Yo nena, yo princesa: el diario de Gabriela Mansilla que se estrena esta semana en versión cinematográfica

“Hoy mamá empieza a escribir todo lo que recuerde. Hoy voy a tratar de acordarme de cómo pasaste de ser mi nene a ser Luana, mi princesa”. Gabriela Mansilla, 8 de octubre de 2011

Con el libro sobre la historia de su hija: Yo nena, yo princesa. Luana la niña que eligió su propio nombre, Gabriela Mansilla marcó un hito en la historia de la lucha por la identidad de género: logró que, por primera vez en el mundo, un estado reconociera la identidad de género autopercibida de una menor, sin necesidad de judicializar el reclamo. El año pasado, en el marco del ciclo Leamos de la vida, organizado por Experiencia Leamos, Gabriela Mansilla conversó con la periodista Carolina Balbiani sobre su historia de vida y los aprendizajes y lugares que arribó a través de esta lucha que la cambió para siempre. Ahora, tendremos la oportunidad de conocer la historia de Luana en su versión cinematográfica, dirigida por Federico Palazzo y protagonizada por Eleonora Wexler.

Dos libros, un mismo testimonio: la lucha de Gabriela, la vida de Luana

Yo nena, yo princesa. Luana la niña que eligió su propio nombre, publicado en 2014 por la editorial de la Universidad Nacional General Sarmiento (UNGS) presentó un testimonio extraordinario al retratar, a través de la historia de Gabriela y su hija Luana, la lucha por el reconocimiento de la diferencia y el derecho a la identidad. Como sostiene Valeria Paván en el prólogo al libro: “Esa lucha implicó correr los límites de los saberes y las prácticas profesionales, y también de las políticas que se despliegan sobre la infancia”. Es también un ensayo y una reflexión profunda sobre los prejuicios y los saberes instituidos. Una historia en la que el desafío, la perseverancia y una encantadora forma de inteligencia se enfrentan a los problemas de lo cotidiano, de los vínculos sociales y de nuestra relación con las instituciones.

Mariposas libres (UNGS, 2018) continúa el relato de la vida de Gabriela y Luana luego de la entrega del DNI, a través del cual el Estado le reconoce la identidad autopercibida. Lo que sigue no será más sencillo: con el ingreso de Luana a la escuela primaria, será evidente el largo recorrido que como sociedad aún tenemos por delante. Mientras Luana crece, Gabriela se convierte en referente de la lucha por los derechos, enfrentando a muchas personas con dificultad para respetar lo diferente.