Becario de la Biblioteca Pública de Nueva York y ganador, entre otras distinciones, del English Pen Award y el Premio Príncipe Claus, el escritor y poeta chileno Alejandro Zambra se convirtió en una de las voces más destacadas de la literatura latinoamericana actual. En un nuevo encuentro de “Experiencia Leamos”, el ciclo que la plataforma Leamos.com organiza como beneficio exclusivo para sus suscriptores, habló de su reciente y exitoso Poeta chileno (Anagrama), su obra narrativa y poética, procesos creativos y de sus lecturas y afinidades.
--“Poeta chileno” toma esta categoría como una marca de origen. Como si se dijera “champagne francés” o “tecnología alemana”. ¿Qué significa en Chile ser poeta? ¿Desde afuera también se conciben así a sus poetas o es más bien un “mito chileno”?
--Al comienzo el título fue una broma. Uno diría “poetas chilenos”, en plural, al pensar en todos los posibles poetas, pero al ponerle singular, yo quise aludir, como tú dices, a la idea de “marca”. ¡Es bastante bobo si uno lo piensa! Son categorías sin sentido. Pero justamente me interesaba esa noción del mito, porque sí que existía para gente como yo a los quince años. Sí tenemos en la cabeza un mito del poeta, con toda la impostura que hay en un mito, con toda la falsedad que hay en un mito, pero también con esa cuota de verdad, porque finalmente, vivimos en un país donde es muy difícil vivir lejos de la calle Pablo Neruda o Gabriela Mistral, por ejemplo. También sucede, al igual que en todas partes, que la gente lee muy poca poesía. La gran mayoría de los chilenos te dirán que la poesía chilena es muy buena, aunque no hayan leído un poema en su vida. Esa paradoja se correspondía también a mi historia.
--¿En qué sentido?
--Yo fui un niño de la periferia de Santiago, que iba a ser de la primera generación familiar en ir a la universidad, y quise ser poeta. Es decir, ¿por qué a mí me parecía razonable ser poeta? Me parecía una buena idea, hasta que me fui dando cuenta de lo que significaba esa decisión, el estudiar algo que no da dinero, a que se opongan tus padres... Hablo en plural porque creo que la historia va y viene en plural y singular, y además porque en los 90, que era una época muy dura y a la vez aparentemente mejor porque se había terminado la dictadura, teníamos esa sensación de que Chile era un lugar horrible pero que tenía una poesía maravillosa. Y todos elegimos, con mucha pasión, esa tradición o forma de pensar la poesía. Creo que por ahí va el asunto. Si bien al comienzo el título fue una broma, después fue cobrando fuerza y se volvió inevitable.
Leamos es una membresía que por un único precio te permite acceder a miles de libros, audiolibros y artículos digitales. Además, te invitamos a ser parte de la comunidad de Experiencia Leamos, donde programamos conversaciones con escritores, artistas y diferentes personalidades de la cultura. Animate a disfrutar de una nueva manera de vivir los libros y la lectura. Probá gratis por 7 días.
SEGUIR LEYENDO