Si uno pudiera encuadrar en un género los libros de Daniel Colombo, tal vez podría decir que hace "autoayuda empresaria". Pero es bastante más que eso. En sus libros —tiene 28; el más reciente es Éxito emprendedor (IndieLibros)— aborda las diferentes problemáticas que atraviesa una compañía, y que no necesariamente tienen que ver con dificultades de producción o costos, sino, por el contrario, con sostener el desarrollo personal, el respeto, la posibilidad de reinventarse.
Colombo mismo es ejemplo de reinvención. Durante años dirigió una de las agencias de prensa y comunicación más importantes del país, pero en 2012, tras un encuentro con la muerte, donde pasó un mes en coma, decidió virar de rumbo, bajar el estrés, repensar hacia dónde ir.
"Yo me había entrenado como coach en la Universidad de Santa Mónica, en Estados Unidos, mucho antes de que el coaching fuera tan conocido como lo es hoy", dice Colombo ahora en diálogo con Grandes Libros. "Y entonces me decidí a retomarlo. Me gusta inspirar, mentorear, acompañar a las personas". Actualmente se dedica al coaching ejecutivo y tiene clientes en 18 países: Argentina, Chile, Perú, Bolivia, México, Panamá y Centroamérica, etc.
Entre las personas con las que trabaja hay gerentes, deportistas, presidentes. "Lo que más demanda ese segmento", dice, "es mantener alta la energía, el autoconocimiento y la felicidad interna, que es algo que muchas personas pierden en el fragor del día".
—¿Qué le diría a Macri?
—Sigo con mucha atención lo que pasa en Argentina. Le sugeriría que no pierda la conexión con lo humano y con la realidad. Es algo que he visto en todos los niveles de políticos, tanto aquí como en el exterior: pierden de vista el contacto con la realidad.
—¿Se refiere a la realidad de la sociedad o a la personal?
—Primero, la realidad de ellos, que los hace creerse algo que no son. Cualquier cargo que les es conferido, a la larga o a la corta, es temporal. Y luego, la realidad social de los países que ellos deberían ayudar a cambiar. Es muy curioso: cuando trabajás con este tipo de personalidades ves cómo lo declarativo va por un lado y la acción por el otro. Es una gran contradicción que les produce un quiebre y los lleva a realizar este tipo de búsquedas, donde pueden conversar o experimentar cosas que por ahí son muy movilizantes, pero que les permiten avanzar en un escalón mucho más importante que el cargo que tienen, que es el escalón humano.
—¿Trabaja sólo con gente que habla español?
—Sí, porque necesitás dominar el lenguaje. Se trabaja sobre las sutilezas del lenguaje. Lo dicho, lo no dicho y demás. Es importante decodificar eso y me siento mucho más cómodo haciéndolo en español.
—¿Cuál es el límite entre el coaching y la psicología?
—El coaching no es psicología ni la reemplaza. Ni siquiera la imita. El coaching es muy bueno para inspirar, para definir metas y acompañar en el proceso de concretarlas. Pero definitivamente no se pueden trabajar psicopatologías. El coaching no tiene ningún tipo de influencia en problemas basales de la personalidad de las personas. Hay que ser muy cuidadoso con eso. Lamentablemente, por la masificación del coaching salen profesionales sin experiencia que ofrecen cosas que no son y eso puede producir mucho daño. Es como un psicólogo que empieza a atender tres años antes de recibirse. Otra confusión es la de los coachs que se arrogan los cambios con frases como "hago que las cosas sucedan". El cambio lo hace la persona, no lo logra el coach. Está bien para el márketing, pero la realidad es que las personas cambian si quieren cambiar.
—¿Cuáles son los cambios más difíciles de hacer en una empresa argentina?
—El cambio de mentalidad del líder. Es fundamental, porque si el líder no cambia, la organización no va a cambiar. En el empresariado de América latina en general se cree que el líder —el dueño— puede hacer lo que quiera porque tiene todo el poder para hacerlo. Obviamente tiene el poder, pero la ejecución de las metas cotidianas y la persecución de los objetivos se llevan adelante por un equipo. Y si ese equipo no logra un umbral de satisfacción en lo que hace ni logra identificarse con el proyecto, es muy difícil alcanzar el éxito. A veces pasa que es el propio líder quien detecta la imposibilidad de seguir con el negocio como lo está haciendo y decide trabajar en una línea de habilidades blandas con todo el equipo —yo aliento que sea con toda la empresa, no sólo con los gerentes. Esos procesos dan muy buen resultado. Son lo que se llamaría procesos de transformación de la cultura organizacional.
—Con 28 libros publicados y una imagen personal consolidada, ¿por qué eligió publicar su nuevo libro en una editorial independiente digital?
—IndieLibros me pareció muy interesante porque no tiene ningún condicionamiento a la hora de publicar. Uno puede publicar lo que quiera; de hecho, aliento a toda la gente que tiene guardados sus poemas, sus libros, sus cuentos, sus ensayos, sus ficciones, que los haga trascender. Hay mucha gente que hace cosas muy buenas, pero que las deja guardadas. La oportunidad que brinda IndieLibros es muy piola para quienes no encuentran dónde publicar. Y, luego, si se esfuerzan lo suficiente en la promoción, pueden hacer rentable su proyecto.
—¿Extraña la agencia?
—No extraño absolutamente nada. Fue una experiencia fabulosa, fue maravillosa y aún hoy conservo contactos y vínculos con muchísimos clientes, pero hay momentos bisagra en la vida. A veces, las personas sienten miedo al tener que reinventarse. Uno: porque no saben cómo hacerlo. Y dos: por los contextos cambiantes de un país como Argentina. Pero, por más que haya momentos desafiantes, el resultado es siempre muy alentador. Cuando trabajás por tu cuenta, cuando sos tu marca, hay altibajos lógicos —desde no tener un sueldo fijo a fin de mes hasta tener que estar generando tus propias oportunidades— pero el camino es maravilloso.
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