. Trabajó hasta el último día de su vida en lo que constituyeron grandes aportes a la humanidad. Por todo esto, Albert Einstein dijo sobre ella “la única científica que no se corrompió por la fama”.
Otras biografías que podés encontrar en Leamos:
- Albert Einstein. El genio que te sacó la lengua y te enseñó que todo es relativo
- Frida Kahlo. La mujer rota que le puso color al dolor
- Wolfgang Amadeus Mozart. El bajito más grande de la historia de la música clásica