Siempre hay un porqué es el ciclo que el periodista Luis Novaresio pensó como un corte en la semana, dentro de Experiencia Leamos, la propuesta de lectura y charlas en comunidad para los suscriptores de Leamos.com. Una hora para apagar las urgencias y las noticias de la coyuntura e indagar los porqués de figuras relevantes de nuestra sociedad, la cultura, las artes y las ciencias. Una llave, sencilla y maestra a la vez, para conocer las razones y los relatos que nos llevan a ser quiénes somos.
En este segundo encuentro, Novaresio conversó con Flor de la V, actriz, capocómica, diva, madre, diseñadora, a quien presentó como: “una persona talentosa, que nos hace reír, que milita en el porqué en la vida misma, atropellando prejuicios, haciendo mucho por las minorías sexuales, y por combatir la discriminación”.
“Si me preguntás por mi principal porqué –confesó la invitada–, hoy me pregunto: ¿Por qué la ESI es binaria? Al principio de la cuarentena, tuve la oportunidad de interiorizarme en el tema, y tomar conciencia de que, más allá de la maravillosa ley que tiene la Argentina, lamentablemente cuando se votó no existía la ley de Matrimonio igualitario ni de Libertad de género. Es una ley de avanzada, pero aún tiene muchas falencias.”
La ESI – la ley de Educación Sexual Integral, obligatoria y transversal para todos los colegios de la Argentina–,volverá una y otra vez en la conversación: para la actriz, un verdadero tesoro a cuidar y pulir. Absolutamente consustanciada con esta lucha, de la que siente referente, y por la que siente un compromiso militante, de la V no dudó en considerar que “el origen de todas las violencias es el patriarcado y sus estereotipos”.
El siguiente es un fragmento de la entrevista.
—¿Cuándo te sentiste por primera vez discriminada?
—Yo empecé mi transición en el secundario, en 5º año. ¡En ese momento la OMS [Organización Mundial de la Salud] todavía decía que la homosexualidad era una enfermedad! Y no fue hace tanto… Yo era una cosa andrógina, me ponía pañuelos para domar mi pelo, y el director de la escuela me dijo: “Así vestido no va a entrar”. Fue el primer choque cultural que tuve, y fue en la escuela. Por eso creo que es tan importante que la sociedad entienda que la ESI no solo tiene que ver con lo sexual: lo más importante que aporta es el combate contra la violencia, la ampliación de derechos.
—Y más tarde, ¿cómo fue tu experiencia en las pantallas y la masividad?
—Cuando yo empecé, era años muy difíciles, con una televisión muy binaria y discriminadora. Pese a ello logré abrirme camino y entrar en casa de muchas de esas familias que eran prejuiciosas. He sufrido tremendamente, por sentirme diferente. Hoy a la distancia siento que todo eso fue importante para abrir caminos, cabezas, para demostrar que uno/a/e puede ser exitoso/a; y las chicas trans y travestis pueden ganar muchas batallas. Quiero dejarles a mis hijes una sociedad mucho más justa.
—¿Por qué usás el lenguaje inclusive?
—Primero, porque es un movimiento que nace de la calle y segundo, porque es una gran ampliación de derechos, que viene a romper con la estructura patriarcal tan sólida. Como referente de la comunidad LGTBIQ+ siento la obligación. Me cuesta, aunque me lleve tiempo. Y cuando hablo tengo la obligación y aunque la gente reaccione… ¡más ganas me dan de utilizarlo! Nadie quiere imponerle nada a nadie: es una forma de ampliar, como el braile o el lenguaje de señas.
—¿Cómo vivís esta época, este momento de tu vida y de tu lucha con tus hijos?
—Yo creo que la primera educación es en casa: es ahí donde los estereotipos se replican y se arman hogares sexistas. Entonces, si el colegio no tiene los recursos para manejarlo, ahí nace el bullying, por eso la ESI es importante. Con mis hijes trabajo mucho esto. Ellos se criaron en un ambiente de diversidad. También cuido los contenidos que les doy: ¡hay prejuicios y estereotipos hasta en los dibujos animados!
—¿Cómo lo explicás a tus hijos la diversidad?
—¡Como les explico cualquier cosa! Cómo se hace un puré… [risas] Lamentablemente, todavía los colectivos homoparentales siguen siendo invisibilizades. Seguimos siendo un tabú. Por eso no me canso de hablar y trabajar y transmitir. Pese a todos los avances, la educación pasa por la información y visibilizar. Y no solo hablo de la diversidad sexual: hablemos de los cuerpos hegemónicos, de la xenofobia, el color de piel. Lo que introduce la ESI es justamente la posibilidad de pensar juntes, para cuestiones en que tal vez aún no tengamos respuesta.
Ver la entrevista completa en Experiencia Leamos.
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