Laura Franco, Panam, lleva casi veinte años consecutivos en la televisión. En todo este tiempo ha desarrollado una relación especial con el público infantil y, con una personalidad inquieta y atrapante, ha escrito más de un centenar de canciones —que se tradujeron a más de diez idiomas—, editó una decena de discos y muchísimas obras teatrales. A través de la música ha enviado mensajes de amistad, solidaridad, respeto y amor al prójimo; también de concientización por el cuidado del medio ambiente, la paz y la igualdad.
Ahora, como contenido exclusivo de la plataforma Leamos, presenta doce libros y audiolibros en los que toma algunas de sus canciones clásicas —“Hipo del canguro”, “Abububurridos”, “Abrazo sanador”, etc.— y les da una nueva vida con una historia escrita especialmente alrededor de ellas.
“Hace muchos años”, dice Panam en diálogo con Grandes Libros, “escribí una canción llamada ‘Los Cantacuentos de Panam’, con música de mi socio Carlos Tarrio, soñando que algún día haría un audiolibro”. Aquella canción de los inicios se convirtió en la introducción de este nuevo proyecto: “Siempre tuve la fantasía de tener mis propios Cantacuentos, y hoy, gracias a la maravillosa familia de Leamos, que me acercó la propuesta de convertir mis canciones en cuentos pude lograr cumplir ese sueño. ¡Estoy más que feliz!”
—¿Cómo nacieron las historias que cuentan lo que cantan tus canciones?
—Es mucho más fácil que tener la página en blanco, ya que cada canción, en definitiva, plantea una historia. El trabajo fue extender esa historia en formato de cuento. Hay canciones donde cuento cómo nació, desde una situación cotidiana como “Estás en el horno” o “Te amodorito”. Hay canciones donde el protagonista es un personaje como en “El bicho del capricho”. Ahí el desafío fue imaginar cómo este bichito cobra vida en la cabecita de un niño y cómo logra junto a su familia “armarle las valijas” a Chicho para que se vaya. En otras canciones no hay un protagonista definido, sino que se basa en un valor: el desafío fue armar el cuento y crear nuevos personajes para que jueguen en una situación que desemboque en el mensaje que doy en la canción y que ya los chicos conocen.
—¿Qué valores querés transmitir en las canciones y los cuentos?
—Trasmito los valores que me inculcaron en mi familia. Todas las canciones tienen semillas que me han sembrado en mi infancia. Hay canciones como “La marcha de la igualdad” o “Sin etiquetas”, donde les expreso a los niños lo maravilloso que es tener la libertad de ser vos con tu voz y combatir a los prejuicios, que nacen de sobremesas familiares con largar charlas e historias que me contaron mis padres. Con su ejemplo, ellos tallaron muchísimos de los valores que vuelco las canciones.
—¿Cuál es tu “secreto” para conectar con los chicos?
—Estoy convencida de que no hay secretos ni fórmulas para conectarse con los chicos. Se da o no se da. Son ellos los que te alzan el pulgar o te lo bajan. Por esa razón me siento bendecida por recibir tanto amor incondicional desde el primer día en que comencé a manifestarles mi manera de jugar. La aceptación fue instantánea.
—Con tu experiencia en el mundo infantil, ¿ves una diferencia entre los niños de cuando empezaste y los de ahora?
—La mirada de asombro de la niñez es la misma. Por más años que pasen, los niños tienen esa capacidad maravillosa de convertir en un segundo el palo de una escoba en un caballo. Desde los prácticamente veinte años que estoy por cumplir en el mundo infantil te diría que es mi niña interior la que se conecta para jugar y disfrutar con ellos. La niñez es única e inalterable por más que pasen los tiempos.
—¿De qué manera creés que tus cantacuentos van a acompañar a los chicos y sus familias en estos tiempos aislamiento y cuarentena?
—Siempre los cuentos son una verdadera compañía, ¡con o sin cuarentena! Al leer un cuento —o al escucharlo si es que te lo cuentan— te metés en un mundo nuevo, donde estás vos junto a tu imaginación. Me encanta ese hecho mágico que se produce cuando, por ejemplo, mis chicos antes de dormir me piden que les cuente un cuento. Esa es mi gran felicidad con estos cantacuentos que acabo de narrar con mi voz. Es otra manera de continuar acompañando la infancia de mis amodorados chiquilines.
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