Es uno de los periodistas científicos más importantes del país, capaz de explicar con rigor, inteligencia y amplitud temas tan disímiles con la propagación de un virus, la historia de los dinosaurios, la conquista espacial. Hablamos de Federico Kukso, que se formó en la Universidad de Harvard y colabora con medios nacionales y del extranjero. En 2017 obtuvo el Diploma al Mérito en la categoría Comunicación-Periodismo por los premios Konex 2017. Autor de libros como El baño no fue siempre así y Todo lo que necesitás saber sobre ciencia, su trabajo más reciente, Odorama, es una obra inconcebiblemente hermosa, brillante y completa sobre la historia del olor.
En una entrevista que Ezequiel Martínez le hizo en el marco de Experiencia Leamos --el ciclo de encuentros que es exclusivo para los suscriptores de la plataforma Leamos.com--, Kukso habló de Odorama y recorrió las asombrosas historias que conectan pasado, presente y futuro a través del olfato. Para Kusko, hubo un silenciamiento olfativo: “Nunca nos detuvimos a pensar cómo en cada época los habitantes no sólo tienen una forma distinta de ver el mundo, sino también de oler, mirar y tocar”. Pero cada cultura tiene una cosmología, una suma de percepciones que van cambiando a lo largo de la historia y, “así como el cuerpo humano va cambiando sus olores, las sociedades también van cambiando su forma de oler”.
La historia de los olores, entonces, nos permite no sólo comprender qué percibían como un olor rico o feo, sino también conocer grandes mutaciones, como los cambios en los estándares higiénicos, en los gustos culinarios y en los estereotipos.
Los dioses y el olor
Lo interesante de los olores es que tienen muchas dimensiones. En las antiguas sociedades, por ejemplo, todas las grandes religiones tuvieron una relación con los dioses mediante el olor. En el antiguo Egipto, como también en el cristianismo con Jesús y la Virgen María, los dioses eran seres fragantes. En Egipto puede apreciarse, por ejemplo, la imagen del faraón Seti I ofreciéndole incienso al dios Horus. El olor se había convertido en un canal de comunicación con los dioses. A la vez, hay numerosas representaciones egipcias donde el olor es el personaje principal de los distintos ritos. “No sólo tenía que ver con lo divino o lo religioso”, dijo Kukso. “En las fiestas, por ejemplo, se ponían arriba de la cabeza un cono perfumado que a lo largo de la noche iba derritiéndose y emanaba una rica fragancia”. Para él, “no es posible concebir Egipto sin el olor”.
Otro caso es el de la antigua Grecia. El olor de un objeto, el olor de una flor, por ejemplo, no era una característica inherente a esta sino que era una propiedad que los dioses le otorgaban. “Todo esto luego va a incidir en nuestra concepción actual”, dijo Kukso. “Hoy día, entonces, uno piensa en el infierno como un lugar pestilente”. Se trata de construcciones culturales que dependen de cada época.
Para Kukso, conocer los olores no solo es interesante, sino que también sirve para tener una idea más cabal de cómo era el pasado. La imaginación olfativa, nos genera un lazo con las sociedades antiguas.
Ver la entrevista completa en Experiencia Leamos.
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