¿Por qué es tan difícil hablar de lo que sucede todos los días en la literatura infantil y juvenil? ¿Cómo hacer memoria e iniciar debate en las casas y las escuelas desde los textos? En un nuevo encuentro de Experiencia Leamos, María Belén Marinone conversó con Carola Martínez Arroyo, formadora de lectoras y lectores, librera, editora y escritora, sobre las múltiples formas y espacios para abordar temáticas cotidianas, la promoción de espacios colectivos de lectura y debate y el rol de los adultos y de las escuelas como divulgadoras principales.
--Dentro de un plan de lectura escolar, ¿cuándo se incluyen los títulos de realismo?
--Hay un error común que es el de pensar al subgénero ficcional del realismo como aquél que sólo narra “temas difíciles”. En general, los chicos leen mucho más realismo que fantástico desde una primera instancia, porque leen constantemente sobre su propia realidad. Leen sobre una nena o un nene que tiene su misma edad, sobre una ciudad que casi siempre es la misma ciudad donde reside ese pequeño lector, etc. Los niños están todo el tiempo leyendo libros realistas, lo que no leen son libros que tienen como tema principal realidades más difíciles.
--¿Como por ejemplo?
--Por ejemplo, es muy extraño que una chica o un chico en la escuela lea un libro sobre un niño que vive en una villa. Porque no hay muchos protagonistas que no pertenezcan a la pequeña burguesía. Y casi todas las historias ocurren en lugares urbanos, por lo que, un chico o una chica que vive en La Pampa no tendrá la misma idea de urbanidad que tenemos en la Ciudad de Buenos Aires. Por eso recalco que, si bien las infancias sí leen realismo, no leen sobre temas que sean complejos.
--¿Cuándo se incluyen en la currícula los libros de historia?
--Depende cómo sea el contexto donde se plantee la posibilidad. Por eso la importancia tan fuerte de las bibliotecas públicas. Porque sólo en una biblioteca pública un niño lo puede encontrar todo, sin nadie que esté haciendo de sensor. En una biblioteca escolar hay restricción en el material que ingresa, porque es un material que está dentro de la escuela.
--¿Por qué creés que es tan difícil hablar de ciertos temas en la literatura infantil y juvenil?
--La idea de infancia es una construcción social. Por eso ya no hablamos de infancia sino de “infancias”, entendiendo que son muchas las formas de ser niña o niño. En ese sentido, el concepto de ese niño o niña siempre está presente en quien escribe y en quien le elige un libro para que lea. Si el mediador piensa que el niño no está capacitado para soportar algunos temas “difíciles”, no se lo va a hacer llegar nunca. Y en la escuela ocurre lo mismo: hay muchas realidades que traspasan. Por ejemplo, hay religiones que consideran que los cuentos de hadas, de brujas y de princesas van en contra de sus creencias. Cuando uno como docente elige un tipo de lectura en el aula tiene que tener en consideración esa realidad, porque puede ser que un niño o niña no pueda leer un libro porque su religión no se lo permite. Entonces, si un libro de hadas no llega, imaginate si queremos hablar de temas como la muerte o la separación de los padres.... Hay temas que requieren de mucha entereza por parte del docente, porque los padres se te pueden venir al humo. La diversidad sexual, el aborto, son temas que no todos se lo toman de la misma manera. Y hay que tener en consideración que en la escuela están todos, nos guste o no nos guste.
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