Cuando Evita murió, Alicia Dujovne Ortiz tenía 12 años. Al volver de la escuela se encerró en su cuarto a llorar intentando que sus padres, comunistas, no la vieran. ¿Por qué lloraba, si Evita no era nadie de su círculo íntimo, si apenas sabía de ella? “Por el dolor que había en la calle”. Mantuvo guardada esa sensación hasta que, ya viviendo en Francia, recibió la propuesta de escribir sobre María Eva Duarte y lo aceptó como desafío. Así, abordó la figura de esa mujer desde la biografía, la novela y el teatro.
Alicia Dujovne Ortiz ha sido traducida a más de 20 idiomas con sus obras, que van desde las biografías de María Elena Walsh, Maradona y Dora Maar, a libros de poesía y crónicas. Obtuvo la beca Guggenheim, la Mission Stendhal del gobierno de Francia y el premio Konex de Platino. En una entrevista a cargo de Ezequiel Martínez en marco del ciclo Leamos Historia Argentina --beneficio exclusivo para los suscriptores de la plataforma Leamos.com-- Dujovne Ortiz reflexionó en torno a la vigencia de la figura de Eva Perón.
En el transcurso de su investigación, contó, tuvo la suerte de encontrarse con las mujeres del Partido Peronista: panaderas, maestras. “¡Fue oro en polvo!” porque a diferencia de los relatos brumosos y abstractos de los políticos masculinos, las mujeres que Evita elegía por su coraje le hablaron a calzón quitado. “Todavía lloraban hablando de Eva; me dieron una visión viva, real y cercana”. Evita las formaba para mandarlas a luchar por todo el país contra el machismo de los caciques locales. “Les decía ‘hagan las reuniones en su casa, pero el marido afuera, porque en política el peor enemigo de la mujer es el hombre’”. Para la escritora, aquella Evita que decía no ser feminista “en verdad tenía que decir un rollo que no creía, porque era profundamente feminista”.
En Eva Perón: la biografía, Dujovne Ortiz cuenta cómo Eva les entregó pasaportes argentinos a croatas nazis pertenecientes a la organización terrorista Ustacha. En el libro, ella misma se preguntaba: ¿sabía Evita a quienes le estaba dando los pasaportes?, ¿sabía Evita lo que habían sido los campos de concentración? La respuesta llegó años después.
Cuando presentó el libro en la Argentina, se le acercó una mujer: “Usted se pregunta si Evita sabía de los Ustacha: le puedo decir que no”. La señora había sido recibida por Evita en una especie de confesionario que tenía al lado de su oficina en la Secretaría de Trabajo. “Se trataba de un espacio donde Evita prestaba oreja, donde la gente iba a contar historias terribles y ella escuchaba”. Hacia allí fue esta mujer y se animó a preguntarle a Eva si sabía lo que fue el Estado pro nazi en Croacia. Evita respondió que sí, que eran grandes patriotas y que la Argentina generosa les abría los brazos. “Entonces, la mujer le dijo: ‘Le voy a contar lo que fue el campo de concentración Jasenovac en el que estuve’”. Y así le contó que decenas de miles de humanos fueron ejecutados, decapitados con serruchos. Evita la miró espantada, se levantó corriendo y fue a vomitar al baño.
“Esa fue una respuesta muy importante”, dijo Dujovne Ortiz. “Muestra hasta qué punto ella estaba sólo interesada por el pueblo argentino, sobrevolando todo lo demás. Además, ¿quién le iba a contar, en la Argentina de ese momento, quiénes eran los Ustacha?”. Hoy, la periodista está convencida de que Evita dio aquellos pasaportes sin saber absolutamente nada de a quienes se los entregaba.
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