La virtualidad en la vida cotidiana no es novedad. Sin embargo, ¿qué pasa cuando la escuela pasa a formar parte de ese entorno digital? ¿Cómo utilizar los recursos tecnológicos para enriquecer aprendizajes? En un nuevo encuentro de Experiencia Leamos, María Belén Marinone conversó con los especialistas Francisco Chamorro (Ciencias de la Educación) y Corina Rogovsky (Educación y Nuevas Tecnologías), autores del ensayo Cómo enseñar a aprender (Ed. La Crujía). La charla abordó los desafíos y oportunidades de la educación en línea y la innovación pedagógica en tiempos de crisis.
--¿Qué resistencias encuentran en las escuelas en cuanto a lo tecnológico?
--Hay dos rasgos dicotómicos que observamos junto a Corina en las instituciones escolares que nos toca acompañar y tiene que ver con la tecnofilia y la tecnofobia. Es decir, gente apasionada por la tecnología, que pide meter más y más computadoras y dispositivos en las aulas como si por el simple hecho de incluir algo digital la propuesta pedagógica mejorara, y la mirada tecnofóbica, de docentes que se sienten extremadamente cómodos con, por ejemplo, la tiza y la pizarra, que están muy acostumbrados a su forma de enseñar y que resisten a probar algo nuevo. Por eso nosotros tenemos una frase que es “no al aggiornamiento ingenuo o la resistencia caprichosa”. Hay que poder salir de estas miradas dicotómicas, deterministas y lineales, para poder tomar los rasgos de la época e incluirlas en las propuestas de enseñanza, mejorando, enriqueciendo y ampliando así la propuesta pedagógica. Esta apropiación no es de un momento para otro, requiere de ensayo y error, explotación, investigación y capacitación.
--En el libro aseguran que la presencialidad en el aula no reemplaza la virtualidad y viceversa, ¿cómo repensar estos espacios?
--Con Corina decimos que la presencialidad no se puede replicar en la virtualidad y viceversa, por lo que tenemos que pensar espacios presenciales y virtuales en tiempos y con acciones concretas distintas de forma articulada. Pensar en términos de lo sincrónico y lo asincrónico, en conceptos que ya venían sonando como “aula invertida”, “blending learning” o “aprendizaje mixto o dual”. Es decir, si lo presencial no se puede replicar en lo virtual, hay que pensar cómo aprovechamos el espacio presencial para proponer educativamente acciones intelectuales de orden superior como pueden ser el debate y el pensamiento crítico, y que las cuestiones de orden inferior como mirar un video o realizar una lectura se puedan hacer en casa o en otro momento. Repensar los tiempos y espacios escolares vinculando lo presencial con lo virtual, es interesante y necesario, ya que, por ejemplo, no es posible replicar las cinco horas de escolaridad a través de una videollamada, los chicos se cansan, se aburren, el profesor se queda afónico, pierde tiempo apagando micrófonos y estableciendo códigos de convivencia.... Hay que intentar que los aprendizajes a construir sean significativos. Pensar en la intencionalidad pedagógica más allá de la herramienta tecnológica.
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