Alejandro Piscitelli: “Antes de la pandemia teníamos una educación muy mala en todo sentido”

Docente e investigador, el títular del Laboratorio de Innovación Pedagógica de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA participó del ciclo Leamos Filosofía, donde habló de su nuevo ensayo “De millennials y Z: las generaciones pasan, los problemas quedan”, contenido exclusivo de Leamos.com

Una interesantísima charla se dio esta semana entre Ezequiel Martínez y Alejandro Piscitelli en el ciclo de encuentros Leamos filosofía, que se da en el marco de la Experiencia Leamos. Piscitelli, quien desde hace 25 años es titular del Laboratorio de Innovación Pedagógica de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA y reconoce como sus mentores a Michel Foucault, Jacques Ranciere, Alain Badiou, Francisco Varela, habló de su nuevo ensayo: De millennials y Z: las generaciones pasan, los problemas quedan (IndieLibros), que se lee en exclusiva desde la plataforma Leamos.com.

El encuentro indagó sobre una pregunta que podría caracterizarse con “¿De qué manera se relacionan las nuevas generaciones con la cultura?”. Lo llamativo fue que Piscitelli partió de una forma previa a la invención de la imprenta. Antes de Gutenberg, dijo, había una serie de registros que tenían que ver con la oralidad y lo performático; las obras de Shakespeare eran obras abiertas que se interpretaban y se improvisaban en el escenario —sería sumamente atrayente leer esta idea de Piscitelli en relación al clásico de Umberto Eco—, hasta que hacia el año 1610, 1620 fueron compendiadas en un libro impreso. De alguna manera, ese hecho selló definitivamente la alianza de la cultura con el libro.

Pero ahora —y podría considerarse que este ahora es desde hace 13 años y tiene que ver con la frontera temporal que implica el surgimiento de los smartphones y la expansión de internet a todo el globo—, de alguna manera las nuevas generaciones regresan a la dinámica previa a la imprenta: la oralidad, el desvanecimiento de la figura del autor, el auge de los prosumidores —aquellos que consumen pero a la vez producen contenido—. En la actualidad hay numerosos dispositivos para intervenir en la cultura. El ejemplo más significativo actualmente podría ser el de los podcasts, aunque dista mucho de ser el único. Para explicar este presente, Piscitelli recuperó un concepto acuñado por el crítico español Jorge Carrión: todos estos dispositivos son “ocvis”: objetos culturales vagamente identificados.

"De millennials y Generación Z", de Alejandro Piscitelli (IndieLibros)

Pero claro, no sólo los modos de producción y circulación de objetos culturales son lo único que define este momento de la cultura, sino también la manera en que la sociedad —o las sociedades— se preparan para recibirlos. El mundo del 2020 tiene casi el doble de habitantes que el del siglo anterior. Eso impacta directamente en la concepción de cultura —o culturas— y plantea nuevos interrogantes que se derraman hasta la necesidad de refundar la educación. “Antes de la pandemia teníamos una muy mala educación en todo sentido”, dijo Piscitelli, “con aprendizajes fragmentados, curricula obsoleta, formación docente dispareja. La fuga a la virtualidad no va a arreglar esos problemas; puede incluso que los agrave. Y el regreso a la presencialidad, si se hace respetando la distancia social, va a ser un lío terrible porque vas a tener un tercio presencial y dos tercios de virtualidad”.

Cabría preguntarse, entonces, cuál va a ser el rol de la tecnología en la educación, pero, de nuevo, la respuesta de Piscitelli cambió el eje y fue directamente al hueso: “El aprendizaje no tiene que ver con la transmisión de contenidos sino con que el alumno pueda hacerse preguntas y conectar lo que está pasando en el afuera con la escuela”. Una de las complicaciones actuales, entonces, es que la oferta de contenidos es tanta que termina infoxicándonos; es decir, intoxicándonos de información. En ese punto, es fundamental la tarea del docente como curador y tiene que estar preparado para responder a las necesidades de cada estudiante. “Es posible una tecnología donde cada alumno tenga su propio itinerario formativo; esto marcaría la diferencia entre tener un docente para 50 alumnos y un tutor uno a uno”.

Ver la entrevista completa en Experiencia Leamos.

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