Luciana Peker es una de las grandes referentes del movimiento feminista. Periodista y escritora, ganó dos veces el premio Lola Mora y una el Juana Manso. Publicó cinco libros, entre ellos, Putita Golosa --disponible en Leamos.com--, La revolución de las hijas y el más reciente, Sexteame, que salió a la luz en plena pandemia. En una entrevista a cargo de Carolina Balbiani en marco de Experiencia Leamos, la periodista habló de la construcción del empoderamiento colectivo e individual de las mujeres, el camino del feminismo y los dilemas sobre el futuro.
--¿Cómo evolucionó el machismo a lo largo de estos últimos años?
--Es complejo. Por un lado, hay cosas que pasaban antes que hoy no serían admitidas. Antes un varón golpeador podía ser un galán, como el caso Monzón. Hoy, un hombre que golpea y que termina cometiendo un femicidio no podría ser endiosado. Por otro lado, hoy hay un machismo de parte de algunos varones que es en reacción al avance de las mujeres en relación a sus derechos. La historia nunca es lineal, si bien hay aspectos que han mejorado muchísimo, como nuevas leyes y un empoderamiento por parte de las mujeres --en especial entre las jóvenes--, hay un machismo fuerte y reaccionario.
--¿Las tareas de cuidado en la familia son más compartidas hoy día?
--En las últimas décadas, gran parte de la crisis de la familia se debió a que los hombres no han sabido compartir las tareas del hogar ni estando en pareja, ni estando separados. De hecho, las mediciones del INDEC así lo demuestran: las mujeres trabajan 6 horas en las tareas del cuidado y del hogar, mientras que los hombres solo 3. No hubo un cambio significativo. Y esa falta de acompañamiento dejó renga a la posibilidad de empoderamiento de muchas mujeres. Porque en la Argentina la mujer ganó mucha independencia, pero es muy difícil de mantener sin que vos tengas a tu mamá -el modelo de la madre en casa que ya no es tan común-, sin maridos que acompañen, con familias fracturadas y varones que no se supieron aggiornar a los cambios. Y se cayó mucho, a la vez, el modelo de la “familia ensamblada”. Está casi en extinción.
--¿Por qué?
--Porque la mayoría de los varones que se separaron no volvieron a formar pareja y a tener familia. Los hombres de entre 40, 50 y 60 años se quedaron en un lugar donde no se bancan el avance de las mujeres, quieren ser buenos padres pero no son muy presentes, y se ven en medio de la era de Tinder, de gran oferta del mercado sexual y la posibilidad de tener parejas ocasionales a mano, lo que, más la crisis económica y demás cuestiones los puso en una una “época de la inmadurez”, donde huyen del formar parejas y nuevas familias.
--¿Y el sexo?
--Las mujeres tienen muchas ganas de tener sexo, las jóvenes y las más grandes. Hay un deseo sexual mucho más desinhibido y explícito. Los varones, por el contrario, están más apagados. Hay una falta de deseo en ellos, o están en pareja en situaciones muy clásicas, o tienen relaciones ocasionales sin muchas ganas. Lo que no se bancan es el avance sexual de las mujeres, porque, o no les gusta, lo encuentran muy avasallante, o porque quieren ser ellos los que tienen la iniciativa. La actitud es de resentimiento.
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