Magda Tagtachian es escritora y periodista, y tercera generación de armenios en Argentina. Trabajó en el diario Clarín, las revistas Gente y Para Ti. En 2016, publicó su primer libro Nomeolvides Armenuhi, que cuenta la trama del genocidio armenio narrado en la propia vida de su abuela. Le siguió Alma Armenia, y en 2021 publicará su tercera novela. El año pasado, además, coordinó el ciclo de Literatura romántica de Experiencia Leamos en el que presentó la colección de libros exclusivos para la plataforma Leamos.com que escribieron autoras como Florencia Bonelli, Viviana Rivero, Gloria V. Casañas, Florencia Canale, Gabriela Exilart, Anabella Franco, Graciela Ramos y Andrea Milano.
Sobrina sexta de Remedios de Escalada, Florencia Canale hace honor a su linaje. Periodista, escritora y licenciada en Letras, Canale recorre, entre datos y ficción, los claroscuros de la historia. En su más reciente novela, La Libertina, recrea la vida de Anita Perichón, “La Perichona”, amante de Santiago de Liniers y abuela de Camila O’Gorman. Es autora de un libro exclusivo para Leamos: Loca de amor, sobre Juana de Castilla, “la loca”.
>> Leé “Loca de amor”, de Florencia Canale
Convocadas por Experiencia Leamos para festejar, pensar y debatir la celebración de San Valentín, las escritoras se entregaron a una conversación apasionada e intensa, que, con la moderación de Patricio Zunini, avanzó sobre cómo es escribir literatura romántica en esta época.
¿Es mejor un final feliz o uno triste? ¿La literatura romántica tiene sólo autoras y lectoras mujeres? ¿Son tormentas de pasión, novelas de tramas livianas, mal escrita? Zunini rompe el hielo y, sin concesiones, invita a repasar mitos y realidades de la literatura romántica. La respuesta no se hace esperar. Y llega como una flecha.
“No me interesa para nada el run run de la realidad ni la investigación periodística”, dice Canale. “Las escenas eróticas no me interesan, solo necesito que estén muy bien escritas”. Y luego: “Los grandes personajes sobre los que escribo me gustan sucios, heridos. Para que revivan, tienen que padecer, tienen que ser humanos. El conflicto y la sombra son el germen de la novela”.
Fue de grande que Tagtachian se acercó a su historia familiar. La investigó y llegó a conocerla en detalle. Fue el origen de sus novelas y, según confiesa, lo que derivó en la reinvención de su propia vida. Su abuela y abuelo no pudieron elegir; tuvieron un matrimonio arreglado que los ayudó a escapar de la muerte, pero es indudable que luego de una vida juntos, el amor era una parte fundamental del vínculo.
Hoy, como escritora, necesita enamorarse de sus personajes y por eso sufre tanto cuando termina de escribir las novelas. Amor y pasión, sostiene –¡grita!– son la esencia de la vida: “Si no, ¿para qué estamos acá?” Pero, admite, no existe la posibilidad de héroes impolutos, “necesitamos que tenga algo de villano”.
¿Amor o pasión?
“Creo en la pasión. No creo en el amor, otra cosa, que muy poca gente está dispuesta a sostener. A mí me interesan las pasiones. El amor es generosidad, y las personas están más conectadas con la posesión”, reconoce Canale sin ningún tipo de pudor. Si la historia de Romeo y Julieta duró seis días, ¿por qué llamaría la atención el fuego intenso que enciende las pasiones de amor?
¿Cómo son Magda y Florencia escribiendo? Desenfrenadas. “Escribir me desquicia: es muy difícil estar cerca mío cuando escribo”, sostiene Tagtachian: “Si no te lo creés cuando lo escribís, ¿cómo lo vas a transmitir?”.
¿Cómo son Florencia y Magda escribiendo? Apasionadas. Y si no, escuchen a Florencia Canale cuando avisa que el 14 de febrero próximo lo pasará –¡por supuesto!– escribiendo.
Los invitamos a ver la entrevista completa en Experiencia Leamos.
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