Juan Ravioli es un músico difícil de catalogar: es un músico que rompe las estructuras casi a la vez que las forma, experimenta y cambia, que es inquieto por naturaleza. Cantante, bajista, tecladista, también es productor y director audiovisual. Fuerza cada proyecto para abrir los vasos comunicantes que lo llevan a crear sus propios roles.
Desde hace varios años, mientras toca con grandes músicos, como por ejemplo Daniel Melingo, está abocado a la tarea de recuperar la historia de los pioneros del rock. Con el apoyo del Inamu y a través de Kabinett, desarroló el proyecto “Aquí, allá y en todas partes”, con el, a partir de reversiones de músicos jóvenes, recupera la música de personajes icónicos como Tanguito y Moris.
En un encuentro de Experiencia Leamos, el ciclo que la plataforma Leamos.com organiza como beneficio exclusivo para sus suscriptores, Ravioli habló de su proyecto. Estos son algunos fragmentos del encuentro; la entrevista completa puede verse en el sitio de Experiencia Leamos.
“Cuando empecé a trabajar en este proyecto, en 2016, no tenía una forma definida”, dijo. “El formato que actualmente tiene se fue dando sobre la marcha. Lo primero que salió de este proyecto fue un vinilo en el que hicimos una primera selección de los números que habíamos grabado durante cuatro años. Acumulando distintas versiones y en un momento empezamos a organizarlas como una serie en donde cada episodio correspondiera a los lados del disco. Ese es el formato que termina tomando toda esta aventura. El primer lanzamiento fue el 20 de agosto por Kabinet”.
--El proyecto se llama “Aquí, allá y en todas partes”, que obviamente es una referencia a los Beatles, pero también es una referencia a Miguel Grinberg.
--La idea de agrupar a Tanguito y a Moris ancla en un recital que pasó prácticamente desapercibido. A fines de 1966, la Argentina estaba atravesando los primeros meses de la dictadura de Onganía. Por entonces, Moris y Tanguito eran jóvenes que deambulaban por la ciudad. Moris llegó a grabar un simple con su banda Los Beatniks; hoy es algo sencillo porque cualquiera con una tablet puede grabar una canción y subirla a internet, pero en ese momento solamente podían grabar los que fichaban con una compañía. Ellos grabaron un simple con dos canciones: “Rebelde” y “No finjas más” que pasó también bastante desapercibido. En ese contexto, La cueva, de la Av, Pueyrredón, era un lugar de encuentro y de cruces muy interesante para los jóvenes que empezaban a reunirse y a proponer el comienzo de aquello que hoy conocemos como rock argentino, pero también había cruces de todo tipo de música y de todo tipo de ramificaciones culturales, como por ejemplo Miguel Grinberg, que venía de la literatura, de la crítica de cine. En ese circuito, en esa circunstancia, Grinberg y Salzamendi deciden organizar un recital de poesía y música. Tanguito hacía el primer número, después Los Seasons --una banda cuya que estaba liderada por Alejandro Medina y Carlos Mellino-- y Moris era el número final, quizá aceptando que era lo más maduro del momento.
--En la idea de tradición y vanguardia, vos siempre estuviste del lado de la vanguardia. Pero ahora estás mirando hacia la tradición. ¿Cómo te relacionás con esta idea, qué efecto te provoca este ámbito en el que te estás moviendo?
--Es interesante esto que me decís. Si bien me gusta la palabra vanguardia, me parece un poco grande. Pienso que eso debe haber pasado siempre que hay recambios generacionales artísticos. Se habla de la muerte del rock, del funeral del rock, de la autopsia del rock. Todas las bios que aparecen de esto y del otro. Lo mío es un poco intuitivo, tiene que ver con seguir la intuición en cuanto a la búsqueda personal que hago. Y con respecto a los recambios estéticos que inevitablemente van sucediendo generación tras generación y combinando las generaciones hay artistas que se pasan de un lugar a otro a lo largo de su carrera también, pienso que por una cuestión vivencial me tocó analizar esa historia y ponerla sobre la mesa de una manera que tiene que ver con mi generación, con mi mirada hacia eso que pasó y, sobre todo, compartirlo.
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