Novela imprescindible para comprender la Argentina actual, todo lo que derivó en la crisis del 2001 y el quiebre social que sobrevino desde entonces, Las viudas de los jueves cumple quince años. No fue este el primer libro de Claudia Piñeiro --ya había publicado Tuya, un thriller conyugal, por Colihue--, pero sí el que le dio la fama y relevancia que mantiene y merece. Desde entonces, y con un ritmo notable con un nuevo título cada dos años, ha publicado, entre otros libros: Elena sabe, Las grietas de Jara, Un comunista en calzoncillos, Las maldiciones, Catedrales.
Desde su salida en 2005, la novela que ganó el Premio Clarín de Novela vivió sucesivas reinterpretaciones al calor de las políticas económicas de un país siempre al borde de la crisis, pero no solo por eso. Con un ambiente que comparte con El año del desierto, de Pedro Mairal, La intermperie, de Gabriela Massuh y Piquito de oro, de Gustavo Ferreyra, la novela de Piñeiro mira profundamente hacia la clase alta y la degradación que se venía gestando en ella. En 2009 fue llevada al cine con dirección de Marcelo Piñeyro --los apellidos suenan igual pero se escriben diferente-- y protagónicos de Pablo Echarri y Leo Sbaraglia. En 2017, se publicó en formato audiolibro con la narración de Flavia Pittella. Fue traducido al inglés, al italiano, al árabe y a otros tantos idiomas.
Tiene la vigencia de los clásicos, tal como lo demuestra la escritora y periodista Miriam Molero --autora de El rapto y En busca de la Sirenita-- en el breve ensayo “Las viudas de los jueves, en otra crisis”, texto exclusivo de la plataforma Leamos.com: “Una lectura cuantitativa y que permanezca en lo literal”, escribe Molero, “corre el riesgo de perder de vista lo más rico de Las viudas de los jueves, que es el drama subyacente”. Así, a la vez que “un minucioso retrato social de los incluidos y los excluidos del sistema, existe en la novela una presencia amenazante sin la cual el argumento no tendría razón de ser: la crisis, la tremenda crisis económica del 2001 que arrasó con la Argentina”.
Toda sociedad provoca sus propios crímenes
Esta semana, Claudia Piñeiro y Miriam Molero tuvieron un encuentro en Experiencia Leamos, el ciclo de encuentros que la plataforma Leamos.com organiza como beneficio exclusivo para sus suscriptores, en el que hablaron de la novela y de cómo las crisis sanitarias y económicas reavivan los debates y discusiones que allí se presentaban.
El universo de la novela es un barrio privado, espacio paradigmático de la década de los 90 que, a la vez, permite desarrollar conflictos interpersonales, porque, como dijo Piñeiro, si hubiese planteado la acción en un edificio, habría tenido el obstáculo de lo impersonal. “En una torre, el que vive en el sexto piso no conoce al del segundo, manda a los hijos a otro colegio, va a otros clubes y restaurantes; en cambio, la forma de barrio cerrado permite una interacción de los personajes y un mayor lugar para los conflictos”. Cuando la crisis se hace presente en country atraviesa todo: “Estos personajes se constituyen a partir de los bienes que tienen. De alguna manera son la casa que tienen, el auto que tienen, incluso la mujer que tienen, porque también las ven como un bien”. Entonces, cuando empiezan a perder lo que tienen, empiezan a perder también lo que son: es el terreno para narrar el desmoronamiento.
“Quería contar los años 90”, explicó Piñeiro, “y tenía la imagen de tres cadáveres en una pileta. Lo que tuve que hacer fue entender cómo contar una historia para que llegara casi al borde del 2001, a ese diciembre que podemos decir que pertenece a la década del 90 porque es el cierre: cómo se llega hasta ahí. Entonces, para contar cómo aparecieron esos cadáveres en la pileta, yo tenía que contar cómo vivía esta gente”. Por eso, Las viudas de los jueves no sólo aborda con la cuestión económica, sino más bien con la degradación social: un viejo paradigma del género policial negro dice que no se puede contar el crimen sin contar la sociedad donde se lo comete y viceversa. “Es fácil hablar de la conversión y del uno a uno. Yo quise usar los elementos que evidenciaban el derrumbe colectivo: el asesinato de Cabezas en Pinamar, la exploción de Río Tercero, y tantos otros hechos historicos que aventuraron la crisis”.
¿Se pueden encontrar similitudes entre los comportamientos de la situación actual y la que desembocó en la crisis de 2001? Por más que la crisis actual tenga un motivo diferente --el coronavirus-- hay una manera de actuar similar: “Obligó a un aislamiento y a que aparezca una vez la división del adentro y del afuera”. Los personajes de Las viudas de los jueves se ocupan de mantener su mundo privado casi intocado, tratando de que el mundo externo apenas los roce. Pero, para Piñeiro, al igual que en la novela, “el afuera, de una u otra manera, siempre termina entrando”.
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